a. Los inmundos demonios llamados Empusas, hijas de
Hécate, tienen ancas de asno y llevan zapatillas de bronce, a menos que, como
declaran algunos, tengan una pata de asno y otra pata de latón. Acostumbran
asustar a los viajeros, pero se las puede ahuyentar con palabras insultantes,
al oír las cuales huyen chillando. Las Empusas se disfrazan de perras, vacas o
doncellas hermosas, y en la última forma se acuestan con los hombres por la
noche o durante la siesta, y les chupan sus fuerzas vitales hasta que mueren[1].
*
1. Las Empusas («entradoras por fuerza») son
demonios femeninos ávidamente seductores, concepción probablemente llevada a
Grecia desde Palestina, donde se las llamaba Lilim («hijas de Lilith») y se
creía que tenían ancas de asno, pues el asno simbolizaba la lascivia y la
crueldad. Lilith («buho») era una Hécate cananea, y los judíos hacían amuletos
para protegerse con ella en una época tan posterior como la Edad Media. Hécate,
la verdadera gobernante del Tártaro (véase 31.f), llevaba una sandalia de
bronce —la sandalia de oro era de Afrodita— y sus hijas, las Empusas, seguían
su ejemplo. Podían transformarse en doncellas hermosas o vacas, así como en
perras, porque la perra Hécate, miembro de la tríada de la Luna, era la misma
diosa que Afrodita, o la Hera de ojos de vaca.
[1]
Aristófanes: Ranas 288 y ss.; Parlamento de las mujeres 1056 y 1094; Papyri Magia Graeci iv.2334; Filóstrato: Vida de Apolonio de Tiana iv.25; Suidas sub Empusas.
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