jueves, 14 de diciembre de 2017

16. NATURALEZA Y HECHOS DE POSIDÓN

a. Cuando Zeus, Posidón y Hades, después de destronar a su padre Crono, echaron suertes en un yelmo para ver quién se quedaba con el señorío del cielo, el mar y el lóbrego mundo subterráneo, dejando la tierra como propiedad de los tres, a Zeus le tocó el cielo, a Hades el mundo subterráneo y a Posidón el mar. Posidón, que es igual a su hermano Zeus en dignidad, aunque no en poder, y que es de naturaleza hosco y pendenciero, se puso inmediatamente a construir su palacio submarino frente a Ege en Eubea. En sus espaciosos establos tiene caballos de tiro blancos con cascos de bronce y crines de oro y también un carro de oro; cuando este carro se acerca las tormentas cesan instantáneamente y los monstruos marinos saltan a su alrededor[1].
b. Como necesitaba una esposa que se sintiera a gusto en las profundidades del mar, cortejó a la Nereida Tetis, pero cuando Temis le profetizó que cualquier hijo nacido de Tetis sería más importante que su padre, desistió y le permitió que se casara con un mortal llamado Peleo. Anfitrite, otra Nereida, a la que se acercó a continuación, recibió sus requerimientos amorosos con repugnancia y huyó al monte Atlas para eludirlo, pero él mandó mensajeros tras ella; entre ellos se' hallaba Delfino, quien defendió la causa de Posidón tan bien que ella cedió y le pidió que arreglara el casamiento. Posidón, agradecido, puso la imagen del mensajero entre las estrellas como una constelación, el Delfín[2].
Anfitrite le dio tres hijos a Posidón: Tritón, Rodé y Bentesicime, pero él le causó casi tantos celos como Zeus a Hera con sus amoríos con diosas, ninfas y mortales. Le disgustó, especialmente, su apasionamiento por Escila, hija de Forcis, a la que transformó en un monstruo ladrador con seis cabezas y doce pies arrojando hierbas mágicas en el estanque en que se bañaba[3].
c. Posidón codicia los reinos terrenales y en una ocasión pretendió la posesión del Ática clavando su tridente en la Acrópolis de Atenas, donde inmediatamente brotó un pozo de agua marina que todavía se puede ver; cuando sopla el Viento del Sur se puede oír el sonido del oleaje muy abajo. Más tarde, durante el reinado de Cécrope, Atenea fue a tomar posesión del Ática de una manera más apacible, plantando el primer olivo junto al pozo. Posidón, furioso, la desafió a un combate singular, y Atenea habría aceptado si no se hubiera interpuesto Zeus, quien les ordenó que sometieran la disputa a arbitraje. En consecuencia, al poco tiempo se presentaron ante un tribunal divino compuesto por sus compañeros los otros dioses celestiales, quienes apelaron a Cécrope para que diera testimonio. El propio Zeus no expuso opinión alguna, pero mientras todos los otros dioses apoyaron a Posidón, todas las diosas apoyaron a Atenea. En consecuencia, por mayoría de un voto, el tribunal decidió que Atenea tenía más derecho al país, porque le había dado el mejor don.
d. Muy ofendido, Posidón envió olas gigantescas para que inundara la Llanura Triasiana, donde se hallaba Arene, la ciudad de Atenea, y en consecuencia la diosa fijó su residencia en Atenas, a la que también dio su nombre. Sin embargo, para aplacar la ira de Posidón, se prohibió a las mujeres de Atenas el voto y a los hombre que llevaran los nombres de sus madres como había sucedido hasta entonces[4].
e. Posidón también le disputó Trecén a Atenea, y en esta ocasión Zeus ordenó que la ciudad fuese compartida igualmente por ambos, arreglo desagradable para los dos. Luego trató sin éxito de reclamar Egina a Zeus, y Naxos a Dioniso; y cuando disputó Corinto con Helio recibió solamente el Istmo, en tanto que a Helio se le concedió la acrópolis. Furioso, trató de arrebatar Argólide a Hera, y otra vez estaba dispuesto a pelear, negándose a comparecer ante los olímpicos, quienes, según él, tenían prejuicios en su contra. Por consiguiente, Zeus remitió el asunto a los dioses fluviales Inaco, Cefiso y Asterión, quienes sentenciaron en favor de Hera. Como le habían prohibido que se vengara con una inundación como anteriormente, hizo exactamente lo opuesto: secó los ríos de sus jueces de modo que ya no fluyen jamás en verano. Sin embargo, en atención a Amimone, una de las Danaides, angustiada con aquella sequía, hizo que el río argivo Lerna fluyese perpetuamente[5].
f. Se jacta de haber creado el caballo, aunque algunos dicen que, cuando era recién nacido, Rea dio a comer uno a Crono, y de haber inventado la brida, aunque Atenea lo había hecho antes que él, pero nadie discute su pretensión de haber instituido la carrera de caballos. Ciertamente, los caballos están consagrados a él, quizá a causa de su amorosa persecución de Deméter, cuando ella buscaba llorosa a su hija Perséfone. Se dice que Deméter, cansada y desalentada por su búsqueda y sintiéndose poco dispuesta a coquetear con dioses o titanes, se transformó en una yegua y comenzó a pacer con el ganado de un tal Onco, un hijo de Apolo que reinaba en Onceo, Arcadia. Sin embargo, no logró engañar a Posidón, quien se transformó en un caballo semental y la cubrió; de esa unión escandalosa nacieron la ninfa Despeina y el caballo salvaje Arión. La ira de Deméter fue tan grande que todavía se le rinde culto localmente como «Deméter la Furia»[6].

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1. Tetis, Anfitrite y Nereis eran diferentes títulos locales de la triple diosa Luna como gobernante del mar, y como Posidón era el dios Padre de los eolios dedicados al mar, pretendía ser su esposo dondequiera que ella tuviese adoradores. Peleo se casó con Tetis en el monte Pelión (véase 81.1). Nereis significa «la mojada» y el nombre de Anfitrite se refiere al «tercer elemento», el mar, que se extiende alrededor de la tierra, el primer elemento, y sobre la cual se eleva el segundo elemento, el aire. En los poemas homéricos Anfitrite significa simplemente «el mar» y no está personificada como la esposa de Posidón. Su renuencia a casarse con Posidón iguala a la de Hera a casarse con Zeus y la de Perséfone a casarse con Hades; el casamiento implicaba la intervención de sacerdotes varones en el manejo femenino de la industria pesquera. La fábula de Delfino es una alegoría sentimental: los delfines aparecen cuando se calma el mar. Los hijos de Anfitrite constituían una tríada: Tritón, la nueva luna propicia: Rodé, la luna llena de la cosecha, y Bentesicime, la luna vieja peligrosa. Pero Tritón fue posteriormente masculinizada. Ege se hallaba en el lado resguardado beocio de Eubea y servía como puerto de Orcómeno; y fue por estos alrededores donde se concentró la expedición naval contra Troya.
2. La fábula de la venganza de Anfitrite contra Escila tiene su paralelo en la de Pasífae contra otra Escila (véase 91.2). Escila («la que desgarra» o «cachorro») es simplemente un aspecto desagradable de ella misma: Hécate, la diosa de la Muerte de cabeza de perro (véase 31.f), que se hallaba en su elemento tanto en tierra como en las olas. La impresión de un sello de Cnosos la muestra amenazando a un hombre en una embarcación, así como amenazó a Odiseo en el estrecho de Mesina (véase 170.t). El relato citado por Tzetzes parece haber sido deducido equivocadamente de la pintura de un jarrón antiguo en el que Anfitrite aparece junto a un estanque ocupado por un monstruo con cabeza de perro; en el otro lado del jarrón aparece un héroe ahogado atrapado entre dos tríadas de diosas con cabeza de perro a la entrada del Infierno (véase 31.a y 134.1).
3. Las tentativas de Posidón para apoderarse de ciertas ciudades son mitos políticos. Su disputa por Atenas indica una tentativa desafortunada para hacerse el dios tutelar de la ciudad en lugar de Atenea. Sin embargo, la victoria de ésta fue menoscabada por una concesión al patriarcado: los atenienses abandonaron la costumbre cretense que prevaleció en Caria hasta la época clásica (Herodoto: i.173) cuando dejaron de adoptar los nombres de sus madres. Varrón, quien da este detalle, explica el juicio como un plebiscito de todos los hombres y mujeres de Atenas.
Es evidente que los pelasgos jonios de Atenas fueron vencidos por los eolios y que Atenea reconquistó su soberanía sólo mediante una alianza con los aqueos de Zeus, quienes más tarde hicieron que repudiase la paternidad de Posidón y admitiera que había renacido de la cabeza de Zeus.
4. El olivo cultivado fue importado originalmente de Libia, lo que apoya el mito del origen libio de Atenea; pero lo que trajo sería solamente un esqueje; el olivo cultivado no se reproduce puro, sino que siempre hay que injertarlo en el acebuche u oleastro. El árbol de Atenea se mostraba todavía en Atenas en el siglo n d. de C. La inundación de la llanura triasiana es probablemente un acontecimiento histórico, pero no se puede fechar. Es posible que a comienzos del siglo xiv a. d. C., que, según calculan los meteorólogos, fue un período de máximas precipitaciones pluviales, los ríos de Arcadia nunca estuvieron secos y que su agotamiento subsiguiente fuese atribuido a la venganza de Posidón. El culto del Sol pre-heleno en Corinto está bien demostrado (Pausanias: ii.4.7; véase 67.2).
5. El mito de Deméter y Posidón constata una invasión helena de Arcadia. Deméter era representada en Figalia como la patrona con cabeza de yegua del culto del caballo pre-heleno. Los caballos eran consagrados a la luna, porque sus cascos hacen una marca en forma de luna y a la luna se la consideraba como la fuente de toda agua; de aquí la asociación de Pegaso con los manantiales de agua (véase 75.b). Los helenos primitivos introdujeron en Grecia desde la Transcaspiana una nueva raza caballar, pues la variedad nativa tenía más o menos el tamaño de un caballito de Shetland y no servía para el tiro. Parecen haberse apoderado de los centros del culto del caballo, donde sus reyes guerreros se casaron por la fuerza con las sacerdotisas locales y conquistaron así el derecho al país, suprimiendo incidentalmente las orgías de las yeguas salvajes (véase 72.4). Los caballos sagrados Arión y Despoina (éste era un título de Deméter misma) fueron reivindicados entonces como hijos de Posidón. Amimone puede haber sido un nombre de la diosa en Lerna, el centro del culto del agua danaide (véase 60.g y 4).
6. Deméter, como Furia, lo mismo que Némesis como Furia (véase 32.3), era la diosa en su estado de ánimo asesino anual; y el relato referido también a Posidón y Deméter en Felpusa (Pausanias: viii.42) y a Posidón y una Furia sin nombre en la fuente de Tilfusa en Beocia (Escoliasta sobre la Ilíada de Hornero xxiii.346) era ya vieja cuando llegaron los helenos. Aparece en la literatura sagrada india primitiva, en la que Saranyu se transforma en una yegua y Vivaswat en un caballo semental que la cubre: el fruto de esa unión son los dos heroicos Asvins. «Deméter Erinia» puede, en efecto, estar en lugar, no de «Deméter la Furia», sino de «Deméter Saranyu», en un intento de conciliar a las dos culturas guerreras, pero para los resentidos pelasgos Deméter había sido, y seguía siendo, ultrajada.



[1] Homero: Ilíada xv.187-93; xiii.21-30; Odisea v.381; Apolonio de Rodas: iii.1240.

[2] Apolodoro: iii.13.5; Higinio: Astronomía poética ii.17.

[3] Tzetzes: Sobre Licofrón 45 y 50.

[4] Herodoto: viii.55; Apolodoro: iii.14.1; Pausanias: i.24.3; Agustín: Sobre la Ciudad de Dios xviii.9; Higinio: Fábula 164.

[5] Pausanias: ii.30.6; Plutarco:. Banquetes ix.6; Pausanias: ii.1.6; ii.15.5; ii.22.5.

[6] Píndaro: Odas píticas vi.50; Pausanias: viii.25.3-5; Apolodoro: iii.6.8.

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