a. Belo tenía una hermosa hija llamada Lamia que
gobernó en Libia y a la que Zeus, agradecido por sus favores, otorgó la facultad
singular de quitarse los ojos y volver a ponérselos a su voluntad. Le dio
varios hijos, pero todo ellos, menos Escila, fueron muertos por Hera en un
arrebato de celos. Lamia se vengó matando a los hijos de otros y obró con tanta
crueldad que su rostro se convirtió en una máscara espantosa.
b. Posteriormente se agregó al grupo de las Empusas
yaciendo con jóvenes y chupándoles la sangre mientras dormían[1].
*
1. Lamia era la libia Neith, la diosa del Amor y la
Batalla, llamada también Anatha y Atenea (véase 8.1, 25.2 y 61.1), cuyo culto suprimieron los aqueos; como Alfito de Arcadia,
terminó siendo un coco para los niños (véase 52.7). Su nombre, Lamia, parece
ser análogo a lamyros («glotón»), de laimos («gaznate») ; así, de una mujer:
«lasciva», y su feo rostro es la máscara de gorgona profiláctica que llevaban
sus sacerdotisas durante los Misterios (véase 33.3), de los que el infanticidio
era parte integral. Los ojos removibles de Lamia han sido deducidos quizá de
una ilustración en que aparecía la diosa otorgando la visión mística a un héroe
mediante la entrega de un ojo (véase 73.8). Las Empusas eran incubas (véase
55.1).
[1]
Diodoro Sículo: xx.41;
Suidas sub Lamia; Plutarco: Sobre la curiosidad 2; Escoliasta sobre La paz de Aristófanes 757; Estrabón:
i.11.8; Eustacio sobre Homero: p. 1714; Aristóteles: Ética vii.5.
No hay comentarios:
Publicar un comentario