jueves, 14 de diciembre de 2017

15. EL NACIMIENTO DE EROS

a. Algunos sostienen que Eros, salido del huevo del mundo, fue el primero de los dioses, pues sin él ninguno de los demás habría podido nacer; le hacen contemporáneo de la Madre Tierra y el Tártaro, y niegan que tuviera padre o madre, como ésta no fuera Ilitía, Diosa de los Alumbramientos[1].
b. Otros sostienen que era hijo de Afrodita y de Hermes o de Ares, o del propio padre de aquélla, Zeus; o hijo de Iris y del Viento Oeste. Era un niño indómito que no mostraba respeto por la edad ni la posición social, sino que volaba de un lado a otro con alas doradas disparando al azar sus flechas afiladas o incendiando desenfrenadamente los corazones con sus terribles antorchas[2].

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1. Eros («pasión sexual») era una mera abstracción para Hesíodo. Los griegos primitivos lo describían como un Ker, o «malicia» alada, como la Vejez o la Peste, en el sentido de que la pasión sexual sin freno podía perturbar la sociedad ordenada. Poetas posteriores, no obstante, encontraban un placer perverso en sus travesuras y en la época de Praxíteles se le trataba ya sentimentalmente como un hermoso joven.. Su santuario más famoso se hallaba en Tespias, donde los beocios le rendían culto como un simple pilar fálico: el pastoral Hermes o Príapo con un nombre diferente (véase 150.a). Los diversos relatos acerca de su ascendencia se explican por sí mismos. Hermes era un dios fálico; y Ares, como dios de la guerra, aumentaba el deseo en las mujeres de los guerreros. Que Afrodita era la madre de Eros y Zeus su padre es una insinuación de que la pasión sexual no se detiene ante el incesto; su nacimiento del Arco Iris y el Viento Oeste es una fantasía lírica. Ilitía, «la que viene en ayuda de las mujeres en el parto», era un título de Artemis; su significado es que no hay amor tan fuerte como el materno.
2. A Eros nunca se le consideró un dios lo suficientemente responsable como para figurar entre la familia gobernante de los doce olímpicos.





[1] Himno órfico v; Aristóteles: Metafísica i.4; Hesíodo: Teogonía 120; Meleagro: Epigramas 50; Olen, citado por Pausanias: ix.27.2.

[2] Cicerón: Sobre la naturaleza de los Dioses iii23; Virgilio: Ciris 134; Alceo, citado por Plutarco: Amatorias 20.

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