a. Zeus engendró secretamente a su hijo Zagreo con
Perséfone, antes que ésta fuese llevada al infierno por su tío Hades. Ordenó a
los hijos de Rea, los Curetes cretenses o, como algunos dicen, los Coribantes,
que guardaran una cuna en la cueva de Ida, donde saltaban a su alrededor
entrechocando sus armas, como habían saltado alrededor
de Zeus en Dicte. Pero los Titanes, enemigos de Zeus, después de blanquearse
con yeso hasta quedar irreconocibles, esperaron a que se durmieran los Curetes.
A medianoche atrajeron a Zagreo fuera de la cueva ofreciéndole juguetes infantiles
como un cono, un sonajero, manzanas de oro, un espejo, una taba y un manojo de
lana. Zagreo dio muestras de valor cuando ellos se lanzaron sobre él para
matarlo y pasó por varias transformaciones con el fin de engañarlos: se
convirtió sucesivamente en Zeus con zamarra de piel de cabra, Crono haciendo
llover, un león, un caballo, una serpiente cornuda, un tigre y un toro. En ese
momento los Titanes le asieron fuertemente por los cuernos y las patas, lo
despedazaron con sus dientes y devoraron su carne cruda.
b. Atenea interrumpió ese banquete espantoso poco
antes que terminara y, rescatando el corazón de Zagreo, lo encerró en una
figura de yeso en la que insufló la vida, de modo que Zagreo se hizo inmortal.
Sus huesos fueron recogidos y enterrados en Delfos, y Zeus mató a los Titanes
con rayos[1].
*
1. Este mito se refiere al sacrificio anual de un
niño que se realizaba en la Creta antigua: un sustituto de Minos, el rey-toro.
Reinaba un solo día, bailaba una danza ilustrativa de las cinco estaciones
—león, cabra, caballo, serpiente y ternero— y luego lo comían crudo. Todos los
juguetes con que los Titanes lo atrajeron eran objetos utilizados por los
órficos filosóficos que heredaron la tradición de este sacrificio, pero comían
un ternero crudo en vez de un niño. El sonajero era una piedra agujereada o una
pieza de alfarería que cuando se la hacía girar en el extremo de una cuerda
hacía un ruido parecido al de un viento fuerte; y el manojo de lana puede haber
sido empleado para embadurnarse los Curetes
con el yeso húmedo; eran jóvenes que se habían cortado su primer cabello para
dedicarlo a la diosa Car (véase 95.5). También
se los llamaba Coribantes, o
bailarines empenachados. Los otros regalos de Zagreo servían para explicar el
carácter de la ceremonia mediante la cual los participantes se unificaban con
el dios; el cono era un antiguo emblema de la diosa en honor de la cual le
sacrificaron los Titanes (véase 20.2); el espejo representaba el otro yo, o
ánima, de cada iniciado; las manzanas de oro, su pasaporte para el Elíseo tras
una muerte simulada; la taba, sus facultades adivinatorias (véase 17.3).
2. Un himno cretense descubierto hace pocos años en
Palaiokastro, cerca de la Cueva Dictea, está dirigido al Croniano Único, el más
grande de los jóvenes, que llega danzando al frente de sus demonios y salta
para aumentar la fertilidad de la tierra y los rebaños y para que tenga buen
éxito la flota pesquera. Jane Harrison sugiere en Temis que los tutores armados allí mencionados, que «te alejaron,
niño inmortal, del lado de Rea», sólo pretendían matar y comer a la víctima, un
iniciado en su sociedad secreta. Pero todas esas muertes ficticias en las
ceremonias de iniciación, realizadas en muchas partes del mundo, parecen
basarse finalmente en una tradición de un sacrificio humano real; y los cambios
en el calendario de Zagreo lo distinguen de un miembro ordinario de una
fraternidad totémica.
3. El tigre no canónico en la última de las
transformaciones de Zagreo se explica por su identidad con Dioniso (véase
27.c). de cuya muerte y resurrección se relata la misma fábula, aunque con
carne cocinada en vez de cruda y el nombre de Rea en vez de Atenea. También
Dioniso era una serpiente cornuda —tenía cuernos y cabellos serpentinos al
nacer (véase 21.a) —y sus devotos órficos lo comían sacramentalmente en forma
de toro. Zagreo se convirtió en «Zeus con zamarra de piel de cabra» porque Zeus
o su hijo sustituto había subido al cielo llevando una zamarra hecha con la
piel de la cabra Amaltea (véase 7.b). «Crono haciendo llover» es una referencia
al uso del sonajero o bramadera en las ceremonias para provocar la lluvia. En
este contexto los Titanes eran Titanoi,
«hombres de yeso blanco», y los propios Curetes se disfrazaban así para que no
los reconociera el ánima de la víctima. Cuando los sacrificios humanos pasaron
de moda se representaba a Zeus lanzando su rayo contra los caníbales; y los
Titanes «señores de la semana de siete días», se confundieron con los Titanoi, «los hombres de yeso blanco», a
causa de su hostilidad hacia Zeus. Ningún órfico que había
comido la carne de su dios volvía « tocar carne de ninguna clase.
4. Zagreo-Dioniso era conocido también en la
Palestina meridional. Según las tablillas de Ras Shamra, Ashtar ocupó
temporalmente el trono del Cielo mientras el dios Baal languidecía en el mundo
subterráneo por haber comido el alimento de los muertos. Ashtar era sólo un
niño cuando se sentó en el trono y su pies no llegaban al escabel; Baal volvió
poco después y lo mató con una maza. La Ley mosaica prohibía las fiestas de
iniciación en honor de Ashtar: «No guisarás el cabrito con la leche de su
madre», prohibición que se repite tres veces (Éxodo xiii.19; xxxiv.26; Deuteronomio
xiv.21).
[1]
Diodoro Sículo: v.75.4;
Nono; Dionisíacas vi.269 y xxvii.228;
Harpócrates sub apomatton; Tzetzes: Sobre Licofrón 355; Eustacio sobre la Ilíada de Homero ii.735; Firmicus
Maternus: Respecto a los errores de las
religiones profanas vi; Eurípides: Los
cretenses, Fragmento, 475. Fragmentos
Órficos (Kern, 34).
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