a. Corónide, hija de Flegias, rey de los lapitas y
hermano de Ixión, vivía en las orillas del lago Beobes, en Tesalia, en el que
solía lavarse los pies[1].
b. Apolo se hizo su amante y dejó un cuervo de
plumas blancas como la nieve para que la guardara mientras él iba a Delfos para
atender sus asuntos. Pero Corónide abrigaba desde hacía largo tiempo una pasión
secreta por Isquis, el hijo arcadio de Elato, y le admitió en su lecho, aunque
Apolo la había dejado ya encinta. Incluso antes de que el excitado cuervo
partiera para Delfos para informar acerca del escándalo y ser elogiado por su
vigilancia, Apolo ya había adivinado la infidelidad de Corónide y en consecuencia
maldijo al cuervo por no haberle sacado los ojos a Isquis cuando se acercó a
Corónide. Esa maldición hizo que el cuervo se volviera negro y desde entonces
todos sus descendientes han sido negros[2].
c. Cuando Apolo se quejó a su hermana Ártemis del
insulto que le habían hecho, ella le vengó disparando todas las flechas de un
carcaj contra Corónide. Después, al contemplar el cadáver, Apolo sintió un
remordimiento súbito, pero ya no podía devolverle la vida. Su ánima había
descendido al Tártaro, su cadáver estaba colocado en la pira fúnebre, vertían
sobre él los últimos perfumes y ya habían encendido el fuego antes de que Apolo
recobrara su presencia de ánimo. Entonces hizo una seña a Hermes, quien a la
luz de las llamas sacó al niño todavía vivo de la matriz de Corónide[3]. Era un varón, al que
Apolo puso el nombre de Asclepio y llevó a la cueva del centauro Quirón, donde
aprendió las artes de la medicina y de la caza. En cuanto a Isquis, llamado
también Quilo, algunos dicen que lo mató Zeus con un rayo, y
otros
que lo derribó de un disparo el mismo Apolo[4].
d. Los epidaurios, sin embargo, dan una versión muy
diferente. Dicen que el padre de Corónide, Flegias, quien fundó la ciudad del
mismo nombre, donde reunió a todos los mejores
guerreros de Grecia y vivió haciendo incursiones, fue a Epidauro para reconocer
el territorio y el número de sus habitantes; y que su hija Corónide,
quien, sin que lo supiera él, estaba encinta por Apolo, fue también allá. En el
santuario de Apolo en Epidauro, con ayuda de Artemis y
de las Parcas, Corónide dio a luz un niño, al que inmediatamente abandonó en el
monte
Titión, ahora famoso por las virtudes medicinales de
sus plantas. Allí, Arestanas, un cabrero, observando que su perra y una de sus
cabras ya no estaban con él, salió en su busca y las encontró turnándose para
amamantar a un niño. Estaba a punto de levantar al niño
cuando una luz brillante a su alrededor lo detuvo. Poco dispuesto a intervenir
en un misterio divino, se retiró piadosamente, dejando así a Asclepio bajo la
protección de su padre Apolo[5].
e. Asclepio, dicen los epidaurios, aprendió el arte
de la curación tanto de Apolo como de Quirón. Llegó a ser tan hábil en la
cirugía y en el empleo de medicamentos que se le venera como el fundador de la
medicina. No sólo curaba a los enfermos, sino que además Atenea le dio dos
redomas con sangre de la gorgona Medusa; con la extraída de las venas de su
lado izquierdo podía resucitar a los muertos, con la extraída de su lado derecho
podía matar instantáneamente. Otros dicen que Atenea y Asclepio se repartieron
la sangre entre ambos: él la utilizaba para salvar la vida, y ella para
destruir la vida e instigar guerras. Atenea había dado anteriormente dos gotas
de esa misma sangre a Erictonio, una para matar y
la otra para curar, y ató las redomas a su cuerpo de serpiente con cintas
doradas[6].
f. Entre aquellos a quienes Asclepio sacó de entre
los muertos se hallaban Licurgo, Capaneo y Tindáreo. No se sabe en qué ocasión
se quejó Hades a Zeus de que le robaban sus súbditos, si fue después de la
resurrección de Tindáreo, de la de Glauco, de la de Hipólito o de la de Orion;
lo único seguro es que Asclepio fue acusado de haber sido sobornado con oro, y
que él y su paciente fueron muertos por el rayo de Zeus[7].
g. Sin embargo, Zeus devolvió la vida a Asclepio
posteriormente. Y así se cumplió una profecía indiscreta hecha por Evipe, la
hija de Quirón, quien había dicho que Asclepio llegaría a ser dios, moriría y
reasumiría la divinidad, renovando así dos veces su destino. La imagen de
Asclepio, sosteniendo una serpiente curativa, fue puesta por Zeus entre las
estrellas[8].
h. Los mesenios afirman que Asclepio era natural de
Trica en Mesenia; los arcadios que nació en Telpusa, y los tesalios que su lugar
de nacimiento era Trica, en Tesalia. Los espartanos lo llaman Agnitas, porque
han grabado su imagen en un tronco de sauce; y los habitantes de Sición le
honran en la forma de una serpiente montada en un carro de mulas. En Sición la
mano izquierda de su imagen sostiene una piña de alfóncigo, pero en Epidauro se
apoya en una cabeza de serpiente; en ambos casos en la mano derecha tiene un
cetro[9].
i. Asclepio era el padre de Podalirio y Macaón, los
médicos que atendían a los griegos durante el sitio de Troya; y de la radiante
Higía. Los latinos lo llaman Esculapio y los cretenses dicen que fue él, y no
Poliido, quien devolvió la vida a Glauco, hijo de Minos, utilizando cierta
hierba que le mostró una serpiente en una tumba[10].
*
1. Este mito se refiere a la política eclesiástica
de la Grecia septentrional, Ática y el Peloponeso: la supresión, en nombre de
Apolo, de un culto médico pre-helénico dirigido por las sacerdotisas de la Luna
en los altares oraculares de héroes locales reencarnados como serpientes, cuervos
o cornejas. Entre sus nombres estaban Foroneo, identificable con el dios Cuervo
celta Bran o Vron (véase 57.1); Erictonio, el de la cola de serpiente (véase
25.2) y Crono (véase 7.1), que es una forma de Corono («corneja» o «cuervo»),
el nombre de otros dos reyes lapitas (véase 78.a). «Asclepio» («incesantemente
benévolo») debía ser un título cortés que se daba a todos los héroes médicos
con la esperanza de obtener su benevolencia.
2. La diosa Atenea, patrona de este culto, no era
considerada doncella originalmente, pues el héroe difunto había sido tanto su
hijo como su amante. Recibió el título de Corónide a causa del cuervo oracular,
y el de «Higía» a causa de las curaciones que hacía. Su curalotodo era el
muérdago, ixias palabra con la que se
relacionan estrechamente el nombre Isquis («fuerza») e Ixión («nativo fuerte»)
(véase 63.1). El muérdago de la Europa oriental es un parásito del roble, y no,
como la variedad occidental, del álamo o el manzano; y «Esculapio», la forma
latina de Asclepio —que al parecer significa «lo que cuelga del roble
comestible», es decir, el muérdago— puede muy bien ser el título anterior de
los dos. Al muérdago se lo consideraba como los órganos genitales del roble, y
cuando los druidas lo podaban ritualmente con una hoz dorada realizaban una
emasculación simbólica (véase 7.1). El jugo viscoso de sus bayas pasaba por
esperma de roble, líquido de gran virtud regenerativa. Sir James Frazer ha
indicado en su Golden Bough que Eneas
visitó el Infierno con muérdago en la mano y así retuvo el poder de volver al
mundo superior cuando quisiese. La «cierta hierba» que sacó a Glauco de la
tumba es probable que fuera también el muérdago. Isquis, Asclepio, Ixión y
Poliido son, en realidad, el mismo personaje mítico: personificaciones del poder curativo que reside en los órganos genitales desmembrados del
héroe-roble sacrificado. Quilo, otro nombre de Isquis, significa «el jugo de
una planta o baya».
3. La distribución de la sangre de la Gorgona por
Atenea a Asclepio y Erictonio indica que los ritos curativos utilizados en este
culto eran un secreto que guardaban las sacerdotisas y cuya investigación
implicaba la muerte; la cabeza de la Gorgona es una advertencia formal para los
escudriñadores (véase 73.5). Pero es probable que la sangre del rey-roble sacrificado,
o de su hijo sustituto, haya sido distribuida en esas ocasiones, así como jugo
de muérdago.
4. Los autógrafos de Apolo han hecho a su hermana
Artemis responsable por la muerte de Isquis; en verdad, ella era originalmente
la misma diosa que Atenea, en honor de la cual moría el rey-roble. También han
hecho que Zeus mate a Isquis y Asclepio con rayos; y, en verdad, todos los
reyes del culto del roble morían bajo el hacha doble, más tarde formalizada
como rayo, y habitualmente se asaban sus cadáveres en una hoguera.
5. Apolo maldijo al cuervo, quemó a Corónide por su
amorío ilegítimo con Isquis y reclamó a Asclepio como hijo suyo; luego Quirón y
él le enseñaron el arte de la curación. En otras palabras: a los sacerdotes
helenos de Apolo les ayudaron sus aliados magnesios, los Centauros, que eran
enemigos hereditarios de los lapitas, a apoderarse del oráculo-cuervo tesalio,
con el héroe y todo, expulsando del colegio a las sacerdotisas de la Luna y suprimiendo
el culto de la diosa. Apolo conservó el cuervo robado como un emblema de la
adivinación, pero sus sacerdotes consideraron que la interpretación de los
sueños era un medio más sencillo y eficaz de diagnosticar las dolencias de sus
enfermos que el graznido enigmático de las aves. Al mismo tiempo, el empleo
sagrado del muérdago se interrumpió en Arcadia, Mesenia y Atenas, e Isquis se
convirtió en un hijo del pino (Elato) y no del roble; y de aquí la pina de
alfóncigo en las manos de la imagen de Asclepio en Sición. Había otra princesa lapita
llamada Corónide a la que violó Butes, el antepasado de los butades atenienses
(véase 47.4).
6. La forma de serpiente de Asclepio, como la de
Erictonio —a quien Atenea concedió también el poder de resucitar a los muertos
con la sangre de la Gorgona— demuestra que era un héroe oracular; pero varias
serpientes domesticadas se guardaban en su templo
de Epidauro (Pausanias; ii.28.1) como un símbolo de renovación, porque la
serpiente muda la piel cada año (véase 160.11). La perra que amamantaba a
Asclepio cuando el cabrero le aclamó como el rey recién nacido, debe ser
Hécate, o Hécabe (véase 31.3, 38.7, 134.1, 168.n y 1); y quizá para explicar
esta perra con la que siempre se le representa se decía que Quirón le instruía
en la caza. Su otra madre adoptiva, la cabra, tiene que ser la Cabra-Atenea, en
cuya égida se refugió Erictonio (véase 25.2); en verdad, si Asclepio tenía
originalmente un hermano mellizo —así como Pelias fue amamantado por una yegua
y Neleo por una perra (véase 68.d)— ése debió ser Erictonio.
7. Atenea, cuando renació como una hija leal y
virgen del Zeus olímpico, tuvo que seguir el ejemplo de Apolo y maldecir al
cuervo, anteriormente su familiar (véase 25.e).
8. El sauce era un árbol que poseía una magia lunar
poderosa (véase 28.5, 44.1 y 116.4); y la droga amarga preparada con su corteza
sigue siendo un específico contra el reumatismo, del que debieron sufrir mucho
los espartanos en sus valles húmedos. Pero ramas de la variedad particular de
sauce con la que estaba asociado el Asclepio espartano, a saber, el agnus castus, eran esparcidas en los
lechos de las matronas en las Tesmoforias atenienses, un festival de la
fertilidad (véase 48.1) supuestamente para alejar a las serpientes (Arriano: Historia de los animales ix.26), aunque
en realidad para estimular a las ánimas en forma de serpiente; y por lo tanto
los sacerdotes de Asclepio pueden haberse especializado en la curación de la
esterilidad.
[1]
Estrabón: ix.52 y
xiv.1.40.
[2]
Pausanias: ii.26.5;
Píndaro: Odas píticas iii.25 y ss.;
Apolodoro: iii.10.3.
[3]
Píndaro: Odas píticas iii.8 y ss.; Pausanias loc. cit.; Higinio: Fábula 202; Ovidio: Metamorfosis
ii.612 y ss.
[4]
Apolodoro: iii.10.3;
Higinio: loc. cit. y Astronomía poética ii.40.
[5]
Pausanias: ix.36.1 y
ii.26.4; Inscripciones griegas
iv.1.28.
[6]
Diodoro Sículo: v. 74.6;
Apolodoro: üi.10.3; Taciano: Alocución a los griegos', Eurípides: Ion 999 y ss.
[7]
Apolodoro: iii.10.3-4; Sobre la danza 45; Higinio: Fábula 49; Eratóstenes, citado por
Higinio: Astronomía poética ii.14;
Píndaro: Odas píticas iii.55 y ss.,
con escoliasta.
[8] Germánico
César: Sobre los fenómenos de Arato
77ff.; Ovidio: Metamorfosis 642 y
ss.; Higinio: loc. cit.
[9] Pausanias:
ii.26.6; viii.25.6; iii.14.7 y ii.10.3; Estrabón: xiv.1.39.
[10]
Homero: Ilíada ii.732; Higinio: Astronomía poética ii.14.
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