domingo, 24 de diciembre de 2017

Atlas histórico del mundo griego antiguo Adolfo J Domínguez José Pascual Las Confederaciones beocias en la época clásica

La antigua Beocia, que llegó a ser una de las potencias más importantes del mundo griego, ocupaba, con sus 2.800 km2, buena parte de la Hélade central. Poblada desde muy antiguo (en el Paleolítico, Neolítico, Heládico Antiguo y Medio), en época micénica (Heládi- co Reciente, 1600-1200) la región parece estar repartida entre dos grandes reinos, Orcómeno y Tebas. El final del mundo micénico supuso una verdadera catástrofe poblacional, de hecho, de los treinta y nueve asentamientos agrupados conocidos hacia 1200 quedan únicamente cinco o seis hacia 900. Esta reducción continuada de población debe relacionarse no sólo con las turbulencias que clausuraron la Edad del Bronce, sino también con la migración beocia (c. 1150-950), el desplazamiento de los beocios desde Tesalia a la región que habrían de ocupar a partir deentonces. Este período conflictivo finalizaría hacia la segunda mitad del siglo x, dando paso a unas condiciones de vida más pacíficas y a una cierta recuperación demográfica. En el último tercio del siglo VIII vemos surgir un buen número de asentamientos agrupados. Es en este momento en el que podemos datar probablemente el nacimiento y la configuración de las póleis beocias. El siglo VII, poco conocido, se caracterizaría por la consolidación de las póleis beocias, el crecimiento demográfico y una fuerte colonización interna de la región que, a la vez que aumentaba las propiedades de la aristocracia, preservaba los lotes campesinos. A principios del siglo VI, Beocia atravesó un corto período de sometimiento a los tesalios del que se liberó en571. La época posterior se distinguió por la continuidad del crecimiento demográfico y de la colonización interna y, sobre todo, por los enfrentamientos entre las diferentes póleis. Fruto de esto último fueron el posible debilitamiento de Orcómeno, que corre paralelo al progresivo fortalecimiento de Tebas y el nacimiento de la Confederación beocia hacia 520.
De este modo, la creación de la Confederación cristalizó el sentimiento étnico beocio, obedeció al deseo de algunas póleis de alcanzar un cierto nivel de seguridad y sobre todo a la pretensión tebana de dotarse de un instrumento válido para asentar su hegemonía en Beocia. En el período anterior a la Segunda Guerra Médica (c. 520-480) la Confederación se fundamentó sobre el establecimiento de un estrecho régimen oligárquico en el que un reducido número de familias aristocráticas monopolizaban el poder. Esta oligarquía dinástica era la norma también en todas las póleis. La única institución federal atestiguada con seguridad es el colegio de los beotarcos, cuyo número ignoramos, que constituyen losprincipales magistrados, con poderes para movilizar al ejército federal y dirigir las operaciones militares (Hdt., 7.205.2, 222, 223, 9.15.1; Plu., Mor., 866e-867a). Heródoto (5.79.2) menciona un Consejo (Halia) que parece ser una institución tebana y, asimismo, un hipar- co que manda los jinetes tebanos en la batalla de Platea (Hdt., 9.69). Quizá, a través de las instituciones de Tebas, que era la pólis hegemónica, podamos inferir que, además de los beotarcos, la Confederación contaba también con un Consejo y un hiparco federales. Finalmente, las póleis disponían asimismo de un arconte epónimo, que daba nombre al año civil y que representaba a la comunidad al menos en el ámbito religioso.
A finales del siglo VI la Confederación incluía la práctica totalidad de Beocia salvo Platea, la Parasopia (el resto de la región fronteriza con Atenas) y Oropo. Hacia 509, los beocios atacaron Platea pero los atenienses, aliados de los píateos, intervinieron, derrotaron a los beocios y mantuvieron la independencia de Platea. Los beocios buscaron la revancha en 506, en alianza con Calcis, y en 505, con la ayuda de los eginetas, pero en ambas ocasiones fueron nuevamente batidos por Atenas.
La Segunda Guerra Médica supuso un verdadero desastre para Beocia. En medio de tensiones entre póleis y los enfrentamientos entre facciones políticas, los beocios se alinearon primero en el lado griego y luego, excepto Tespias, se pasaron a los persas por lo que fueron severamente castigados. Es posible que después de la Segunda Guerra Médica la Confederación no fuera disuelta y que se implantara en las póleis beocias una oligarquía moderada más amplia que el estrecho régimen aristocrático anterior. Tebas perdió ahora la hegemonía (Diod., 11.81.2; Justino, 3.6.10) que pudo pasar a Tanagra, Platea permaneció fuera de la Confederación y quizá Orcómeno se saliera también de la misma. Este período oscuro y desafortunado de la historia beocia culminó en la batalla de Enofita (457), donde triunfaron los atenienses y sometieron toda la región, imponiendo además la democracia al menos en algunas ciudades como en el caso de Tebas (Arist., Pol., 1302b 29-32). Una vez más, no sabemos si la Confederación persistió tras la victoria ateniense; quizá continuara existiendo colocada ahora bajo la hegemonía de Atenas. Sin embargo, en 446, en la batalla de Coronea, los beocios, liderados por Tebas, se libraron de la dominación ateniense. Después de Coronea, se restableció en toda Beocia una oligarquía moderada y se reorganizó la estructura federal sentando las bases del sistema que habría de perdurar hasta la Paz del Rey (386).
Después de 446, dentro de la alianza lacedemonia, la Confederación tuvo una destacada participación en la Guerra del Peloponeso y contribuyó de manera decisiva a la victoria final sobre los atenienses. La incursión tebana sobre Platea (431) sirvió de detonante de las hostilidades y desde 430 beocios y peloponesios asediaron Platea, que capituló en 427. Su territorio fue unido a Tebas en 426. En 424, los beocios obtuvieron una resonante victoria sobre los atenienses en Delión. Desde 413, se beneficiaron del saqueo del Ática y, en la última parte de la guerra, combatieron en la Jonia llegando a construir una flota de unos cincuenta trirremes.

Tras el final de la Guerra del Peloponeso, en la primavera de 404, sólo Oropo escapaba al control de la Confederación. Los beocios la sometieron hacia 401, aunque no parece que fuera incluida en la organización federal hasta algún tiempo después (c. 395). Ciertamente, la Confederación beocia y sobre todo Tebas habían salido fortalecidas de la Guerra del Peloponeso pero los beocios se hallaban lejos de sentirse satisfechos conlos frutos de la victoria. No sólo el imperialismo espartano frenó sus aspiraciones de expansión, sino que además las intervenciones lacedemonias en Atenas (404-403) y en Grecia central (399) representaron una seria amenaza para sus intereses vitales. En creciente tensión con Esparta, los beocios se negaron a participar en las expediciones espartanas (Atenas en 403, Élide en 400, Asia en 396) y los filolaconios fueron desplazados del poder en favor de las facciones antiespartanas, que terminaron por llevar la Confederación a la guerra contra Esparta (Guerra de Corinto, 395-386). El conflicto resultó, sin embargo, desastroso y la firma de la Paz del Rey (primavera de 386) trajo consigo la disolución de la Confederación y la vuelta al poder de los oligarcas filolaconios en las distintas póleis beocias. En medio de una situación general de debilidad, los espartanos llegaron incluso a establecer una guarnición en Tebas (382-379).

Los ciudadanos beocios se distribuían en once unidades iguales (distritos), que se repartían asimétricamente entre las póleis federadas. Cada distrito elegía un beotarco, sesenta consejeros y un cierto número de jueces para el tribunal federal y contribuía al ejército y al tesoro federales. Los Once beotarcos, los magistrados más importantes, mandaban el ejército federal y podían presentar propuestas y hablar ante el Consejo federal. Éste, la institución principal, se componía de 660 consejeros que se subdividían a su vez en cuatro pequeños consejos de 165 miembros. Cada trimestre, uno de los pequeños consejos preparaba las decisiones que se tomaban en la sesión conjunta de los cuatro consejos. El Consejo federal podía elegir también algunos magistrados federales.
Conocemos con cierto detalle la estructura federal entre los años 446 a 386. En este período la Confederación beocia se basaba en la implantación de una oligarquía moderada, en la que se requería el nivel mínimo de renta de un hoplita para poder participar en la vida política, y en el desarrollo de un sofisticado sistema institucional. Todo el territorio federal se dividía en once distritos igualitarios con la finalidad de distribuir cargas y derechos. Así, cada distrito (meros) servía como unidad de reclutamiento militar, fiscal y electoral y debía aportar mil hoplitas y cien jinetes al ejército federal, una contribución económica (eisfora) idéntica al tesoro confederal y un beotarco, sesenta consejeros y un cierto número de jueces a las instituciones federales.
La Confederación incluía once póleis pero, como éstas tenían distinto tamaño e importancia, los once distritos se repartían de manera asimétrica entre todas ellas. Así, Tebas contaba con cuatro distritos; Tespias con dos y Tanagra con uno. Orcómeno e Hisias sumaban conjuntamente dos distritos, distribuidos probablemente en un distrito y dos tercios de otro para Orcómeno y un tercio para Hisias. Haliarto, Lebadea y Coronea reunían un único distrito (con un tercio para cada pólis) y Copas, Acrefia y Queronea disponían de otro conjunto.
Los órganos federales tenían su sede en Tebas, que ejercía de capital confederal. El consejo federal estaba compuesto por seiscientos sesenta consejeros (sesenta por distrito) y se dividía en cuatro consejos (synedria) de ciento sesenta y cinco miembros cada uno. Cada trimestre, por turno rotatorio, uno de los pequeños consejos ejercía la presidencia y preparaba las decisiones que habrían de tomarse en la sesión conjunta de los cuatro consejos. Los Consejos tenían competencias en política exterior y en materia legislativa y supervisaban, en general, el funcionamiento de toda la Confederación. Estamos, pues, ante un verdadero gobierno representativo en el que un cuerpo de seiscientos sesenta consejeros resolvía en nombre de todos los beocios. Con este sistema se eliminaba, además, la necesidad de una asamblea más amplia. El tesoro federal administraba las contribuciones que las póleis aportaban según la división en distritos y, como contaba con la única ceca de toda Beocia, acuñaba la moneda federal. El tribunal federal era competente en los procesos contra los magistrados federales, contra quienes desearan subvertir el régimen político y veía los litigios entre las póleis o entre particulares de distintas póleis.
Las magistraturas federales eran anuales, se elegían a través del voto y al menos en algunas de ellas se contemplaba la reelección sin límite. Los once beotarcos formaban elcolegio de los magistrados más importante de la Confederación. Los beotarcos mandaban el ejército federal, presentaban propuestas a los Consejos federales, manejaban fondos públicos y disponían de poderes de investigación y arresto contra los conspiradores que pretendieran alterar el régimen federal. La Confederación contaba además con un hiparco federal, jefe de la caballería, y un navarco o comandante de la flota.
El ejército federal comprendía 11.000 hoplitas y 1.100 jinetes. La infantería se dividía en compañías (lochoi) de unos trescientos hoplitas al mando de un lochagós, mientras que la caballería se distribuía en escuadrones (hilas) de unos treinta jinetes al mando de un hilarco. Además el ejército contaba con un cuerpo de infantería ligera (psiloi), posiblemente de unos 11.000 hombres, reclutados a razón de mil por distrito, y una infantería ligera auxiliar de la caballería (hamippoi pezoi) en un número similar a los jinetes (unos mil cien). Finalmente, las póleis federales beocias se organizaban internamente de una manera similar a la estructura federal. Poseían, pues, el mismo régimen oligárquico y un Consejo cuatripartito.
En diciembre de 379 los demócratas tebanos eliminaron a los oligarcas filolaconios, expulsaron a la guarnición espartana y proclamaron la reconstrucción de la Confederación beocia. Los espartanos reaccionaron inmediatamente enviando expediciones militares contra Tebas y estableciendo guarniciones en varias póleis beocias. Sin embargo, los demócratas, entre los que destacaban Epaminondas y Pelópidas, lideraron con éxito la resistencia. Hicieron frente a tres invasiones espartanas (378-377) y desencadenaron una auténtica guerra de guerrillas contra otras póleis beocias y sus guarniciones lacedemonias. La Paz de 375 obligó a la retirada de las guarniciones laconias y abrió la puerta a la expansión tebana y de la propia Confederación de modo que, en 371, sólo Orcómeno y Oropo permanecían fuera de la organización federal, liderada nuevamente por Tebas. En la batalla de Leuctra (verano de 371) los beocios (excepto los orcomenios y los tespieos), dirigidos por Tebas, acabaron con el predominio espartano en Grecia y dieron principio a un corto período de hegemonía (371-356). En este período los beocios renunciaron al cobro de un tributo regular, aunque aceptaron contribuciones extraordinarias en tiempo de guerra, y basaron su hegemonía en un sistema de alianzas bilaterales y en la introducción de un número limitado de guarniciones en las áreas más expuestas (Tegea, Mesene, Sición). Desde el punto de vista militar crearon el batallón sagrado, un cuerpo selecto de trescientos hoplitas tebanos mantenidos a sueldo por el Estado, en tiempo de guerra o de paz, y que constituía la vanguardia de la falange, revalorizaron el papel de la caballería, dispusieron en el ala izquierda los contingentes mejores (anteriormente éstos se situaban en el ala derecha) y aplicaron el llamado ataque en orden oblicuo, que consistía en adelantar el lado izquierdo de la falange, buscando la ruptura de la línea enemiga, antes de que ésta pudiera entrar en contacto con el ala derecha propia.
El triunfo de los demócratas tebanos en 379 llevó a la organización de una nueva Confederación que tenía como base el sistema democrático y de la que, desgraciadamente, conocemos de manera muy sucinta sus instituciones y funcionamiento. La asamblea (damos) de los beocios era el órgano federal principal y estaba abierta a todos los ciudadanos beocios mayores de dieciocho años. El voto personal beneficiaba a Tebas, la ciudad de población más numerosa y lugar de reunión de la asamblea federal. Existía además un tribunal federal democrático cuyos jueces eran posiblemente extraídos por sorteo y, asimismo, aunque no se encuentren expresamente atestiguados, un tesoro federal, que acuña la moneda beocia del período, y un consejo federal que preparaba las reuniones de la asamblea. El colegio de beotarcos, en este período en número de siete (probablemente al menos cuatro eran tebanos), continuaba siendo el cuerpo de magistrados principal. A través del colegio de beotarcos podemos suponer quizá la pervivencia del antiguo sistema de distritos que se habrían reducido ahora a siete. La Confederación contaba también con un arconte federal epónimo, un hiparco, jefe de la caballería y posiblemente un navarco, almirante de la flota.
Las póleis beocias gozaban del mismo sistema democrático que se había implantado en la Confederación con un arconte local epónimo, un colegio de polemarcos, una magistratura local parangonable a los beotarcos federales, un consejo y una asamblea. Esta Confederación democrática perduró desde 379 hasta que fue disuelta por Filipo II de Macedonia en 338.

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