a. Las cincuenta Nereidas, acompañantes amables y
benéficas de la diosa del Mar, Tetis, con sirenas, hijas de la ninfa Dóride y Nereo, el anciano profetice del mar, que tiene la
facultad de transformase[1].
b. Las Fórcides, sus primas, hijas de Ceto y Forcis,
otro sabio anciano del mar, son Ladón, Equidna y las tres Gorgonas que habitan
en Libia; las tres grayas y, según dicen algunos, las tres Hespérides. Las
Gorgonas se llamaban Esteno, Euríale y Medusa, todas ellas bellas en un tiempo.
Pero una noche Medusa se acostó con Posidón, y Atenea, furiosa porque lo habían
hecho en uno de sus templos, la transformó en un monstruo alado con ojos deslumbrantes,
grandes dientes, lengua saliente, garras afiladas y cabellos de serpientes,
cuya mirada convertía a los hombres en piedra. Cuando finalmente Perseo
decapitó a Medusa y los hijos de Posidón, Crisaor y Pegaso, nacieron de su
cadáver, Atenea fijó la cabeza a su égida; pero algunos dicen que la égida
estaba hecha con la propia piel de Medusa que le había arrancado Atenea[2].
c. Las Grayas tenían el rostro bello y parecían
cisnes, pero con el cabello gris desde el nacimiento y sólo un ojo y un diente
entre las tres. Se llamaban Enio, Pefredo y Diño[3].
d. Las tres Hespérides, llamadas Hesperetusa, Egle y
Eritia, viven en el jardín más occidental que la Madre Tierra dio a Hera.
Algunos las llamaban hijas de la Noche, otros de Atlante y de Hésperide, hija
de Héspero; cantan melodiosamente[4].
e. La mitad de Equidna era una
mujer hermosa y la otra mitad una serpiente moteada. En un tiempo vivía en una
profunda cueva entre los arimos, donde comía hombres crudos y dio una progenie
de monstruos espantosos a su esposo Tifón, pero Argo, el de cien ojos, la mató
mientras dormía[5].
f. Ladón era completamente serpiente, aunque estaba
dotada con la facultad del habla humana, y guardó las manzanas de oro de las
Hespérides hasta que la mató Heracles[6].
g. Nereo, Forcis, Taumante, Euribia y Ceto eran
todos hijos de Ponto y la Madre Tierra; por lo que las Fórcides y Nereidas alegan
ser primas de las Harpías. Éstas son las hijas de cabello rubio y alas rápidas
de Taumante y la ninfa oceánica Electra, arrebatan a los criminales para que
los castiguen las Erinias y viven en una cueva de Creta[7].
*
1. Parece que el título Eurínome («amplio gobierno»
o «amplio viaje») de la diosa Luna la proclamaba gobernante del cielo y de la
tierra; Euribia («amplia fuerza»), gobernante del mar; Eurídice («amplia
justicia»), la gobernante apresadora de serpientes del Infierno. Se le ofrecían
sacrificios humanos masculinos como Eurídice. y causaba la muerte de esas
víctimas, al parecer, el veneno de una víbora (véase 28.4, 154.b y 168.e). La
muerte de Equidna por Argo se refiere probablemente a la supresión del culto
argivo de la diosa Serpiente. Su hermano Ladón es la serpiente oracular que
frecuenta todos los paraísos y se enrolla alrededor del manzano (véase 133.4).
2. Entre los otros títulos marinos de Euribia
figuraban Tetis («la que dispone»), o su variante Tethys; Ceto, como el
monstruo marino que corresponde al hebreo Rahab o al babilonio Tiamat (véase
73.7); Nereíde como la diosa del elemento húmedo; Electra, como proveedora de
ámbar, producto marítimo muy apreciado por los antiguos (véase 148.11);
Taumante, como maravillosa; y Dáride, como generosa. Nereo —alias Proteo («primer hombre»)—, el
«anciano del mar» profético, quien tomó su nombre de Nereíde y no al contrario, parece haber sido un rey sagrado oracular enterrado en una
isla costeña (véase 133.d); se le representa en la pintura de un ánfora
primitiva con la cola de pez y un león, un ciervo y una víbora saliendo de su
cuerpo. Proteo, en la Odisea, cambia igualmente de formas, para indicar las
estaciones a través de las cuales el rey sagrado iba del nacimiento a la muerte
(véase 30.1).
3. Las cincuenta Nereidas parecen haber sido un
colegio de cincuenta sacerdotisas de la Luna cuyos ritos mágicos aseguraban una
buena pesca; y las Gorgonas, representantes de la diosa triple, llevaban
máscaras profilácticas —con el ceño fruncido, ojos deslumbradores y la lengua
salida entre los dientes descarnados— para asustar a los extraños y alejarlos
de los Misterios de la diosa (véase 73.9). Los cantos de Hornero conocían una
sola Gorgona, que era un espectro en el Tártaro (Odisea xi.633.5), y cuya cabeza, objeto de terror para Odiseo (Odisea xi.634) llevaba Atenea en su
égida, sin duda para advertir a la gente que no debía examinar los misterios divinos
ocultos tras ella. Los panaderos griegos solían pintar máscaras de gorgona en
sus hornos para que los entremetidos no abriesen la puerta y atisbasen, dejando
así que entrara una corriente de aire que echase a perder el pan. Los nombres
de las Gorgonas —Esteno («fuerte»), Euríale («amplio vagabundeo») y Medusa («la
astuta»)— son títulos de la diosa Luna; los órficos llamaban a la cara de la
luna «la cabeza de Gorgona».
4. El hecho de que Posidón engendrara a Pegaso con
Medusa recuerda cómo engendró también al caballo Arión con Deméter, cuando ella
se transformó en yegua, y la furia subsiguiente de ésta (véase 16.f); ambos
mitos describen cómo los helenos de Posidón se casaban por la fuerza con las
sacerdotisas de la Luna, sin tener en cuenta las máscaras de gorgona, y se
hicieron cargo de los ritos para provocar la lluvia del culto del caballo
sagrado. Pero una máscara de Deméter se conservaba todavía en un arca de piedra
en Feneo y el sacerdote de Deméter se la ponía cuando realizaba la ceremonia de
golpear con varas a los espíritus infernales (Pausanias: viii.15.1).
5. Crisaor era el signo de la luna nueva de Deméter,
la hoz o falce dorada; sus consortes lo llevaban cuando actuaban en
representación de ella. Atenea, en esta versión, es colaboradora de Zeus,
renacida de su cabeza y traidora de la vieja religión (véase 9.1). Las tres
Harpías, consideradas por Homero como personificaciones de los vientos
tormentosos (Odisea xx.66-78) eran la
Atenea anterior, la triple diosa, en su carácter de destructora súbita. Lo
mismo eran las Grayas, las Tres Grises, como lo demuestran sus nombres Enio
(«belicosa»), Penfredo («avispa») y Diño («terrible»); su ojo y su diente
únicos son interpretaciones equivocadas de una pintura sagrada (véase 73.9) y
el cisne es una ave de la muerte en la mitología europea (véase 32.a).
6. Forcis, forma masculina de Fórcide, la diosa como
cerda (véase 74.4 y 96.2) que devora cadáveres, aparece en latín como Orcus, un título de Hades, y como porcus, puerco. A las Gorgonas y las
Grises se las llamaba Fórcides porque implicaba la muerte profanar los
misterios de la diosa, pero la sabiduría profética de Forcis tiene que
referirse a una cerda-oráculo (véase 24.7).
7. Los nombres de las Hespérides, descritas como
hijas de Ceto y Forcis, o de la Noche, o del titán Atlante que sostiene el
firmamento en el Lejano Oeste (véase 39.1 y 133.e), se refieren a la puesta del
sol. Entonces el cielo se pone verde, amarillo y rojo, como si fuera un manzano
en plena fructificación y el Sol, cortado por el horizonte como una media
manzana carmesí, halla la muerte dramáticamente en las olas occidentales.
Cuando desaparece el sol aparece Héspero. Esta estrella estaba consagrada a la
diosa del Amor, Afrodita, y la manzana era el regalo con que su sacerdotisa
atraía al rey, representante del sol, a su muerte con canciones de amor; si se
corta una manzana por la mitad transversalmente aparece su estrella de cinco
puntas en el centro de cada mitad.
[1]
Homero: Ilíada xviii.36 y ss.; Apolodoro: i.2.7.
[2] Hesíodo: Teogonía 270 y ss. y 333 y ss.;
Apolodoro: ii.4.3; Ovidio: Metamorfosis
iv.792-802; Escoliasta sobre Apolonio de Rodas iv.1399; Eurípides: Ion 989 y ss.
[3]
Hesíodo: Teogonía 270-4; Apolodoro: ii.4-2.
[4]
Hesíodo: Teogonía 215 y 518; Diodoro Sículo:
ív.27.2; Eurípides: Heracles 394.
[5]
Homero: Ilíada ii.783; Hesíodo: Teogonía 295 y
ss. ; Apolodoro: ii.1.2.
[6]
Hesíodo; Teogonía 333-5; Apolonio de Rodas:
iv.1397; Apolodoro: ii.5.11.
[7]
Apolodoro: i.2.6; Hesíodo:
Teogonía 265-9; Homero: Odisea xx.77-8; Apolonio de Rodas:
ii.298-9.
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