a. Cuando la línea masculina de la Casa de Policaón
desapareció tras cinco generaciones, los mesenios invitaron a Perieres, el hijo
de Eolo, para que fuera su rey, y él se casó con
Gorgófone, la hija de Perseo. Ella le sobrevivió y fue la primera viuda que volvió
a casarse; su nuevo marido fue el espartano Ébalo[1]. Hasta entonces había sido
costumbre que las mujeres se suicidaran cuando morían sus maridos, como
hicieron Polidora, la hija de Meleagro, cuyo marido, Protesilao, fue el primero
que saltó a tierra cuando la flota griega llegó a la costa de Troya; Marpesa,
Cleopatra y Evadne, hija de Fílaco, que se arrojó sobre la pira fúnebre cuando
su esposo murió en Tebas[2].
b. Afareo y Leucipo eran hijos de Gorgófone y
Perieres, en tanto que Tindáreo e Ícaro eran fruto de su matrimonio con Ébalo[3]. Tindáreo sucedió a su
padre en el trono de Esparta, e Ícaro actuaba como co-rey, pero Hipocoonte y
sus doce hijos expulsaron a ambos, aunque algunos dicen que Ícaro (que más
tarde llegó a ser suegro de Odiseo) se puso de parte de Hipocoonte. Tindáreo se
refugió en el palacio del rey Testio en Etolia y se casó con su hija Leda,
quien le dio como hijos a Castor y Clitemnestra, y al mismo tiempo dio a Helena
y Pólux a Zeus[4].
Posteriormente adoptó a Pólux, recuperó el trono de Esparta y fue uno de los
que Asclepio resucitó de entre los muertos. En Esparta se muestra todavía su
tumba[5].
c. Entretanto, su hermanastro Afareo había sucedido
a Perieres en el trono de Mesene, donde Leucipo —de quien, según dicen los
mesemos, tomó su nombre la ciudad de Leuctra— actuaba como co-rey y gozaba de
poderes menos importantes. Afareo se casó con su hermanastra Arene, con quien
tuvo por hijos a Idas y Linceo; aunque Idas era, en verdad, hijo de Posidón[6]. Ahora bien, las hijas de
Leucino, las Leucípides, a saber Febe, sacerdotisa de Atenea, e Hilaíra,
sacerdotisa de Ártemis, estaban comprometidas con
sus primos Idas y Linceo; pero Castor y Pólux, a los que se conoce comúnmente
como los Dioscuros, las raptaron y tuvieron hijos con ellas, lo que ocasionó
una enconada rivalidad entre los dos pares de mellizos[7].
d. Los Dioscuros, que nunca se separaban el uno del
otro en aventura alguna, llegaron a ser el orgullo de Esparta. Castor era
famoso como soldado y domador de caballos, y Pólux como el mejor púgil de su
época; ambos ganaron premios en los Juegos Olímpicos. Sus primos y rivales no
se tenían un afecto menor; Idas tenía más fuerza que Linceo, pero Linceo poseía
unos ojos tan penetrantes que podía ver en la oscuridad o adivinar el paradero
de un tesoro enterrado[8].
e. Ahora bien, Eveno, un hijo de Ares, se había
casado con Alcipe, por quien se hizo padre de Marpesa. Con el propósito de que
su hija se mantuviera virgen invitó a cada uno de sus pretendientes por turno a
correr con él una carrera de carros; el triunfador obtendría Marpesa y el
vencido perdería la cabeza. Pronto hubo muchas cabezas clavadas a las paredes
de la residencia de Eveno. y Apolo, que se enamoró de Marpesa, manifestó que le
disgustaba una costumbre tan bárbara y declaró que terminaría pronto con ella
desafiando a Eveno a una carrera. Pero Idas también se había enamorado de
Marpesa y pidió un carro alado a su padre Posidón[9]. Antes de que Apolo
pudiera actuar, fue a Etolia y raptó a Marpesa de entre un grupo de bailarinas.
Eveno le persiguió, pero no pudo alcanzar a Idas, y se sintió tan mortificado
que, después de matar a sus caballos, se ahogó en el río Licormas, llamado
desde entonces Eveno[10].
f. Cuando Idas llegó a Mesene,
Apolo trató de quitarle a Marpesa. Se batieron, pero Zeus los separó y ordenó
que Marpesa misma decidiera con quién prefería casarse. Temiendo que Apolo la
abandonara cuando envejeciera, como había hecho con otras muchas de sus amadas,
eligió a Idas como esposo[11].
g. Idas y Linceo fueron dos de los cazadores de
Calidón y navegaron en el Argo a
Cólquide. Un día, después de la muerte de Afareo, ellos y los Dioscuros
arreglaron su disputa lo suficiente para unir sus fuerzas en una incursión para
apoderarse de ganado en Arcadia. La incursión tuvo buen éxito e Idas fue
elegido echando suertes para que dividiese el botín entre los cuatro. Descuartizó
una vaca en cuatro partes y dictaminó que la mitad del botín pertenecería al
primero que comiera su parte y el resto al que quedara en segundo lugar. Casi
antes que los otros se dispusieran a comenzar la competencia, Idas engulló su
parte y luego ayudó a Linceo a tragarse la suya; pronto desapareció el último
pedazo y él y Linceo condujeron el ganado hacia Mesene. Los Dioscuros se
quedaron hasta que Pólux, el más lento de los dos, terminó de comer. Acto
seguido se dirigieron a Mesene y protestaron ante los ciudadanos alegando que
Linceo había perdido el derecho a su parte por haber aceptado la ayuda de Idas,
y que Idas había perdido el derecho a la suya por no haber esperado a que todos
los competidores estuvieran preparados. Dio la casualidad de que Idas y Linceo
se hallaban en el monte Taigeto ofreciendo un sacrificio a Posidón, lo que
aprovecharon los Dioscuros para apoderarse del ganado disputado y también de
otros bienes robados, y luego ocultarse en un roble hueco para esperar la
vuelta de sus rivales. Pero Linceo los había avistado desde la cumbre del
Taigeto, e Idas descendió apresuradamente de la montaña, arrojó su lanza contra
el árbol y traspasó con ella a Castor. Cuando Pólux salió para vengar a su
hermano, Idas arrancó la lápida mortuoria de la tumba de Afareo y la arrojó
contra él. Aunque gravemente herido, Pólux consiguió matar a Linceo con su
lanza; y en ese momento intervino Zeus en favor de
su hijo y mató a Idas con un rayo[12].
h. Pero los mesenios dicen que Castor mató a Linceo
y que Idas, enloquecido por la pena, interrumpió la lucha y comenzó a
enterrarlo. Entonces se acercó Castor y demolió insolentemente el monumento que
acababa de erigir Idas, negando que Linceo fuera digno de él. «Tu hermano no ha
peleado mejor que como lo habría hecho una mujer», gritó en tono insultante.
Idas se dio vuelta y hundió su espada en el vientre de Castor, pero Pólux se
vengó inmediatamente[13].
i. Otros dicen que fue Linceo quien hirió
mortalmente a Castor en un combate librado en Afidna; y otros que Castor fue
muerto cuando Idas y Linceo atacaron a Esparta; y otros más, que los dos
Dioscuros sobrevivieron a la lucha y que Castor fue muerto posteriormente por
Meleagro y Polinices[14].
j. Se conviene generalmente, por lo menos, en que
Pólux fue el último sobreviviente de los dos pares de mellizos y en que, después
de erigir un trofeo junto al estadio espartano para celebrar su victoria sobre
Linceo, suplicó a Zeus: «¡Padre, no permitas que sobreviva a mi querido
hermano!». Pero como estaba predestinado que sólo muriese uno de los hijos de
Leda, y Tindáreo, el padre de Castor, había sido un mortal, Pólux, como hijo de
Zeus, fue llevado a su tiempo al Cielo. Pero él rechazó la inmortalidad a menos
que la compartiera con Castor, y Zeus, en consecuencia, concedió a ambos que
pasaran su vida alternativamente en el aire superior y bajo la tierra en
Terapne. Y para premiar aún más su amor fraterno puso sus imágenes entre las
estrellas como la constelación Géminis[15].
k. Después de la divinización de los Dioscuros,
Tindáreo ordenó a Menelao que viniese a Esparta, y le entregó su reino; y como
la casa de Afareo quedó también sin heredero, Néstor ocupó el trono de toda la
región de Mesenia, con excepción de la parte que gobernaban los hijos de
Asclepio[16].
l. Los espartanos muestran todavía la casa en que
vivieron los Dioscuros. Posteriormente fue dueño de ella un tal Formión, a
quien visitaron una noche fingiendo que eran forasteros de Cirene. Le pidieron
alojamiento y le suplicaron que los dejara dormir en su antigua habitación.
Formión replicó que serían bien acogidos en cualquier otra parte de la casa,
pero que, lamentablemente, su hija ocupaba la habitación de la que hablaban. A
la mañana siguiente la muchacha y todas sus pertenencias habían desaparecido y
la habitación estaba vacía, excepto las imágenes de los Dioscuros y un poco de
benjuí sobre una mesa[17].
m. Posidón hizo a Castor y Pólux salvadores de los
marineros náufragos y les otorgó el poder de enviar vientos favorables; en
respuesta a un sacrificio de corderos blancos ofrecidos en la proa de cualquier
barco llegaban apresuradamente por el firmamento, seguidos por un séquito de
gorriones [18].
n. Los Dioscuros combatieron con la flota espartana
en Egospótamos, y luego los vencedores colgaron en su honor dos estrellas de
oro en Delfos, pero esas estrellas cayeron y desaparecieron poco antes de la
fatal batalla de Leuctra[19].
o. Durante la
segunda guerra mesenia una pareja de mesenios provocaron la ira de los
Dioscuros haciéndose pasar por ellos. Sucedió que el ejército espartano
celebraba una fiesta de los semidioses cuando dos lanceros mellizos entraron en
el campamento llevando sus caballos a todo galope, vestidos con túnicas
blancas, capas purpúreas y casquetes oviformes. Los espartanos se prosternaron
para adorarlos, y los supuestos Dioscuros, dos jóvenes mesenios llamados Gonipo
y Panormo, mataron a muchos de ellos. Por lo tanto, después de la batalla de la
Tumba del Jabalí, los Dioscuros se posaron en un peral silvestre y arrebataron
el escudo del victorioso jefe mesenio Aristomenes, lo que impidió a éste
perseguir a los espartanos en retirada y así salvaron muchas vidas; y también,
cuando Aristomenes trató de atacar a Esparta durante la noche, los fantasmas de
los Dioscuros y de su hermana Helena le hicieron retroceder. Posteriormente,
Castor y Pólux perdonaron a los mesenios, quienes les ofrecieron sacrificios
cuando Epaminondas fundó la nueva ciudad de Mesena[20].
p. Presiden los Juegos Espartanos, y porque
inventaron la danza guerrera y la música bélica, son los patronos de todos los
bardos que cantan las batallas antiguas. En el templo de Hilaíra y Febe en
Esparta a las dos sacerdotisas se les sigue llamando Leucípides, y del techo
cuelga el huevo del que salieron los mellizos de Leda[21]. Los espartanos
representa a los Dioscuros mediante dos vigas de madera paralelas unidas por
dos transversales. Sus co-reyes llevan siempre esas vigas a la batalla y
cuando, por primera vez, un ejército espartano fue encabezado por un solo rey,
se decretó que también una viga debía quedar en Esparta. Según los que han visto
a los Dioscuros, la única diferencia que puede observarse entre ellos es que el
rostro de Pólux muestra las cicatrices del pugilato. Se visten del mismo modo,
cada uno de ellos tiene su media cascara de huevo coronada por una estrella,
cada uno su lanza y su caballo blanco. Algunos dicen que Posidón les dio sus
caballos; otros, que el corcel tesalio de Pólux era un
regalo de Hermes[22].
*
1. Con objeto de dar al rey sagrado la precedencia
sobre su sucesor se le describía habitualmente como hijo de un dios, con una
madre con la que su esposo engendraba luego a un mellizo mortal. Así, Heracles
es hijo de Zeus y Alcmena, pero su mellizo Ificles es hijo de Anfitrión, el
marido de Alcmena; una fábula análoga se relata acerca de los Dioscuros de
Laconia y de sus rivales, Idas y Linceo de Mesenia. La perfecta armonía
existente entre los mellizos mismos marca una nueva etapa en la evolución de la
dignidad real, en la que el sucesor actúa como visir y jefe de estado mayor
(véase 94.1), y es nominalmente menos poderoso que el rey sagrado. Por lo
tanto, Castor, y no Pólux, es la autoridad en la guerra —inclusive instruye a Heracles
en las artes militares, identificándose así con Ificles— y Linceo, no Idas,
está dotado con la visión penetrante. Pero hasta que evolucionó el sistema del
reino doble el sucesor no era considerado inmortal ni se le concedía la misma
posición póstuma que a su mellizo.
2. Los espartanos estaban frecuentemente en guerra
con los mesenios y en la época clásica poseían suficiente poderío militar e
influencia sobre el oráculo de Delfos para imponer sus héroes mellizos al resto
de Grecia, alegando que gozaban con el Padre Zeus de un favor mayor que
cualquier otro par de mellizos; el reino espartano sobrevivió, ciertamente, a
todos sus rivales. Si no hubiera sido así, la constelación de los Mellizos
(Géminis) habría podido conmemorar a Heracles e Ificles, o a Idas y Linceo, o a
Acrisio y Preto, en vez de solamente a Castor y Pólux, quienes ni siquiera eran
los únicos héroes que gozaban del privilegio de montar caballos blancos: todo
héroe merecedor de un banquete de héroes era jinete. Son esos banquetes
celebrados a la puesta del sol, en los cuales los descendientes del héroe comían
un buey entero, los que explican la glotonería atribuida a Lépreo (véase 138.h)
y Heracles (véase 143.a); y en este mito a Idas, Linceo y sus rivales.
3. El casamiento con las Leucípides daba la dignidad
real a los co-reyes espartanos. Se las describía como sacerdotisas de Atenea y
Artemis y se les daban nombres lunares, pues eran, en efecto, representantes de
la diosa Luna; por lo tanto, en las pinturas de ánforas el carro de Selene va
acompañado con frecuencia por los Dioscuros. Como Espíritu del Año Creciente,
el rey sagrado se emparejaba, naturalmente, con Artemis, diosa Luna de la
primavera y el verano; y su sucesor, como Espíritu del Año Menguante, como
Atenea, que se había convertido en una diosa Luna del otoño y el invierno. El
mitógrafo sugiere que los espartanos vencieron a los mesenios y que sus
caudillos se casaron por la fuerza con las herederas de Arene, una ciudad
importante de Mesenia en la que se rendía culto a la Madre de cabeza de yegua,
estableciendo así el derecho a toda la región circundante.
4. Lo mismo se puede decir de Marpesa: al parecer,
los mesenios hicieron una incursión contra los etolios del valle del Eveno,
donde se adoraba a la madre Cerda, y se llevaron a la heredera, Marpesa
(«arrebatadora» o «glotona»). Se les opusieron los espartanos, adoradores de
Apolo, que les envidiaban su triunfo. La disputa fue elevada a la autoridad
central de Micenas, que dictaminó en favor de los mesenios. Pero la carrera de
carros de Eveno con Idas recuerda los mitos de Pélope y Enómao (véase 109.j) y
de Heracles y Cieno (véase 143.e-g). En todos los casos se mencionan los cráneos
de los rivales del rey. La ilustración gráfica de la que se han deducido todas
estas fábulas mostraba, sin duda, al rey viejo dirigiéndose al rompimiento del
carro que le deparaba el destino (véase 71.1) después de haber ofrecido siete
sustitutos anuales a la diosa (véase 42.2). Sus caballos son sacrificados como
preliminar de la instalación del nuevo rey (véase 29.1 y 81.4). El anegamiento
de Eveno es probablemente una mala interpretación: muestra a Idas purificándose
antes del casamiento y luego alejándose triunfalmente en el carro de la Reina.
Sin embargo, los ritos nupciales pelasgos se han combinado en la fábula con la
costumbre helena del casamiento mediante la captura. El robo de ganado fatal
puede referirse a un episodio histórico, una pendencia entre los mesenios y los
espartanos acerca del reparto del botín en la expedición conjunta contra
Arcadia (véase 17.1).
5. La visita de Castor y Pólux a la casa de Formión
está descrita solapadamente: el autor relata otra treta jugada a los estúpidos espartanos mediante una personificación de sus héroes
nacionales. Cirene, donde eran adorados los Dioscuros, producía benjuí, una
especie de asafétida, cuyo olor y sabor fuerte lo hacía valioso como
condimento. Los dos mercaderes de Cirene eran evidentemente lo que decían que
eran, y cuando se llevaron a la hija de Formión, dejaron como pago sus
mercaderías. Formión decidió considerarlo un milagro.
6. Los perales silvestres estaban consagrados a la
Luna a causa de su flor blanca, y la imagen más antigua de la diosa Muerte,
Hera en su templo de Micenas estaba hecha con madera de peral. Plutarco (Cuestiones griegas 51) y Eliano (Varia historia iii.39) mencionan la pera
como una fruta peculiarmente venerada en Argos y Tirinto; de aquí que al
Peloponeso se le llamara Apia, «del
peral» (véase 64.4). Atenea, también una diosa de la Muerte, tenía el
sobrenombre de Once («peral») en su templo de Beocia. Los Dioscuros eligieron
ese árbol para posarse con el fin de demostrar que eran héroe auténticos;
además, el peral forma sus frutos hacia el final de mayo (véase 72.2), cuando
el sol está en la casa de los mellizos, o sea, en Géminis, y cuando la estación
propicia para la navegación comienza en el Mediterráneo Oriental. Los gorriones
que siguen a los Dioscuros cuando éstos aparecen en respuesta a las plegarias
de los navegante pertenecen a la diosa marina Afrodita; Juto («gorrión»), el
padre de Éolo (véase 43.1) era un antepasado de los Dioscuros, quienes la
adoraban.
7. En el Himno
Homérico a los Dioscuros (7 y ss.) no está claro si Castor y Pólux son
seguidos por gorriones o si llegan precipitadamente en «alas de gorrión» por el
aire superior en ayuda de los navegantes náufragos; pero en los espejos
etruscos se los representa a veces con alas. Su símbolo en Esparta, la docana, representaba las dos columnas de
apoyo de un altar; otro símbolo consistía en dos ánforas, cada una con una
serpiente enroscada; las serpientes eran los Dioscuros encarnados que iban a
comer el alimento colocado en las ánforas.
8. Gorgófone desafió la costumbre indoeuropea de la
muerte de la viuda en la hoguera al volver a casarse (véase 69.2; 74.a y
106.1).
[1]
Pausanias: iv.2.2 y
iii.1.4; Apolodoro: i.9.5.
[2]
Cypria,
citada por Pausanias: iv.2.5; Pausanias: iii.1.4.
[3]
Apolodoro: i.9.5;
Pausanias: loc. cit.
[4]
Pausanias: loc. cit.; Apolodoro: iii.10.5-7.
[5]
Panyasis, citado por
Apolodoro: iü.10.3; Pausanias: iii.17.4.
[6]
Pausanias: iii.26.3 y
iv.2.3; Apolodoro: iii.10.3.
[7]
Apolodoro: iii.11.2;
Higinio: Fábula 80.
[8]
Apolodoro: loc. cit. y iii.10.3; Homero: Odisea xi.300; Pausanias: iv.2.4;
Higinio: Fábula 14; Palefato: Fábulas increíbles x.
[9]
Higinio: Fábula 242; Apolodoro: i.7.8; Plutarco: Vidas paralelas 40; Escoliasta y
Eustacio sobre la Ilíada de Homero
ix.557.
[10] Plutarco: loc. cit.; Apolodoro: loc. cit.
[11]
Apolodoro: i.7.9.
[12]
Apolodoro: i.8.2; i.9.16 y
iii.11.2; Teócrito: Idilios xxii.137
y ss.; Píndaro: Odas nemeas x.55 y
ss.
[13]
Higinio: Fábula 80.
[14]
Ovidio: Fasti v.699 y ss.; Higinio: Astronomía poética ii.22; Teócrito: loc. cit.; Escoliasta sobre la Odisea de Homero xi.300.
[15] Pausanias:
iii.14.7; Apolodoro: iii.11.2; Píndaro: Odas
nemeas x.55 y ss.; Luciano: Diálogos
de los Dioses 26; Higinio: loc. cit.
[16]
Apolodoro: loc. cit.; Pausanias: iv.3.1.
[17]
Pausanias: iii.16.3.
[18] Higinio: Astronomía poética ii.22; Eurípides: Helena 1503; Himno homérico a los Dioscuros 1 y ss.
[19] Cicerón: Sobre la adivinación i.34.75 y ii.32.68.
[20]
Pausanias: iv.27.1;
iv.16.2 y v.27.3.
[21]
Píndaro: Odas nemeas x.49; Cicerón: Sobre la oratoria ii.8.86; Teócrito: Idilios xxii.215-20; Pausanias:
iii.16.1-2.
[22]
Plutarco: Sobre el amor fraterno i; Herodoto:
v.75; Luciano: Diálogos de los Dioses
26; Higinio: Astronomía poética
ii.22; Ptolomeo Hefestiono: viii. citado por Focio, p.490.
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