a. Urano engendró a los Titanes
en la Madre Tierra después de haber arrojado a sus hijos rebeldes, los
Cíclopes, al Tártaro, lugar tenebroso en el mundo subterráneo que se halla A la
misma distancia de la tierra que la tierra del cielo; un yunque que cayera
tardaría nueve días en llegar a su fondo. En venganza, la Madre Tierra incitó a
los Titanes a que atacaran a su padre, y ellos lo hicieron, encabezados por
Crono, el más joven de los siete, al que ella armó con una hoz de pedernal.
Sorprendieron a Urano mientras dormía y fue con esa hoz de pedernal con lo que
le castró el cruel Crono, asiendo sus órganos genitales con la mano izquierda
(la que desde entonces ha sido la mano de mal agüero), y luego los arrojó al
mar. junto con la hoz, desde el cabo Drépano. Pero algunas gotas de la sangre
que fluía de la herida cayeron sobre la Madre Tierra, y ésta dio a luz a las
Tres Erinias, furias que vengan los crímenes de parricidio y perjurio y se
llaman Alecto, Tisífone y Megera. Las ninfas del fresno, llamadas Melíades,
nacieron también de esa sangre.
b. Los Titanes pusieron en libertad a los Cíclopes
que estaban en el Tártaro y concedieron la soberanía de la tierra a Crono.
Sin embargo, tan pronto como Crono se encontró en el
mando supremo volvió a confinar a los Cíclopes en el Tártaro,
juntamente con los gigantes de cien manos, tomó como esposa a su hermana Rea y
gobernó en Elide[1].
*
1. Hesíodo, quien registra el mito, era cadmeo, y
los cadmeos provenían del Asia Menor (véase 59.5), probablemente a causa de la
caída del imperio hitita, y llevaron consigo la fábula de la castración de
Urano. Se sabe, no obstante, que el mito no era de creación hitita, pues se ha
descubierto una versión hurrita (horita) anterior. La versión de Hesíodo puede
reflejar una alianza entre los diversos pobladores pre-helénicos de la Grecia
central y meridional, cuyas tribus dominantes favorecían el culto de los
Titanes, contra los invasores helenos primitivos provenientes del norte.
Obtuvieron el triunfo en la guerra, pero inmediatamente después reclamaron la
soberanía sobre los nativos septentrionales a los que habían liberado. La
castración de Urano no es necesariamente metafórica si algunos de los
vencedores provenían del África oriental, donde, hasta el presente, los
guerreros gallas llevan al combate una hoz en miniatura para castrar a sus
enemigos; hay estrechas afinidades entre los ritos religiosos del este de
África y los de la Grecia primitiva.
2. Los griegos posteriores leían «Crono» como Chronos. «Padre Tiempo» con su hoz
implacable. Pero se le representa en compañía de un cuervo, como, a Apolo,
Asclepio, Saturno y al dios británico primitivo Bran; y cronos significa probablemente «cuervo», como la palabra latina cornix y la griega corone. El cuervo era una ave oracular y se suponía que albergaba
el alma de un rey sagrado después de su sacrificio (véase 25.5 y.50.1).
3. Aquí las tres Erinias, o Furias, que nacieron de
las gotas de la sangre de Urano, son la triple diosa misma; es decir, que
durante el sacrificio del rey, destinado a hacer que fructificasen los
sembrados y huertos, sus sacerdotisas debían llevar máscaras de Gorgona
amenazadoras para ahuyentar a los visitantes profanos. Sus órganos genitales
parecen haber sido arrojados al mar para estimular la procreación de los peces.
El mitógrafo entiende que las vengativas Erinias aconsejaron a Zeus que no
castrara a Crono con la misma hoz, pero su función original consistía en vengar
daños causados solamente a una madre, o a un suplicante que pedía la protección
de
la diosa del Hogar (véase 105.k, 107.d y 113.a), y
no a un padre.
4. Las ninfas del fresno son las tres Furias en
estado de ánimo más benigno: el rey sagrado estaba dedicado al fresno, empleado
originalmente en las ceremonias para provocar la lluvia (véase 57.1). En
Escandinavia llegó a ser el árbol de la magia universal; las Tres Normas, o
Parcas, dispensaban la justicia bajo un fresno del que Odín, al reclamar la
paternidad de la humanidad, hizo su corcel mágico. Las mujeres deben haber sido
las primeras hacedoras de lluvia en Grecia, igual que en Libia.
5. Las hoces de hueso neolíticas, dentadas con
pedernal u obsidiana, parecen haber seguido en uso ritual mucho tiempo después
de su sustitución, como instrumentos agrícolas, por hoces de bronce y hierro.
6. Los hititas hacen que Kumarbi (Crono) arranque de
un mordisco los órganos genitales del dios del Cielo Anu (Urano), trague parte
del semen y escupa el resto sobre el monte Kansura, donde se convierte en una
diosa; el Dios del Amor así concebido por él es cortado de su costado por Ea,
el hermano de Anu. Estos dos nacimientos fueron combinados por los griegos en
la fábula de cómo Afrodita surgió de un mar impregnado por, los órganos
genitales cortados de Urano (véase 10.b). Kumarbi da nacimiento luego a un hijo
extraído de su muslo —del mismo modo en que Dionisio volvió a nacer de Zeus
(véase 27.b)—, quien viaja en un carro de tempestad tirado por un toro y va en
ayuda de Anu. El «cuchillo que separó la tierra del cielo» se encuentra en la
misma fábula como el arma con que el hijo de Kumanbi, el gigante Ullikummi
nacido de la tierra, es destruido (véase 35.4).
[1]
Hesíodo: Teogonía 133-87 y 616-23; Apolodoro:
i.1.4-5; Servio sobre la Eneida de
Virgilio v.801.
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