a. Por orden de Hera los Titanes se apoderaron del
hijo recién nacido de Zeus, Dioniso, niño cornudo coronado con serpientes y, a
pesar de sus transformaciones, lo desmenuzaron. Hirvieron los pedazos en una
caldera, mientras un granado brotaba de la tierra donde su sangre había caído;
pero salvado y reconstruido por su abuela Rea, volvió a la vida. Perséfone, a
quien Zeus confió su cuidado, lo llevó al rey Atamante de Orcómenos y su esposa
Ino, a quienes persuadió para que criasen al niño en las habitaciones de las
mujeres, disfrazada de niña. Pero no se podía engañar a Hera, quien castigó al
matrimonio real con la locura, de modo que Atamante mató a su hijo Learco
confundiéndolo con un ciervo[1].
b. Luego, por orden de Zeus, Hermes transformó temporalmente
a Dioniso en un chivo o un morueco y lo regaló a las ninfas Macris, Nisa,
Erato, Bromia y Bacque, del monte Nisa en el Helicón. Ellas cuidaron a Dioniso
en una cueva, lo mimaron y lo alimentaron con miel, servicio por el cual Zeus
colocó luego sus imágenes entre las estrellas con el nombres de las Híades. Fue
en el
monte Misa donde Dioniso inventó el vino, por el que
se le celebra principalmente[2].
Cuando llegó a la edad viril, Hera lo reconoció como
hijo de Zeus, a pesar del afeminamiento a que lo había reducido su educación, y
lo enloqueció también. Fue a recorrer el mundo entero acompañado por su
preceptor Sueno y un ejército salvaje de sátiros y ménades, cuyas armas eran el
báculo con hiedra enroscada y con una pina en la punta, llamada thyrsus, y espadas, serpientes y
bramaderas que infundían el terror. Navegó rumbo a Egipto, llevando consigo el
vino, y en Faros el rey Proteo lo recibió hospitalariamente. Entre los libios
del Delta del Nilo, frente a Faros, vivían ciertas reinas amazonas a las que
Dioniso invitó a marchar con él contra los Titanes y restablecer al rey Amón en
el reino del que había sido expulsado. El triunfo de Dioniso sobre los Titanes
y la restauración del rey Amón fue la primera de sus muchas victorias militares[3].
c. Luego se dirigió hacia el este para ir a la
India. Cuando llegó al Eufrates se le opuso el rey de Damasco, al que desolló
vivo, pero construyó un puente sobre el río con hiedra y vid; después de lo
cual un tigre, enviado por su padre Zeus, le ayudó a cruzar el río Tigris.
Llegó a la India después de encontrar mucha resistencia en el camino, y
conquistó todo el país, al que enseñó el arte de la vinicultura, dotándolo
además de leyes y fundando grandes ciudades[4].
d. A su regreso se le opusieron las amazonas, a una
horda de las cuales persiguió hasta Efeso. Unas pocas se acogieron en el Templo
sagrado de Ártemis, donde sus descendientes viven
todavía; otras huyeron a Samos y Dioniso las siguió en embarcaciones y mató a
tantas que el campo de batalla se llama Panhaema. En las cercanías de Floco
murieron algunos de los elefantes que había llevado a la India, y todavía se
muestran allí sus huesos[5].
e. Luego Dioniso volvió a Europa pasando por Frigia, donde su abuela Rea le purificó de los muchos asesinatos que había cometido
durante su locura y le inició en sus misterios. A continuación invadió Tracia,
pero tan pronto como su gente desembarcó en la desembocadura del río Estrimón,
el rey de los edonios, Licurgo, se le opuso salvajemente con un aguijón y
capturó a todo el ejército, con excepción de Dioniso, quien se sumergió en el
mar y se refugió en la gruta de Tetis. Rea, molesta por este descalabro, ayudó
a los prisioneros a huir y enloqueció a Licurgo, quien mató a su propio hijo
Driante con un hacha creyendo que cortaba una vid. Antes de que recobrara la
razón comenzó a podar la nariz, las orejas y los dedos de las manos y los pies
del cadáver, y toda la tierra de Tracia quedó estéril, horrorizada por su
crimen. Cuando Dioniso, al volver del mar, anunció que esa esterilidad
continuaría a menos que Licurgo fuese condenado a muerte, los edonios lo
llevaron al monte Pangeo, donde unos caballos salvajes lo despedazaron[6].
f. Dioniso no
encontró más oposición en Tracia y se dirigió a su muy amada Beoda, donde
visitó Tebas e invitó a las mujeres a que tomaran parte en sus orgías en el
monte Citerón. Como a Penteo, rey de Tebas, le desagradaba el aspecto disoluto
de Dioniso, lo arrestó, juntamente con todas sus Ménades, pero enloqueció y en
vez de encadenar a Dioniso encadenó a un toro. Las Ménades volvieron a escapar
y se dirigieron furiosas a la montaña, donde despedazaron a los terneros.
Penteo trató de contenerlas, pero inflamadas por el vino y el éxtasis religioso
le arrancaron un miembros tras otro. Su madre Agave encabezó el tumulto y fue
ella quien le arrancó la cabeza[7].
g. En Orcómenos las tres hijas de Minia, llamadas
Alcítoe, Leucipe y Arsipe, o Aristipe, o Arsínoe, se negaron a participar en
las orgías, aunque les invitó personalmente Dioniso, que se les apareció en la
forma de una muchacha. Luego cambió de forma y se transformó sucesivamente en
un león, un toro, y una pantera, y las enloqueció. Leucipe ofreció a su propio
hijo Hípaso como sacrificio —había sido elegido echando suertes— y las tres
hermanas, después de despedazarlo y devorarlo, recorrieron frenéticamente las
montañas, hasta que por fin Hermes las transformó en aves, si bien algunos
dicen que Dioniso las transformó en murciélagos[8]. En Orcómenos se expía
anualmente el asesinato de Hípaso en una fiesta llamada Agrionia («provocación
al salvajismo») en la que las mujeres devotas simulan que buscan a Dioniso y
luego, conviniendo en que debe estar ausente con las Musas, se sientan en
círculo y proponen adivinanzas, hasta que el sacerdote de Dioniso sale
corriendo de su templo con una espada y mata a la primera que alcanza[9].
h. Cuando toda Beocia hubo reconocido la divinidad
de Dioniso, éste recorrió las islas del Egeo difundiendo la alegría y el terror
dondequiera que iba. Al llegar a Icaria descubrió que su barco era innavegable
y alquiló otro a ciertos marineros tirrenos que simulaban dirigirse a Naxos.
Resultó que eran piratas y, sin darse cuenta de que llevaban a un dios, se
dirigieron al Asia, con el propósito de venderlo allí como esclavo. Dioniso
hizo que brotara de la cubierta una vid que envolvió al mástil, mientras la
hiedra se enroscaba en los aparejos; también transformó los remos en serpientes
y él mismo se transformó en león, y llenó el barco con animales fantásticos y
sonidos de flautas, de modo que los piratas aterrorizados se arrojaron por la
borda y se convirtieron en delfines[10].
i. Fue en Naxos donde Dioniso encontró a la bella
Ariadna, a quien había abandonado Teseo, y se casó con ella inmediatamente.
Ariadna tuvo con él a Enopión, Toante, Estáfilo, Latramis, Evantes y Taurópolo.
Más tarde Dioniso puso su diadema nupcial entre las estrellas[11].
j. De Naxos fue a Argos y castigó a Perseo, quien al
principio le resistió y mató a muchos de sus seguidores, enloqueciendo a las
mujeres argivas, que comenzaron a devorar crudos a sus hijos. Perseo se
apresuró a confesar su error y aplacó a Dioniso construyendo un templo en su
honor.
k. Finalmente, después de establecer su culto en
todo el mundo, Dioniso subió al Cielo y ahora se sienta a la derecha de Zeus como
uno de los Doce Grandes. La modesta diosa Hestia, renunció a su asiento en la
alta mesa en su favor, feliz de tener una excusa para eludir las reyertas por
celos de su familia y sabiendo que siempre podía contar con una acogida
tranquila en cualquier ciudad griega que le apeteciese visitar. Luego Dioniso
descendió por Lerna al Tártaro, donde sobornó a Perséfone con el regalo de un
mirto para que dejase en libertad a su madre difunta, Sémele, quien ascendió
con él al templo de Ártemis en Trecén; pero, para que las otras ánimas no se
sintiesen celosas y agraviadas, le cambió el nombre y la presentó a los otros
olímpicos como Tione. Zeus puso un aposento a su disposición y Hera guardó un
silencio airado, pero resignado[12].
*
1. La guía principal de la fábula mística de Dioniso
es la difusión del culto de la viña por Europa, Asia y el norte de África. El
vino no fue inventado por los griegos: parece haber sido importado por primera
vez en cántaros de Creta. Se daban uvas silvestres en la costa meridional del
Mar Negro, desde donde su cultivo se extendió al monte Nisa en Libia, por
Palestina, y así hasta Creta; a la India por Persia; y a la Bretaña de la Edad
de Bronce por la Ruta del Ámbar. Las orgías de vino del Asia Menor y la
Palestina —la Fiesta de los Tabernáculos cananea era originalmente una bacanal—
se caracterizaban por casi los mismos éxtasis que las orgías de cerveza de
Tracia y Frigia. El triunfo de Dioniso consistió en que el vino sustituyó en
todas partes a las otras bebidas alcohólicas (véase 38.3). Según Ferécides
(178), Nysa significa «árbol».
2. En otro tiempo había estado subordinado a la
diosa-Luna Sémele (véase 14.5) —llamada también Tione o Cotito (véase 3.1)— y
era la víctima destinada de sus orgías. Que fuera criado como una niña, como lo
fue también Aquiles (véase 160.5), recuerda la costumbre cretense de mantener a
los niños en «la oscuridad» (scotioi),
es decir, en las habitaciones de las mujeres, hasta la pubertad. Uno de sus
títulos era Dendrites,
«muchacho-árbol», y el Festival de la Primavera, cuando los árboles florecen de
pronto y el mundo entero se embriaga con deseo, celebraba su emancipación. Se
le describe como un niño cornudo para no particularizar los cuernos, que eran
de cabra, de ciervo, de toro o de morueco según el lugar de su culto. Cuando
Apolodoro dice que fue transformado en chivo para salvarlo de la ira de Hera —Erifo— («chivo») era uno de sus títulos
(Hesiquio sub Erifos)— se refiere al
culto cretense de Dioniso-Zagreo, la cabra montes con enormes cuernos. Virgilio
(Geórgicas ii.380-84), explica
erróneamente que la cabra era el animal más comúnmente sacrificado a Dioniso,
«porque las cabras dañan a la viña royéndola». Dioniso como ciervo es Learco, a
quien mató Atamante enloquecido por Hera. En Tracia era un toro blanco. Pero en
Arcadia lo transformó Hermes en morueco, porque los arcadios eran pastores y el
Sol entraba en Aries en su Festival de la Primavera. A las Híades («hacedoras
de lluvia»), a cargo de las cuales quedó Dioniso, se las llamó «las altas»,
«las cojas», «las apasionadas», «las rugientes» y «las furiosas» para describir
sus ceremonias. Hesíodo (citado por Teón: Sobre
Arato 171) registra los nombres anteriores de las Híades como Fésile (¿«luz
filtrada»?), Coronis («cuervo»), Cleia («famosa»), Feo («oscura») y Eudora
(«generosa»); y la lista de Higinio (Astronomía
poética ii.21) es algo parecida. Nysus significa «cojo», y en esas orgías
de cerveza en la montaña el rey sagrado parece haber cojeado como una perdiz,
como en el Festival de la Primavera cananeo llamado el Pesach («cojeando»; véase 23.1). Pero el que Macris alimentara a
Dioniso con miel y que las Ménades utilizaran como tirsos ramas de abeto
rodeadas de hiedra recuerda una forma de bebida alcohólica anterior: cerveza de
abeto mezclada con hiedra y endulzada con aguamiel. El aguamiel era el «néctar»
elaborado con miel fermentada que los dioses seguían bebiendo en el Olimpo
homérico.
3. J. E. Harrison, quien fue la primera en señalar (Prolegomena cap. viii) que Dioniso, el
dios del Vino, es una superposición posterior sobre Dioniso, el dios de la
Cerveza, llamado también Sabacio, sugiere que tragedia puede derivarse no de tragos,
«una cabra», como indica Virgilio (loc.
cit.), sino de tragos, «espelta», cereal empleado en Atenas para elaborar la cerveza.
Añade que en las pinturas de ánforas primitivas aparecen como compañeros de
Dioniso hombres-caballos y no hombres-cabras; y que su cesto de uvas era al
principio una aventadora. En realidad, la cabra libia o cretense estaba
asociada con el vino; el caballo heládico con la cerveza y el néctar. Por eso
Licurgo, quien se opone al Dioniso posterior, es despedazado por caballos
salvajes —sacerdotisas de la diosa de cabeza de yegua— que fue la suerte
sufrida por el Dioniso anterior. La fábula de Licurgo se ha hecho confusa a
causa del relato, que no viene al caso, de la maldición que recayó sobre su
país después del asesinato de Driante («encina»); Driante era el rey-encina que
moría anualmente. El corte de sus extremidades servía para mantener a raya a su
ánima (véase 153.b y 171.t), y el corte injustificado de una encina sagrada era
castigado con la pena de muerte. Contó era el nombre de la diosa en honor de la
cual se realizaban los ritos edonios (Estrabón: x.3.16).
4. Dioniso se manifestaba como León, Toro y Serpiente,
porque éstos eran los emblemas del año tripartito en el calendario (véase 31.7;
75.2 y 123.1). Nacía en invierno como serpiente (de aquí su corona de
serpientes), se convertía en león en la primavera y lo mataban y devoraban como
toro, cabra o ciervo en el solsticio estival. Éstas fueron sus transformaciones
cuando lo atacaron los Titanes (véase 30.2). Entre los orcomenios una pantera
parece haber ocupado el lugar de la serpiente. Sus Misterios se parecían a los
de Osiris, y de aquí su visita a Egipto.
5. El odio de Hera a Dioniso y su copa de vino, como
la hostilidad mostrada por Penteo y Perseo, refleja la oposición conservadora
al empleo ritual del vino y a la moda extravagante de las Ménades, que se había
difundido desde la Tracia a Atenas, Corinto, Sición, Delfos y otras ciudades
civilizadas. Finalmente, a fines del siglo vii
y comienzos del vi a. de C., Periandro,
tirano de Corinto, Clístenes, tirano de Sicione, y Pisístrato, tirano de
Atenas, decidieron aprobar el culto y fundaron fiestas dionisíacas oficiales.
En consecuencia se aceptó que Dioniso y su vino habían sido admitidos en el
cielo —expulsó a Hestia de su puesto como uno de los doce olímpicos a fines del
siglo v a. de C.—, aunque algunos
dioses siguieron exigiendo «sacrificios sobrios». Pero, aunque una de las
tablillas recientemente descifradas del palacio de Néstor en Pilos muestra que
tenía rango divino incluso en el siglo xiii
a. de C., Dioniso nunca dejó realmente de ser un semidiós, y se seguía
mostrando la tumba de su resurrección anual en Delfos (Plutarco: Sobre Isis y Osiris 35), donde los
sacerdotes consideraban a Apolo como su parte inmortal (véase 28.3). La fábula
de su renacimiento del muslo de Zeus, así como el dios de los Vientos hitita
había nacido del de Kumabi (véase 6.6), repudia su carácter matriarcal
original. El renacimiento ritual de un hombre era una conocida ceremonia de
adopción judía (Ruth iii.9), tomada
de los hititas.
6. Dioniso viajaba en una embarcación en forma de
luna nueva y la fábula de su conflicto con los piratas parece haberse basado en
el mismo icón que dio origen a la leyenda de Noé y los animales del Arca: el
león, la serpiente y los otros animales son sus epifanías estacionales. Dioniso
es, en realidad, Deucalión (véase 38.3). Los laconios de Brasia conservaban un
relato no canónico de su nacimiento: Cadmo encerró a Sémele y su hijo en un
arca, que fue a la deriva hasta Brasia, donde Sémele murió y fue enterrada, e
Ino crió a Dioniso (Pausanias: iii.24.3).
7. Faros, pequeña isla frente al delta del Nilo y en
cuya costa Proteo pasó por las mismas transformaciones que Dioniso (véase
169.a) contaba con el mayor puerto de la Europa de la Edad de Bronce (véase
39.2 y 169.6). Era el almacén de los mercaderes provenientes de Creta, Asia
Menor, las islas del Egeo, Grecia y Palestina. El culto del vino debió de
extenderse desde allí en todas direcciones. El relato de la campaña de Dioniso
en Libia puede constatar la ayuda militar enviada a los garamantes por sus
aliados griegos (véase 3.3); el de su campaña en la India ha sido considerado
como una historia fantástica del avance de Alejandro borracho hasta el Indo,
pero es de fecha anterior y constata la difusión del vino hacia el este. La
visita de Dioniso a Frigia, donde le inició Rea, sugiere que los ritos griegos
de Dioniso como Sabacio o Bromio eran de origen frigio.
8. La Corona Boreal, la corona de flores nupcial de
Ariadna, era llamada también «la Corona Cretense». Ella era la diosa Luna
cretense y los hijos vinosos que tuvo con Dioniso —Enopión, Toante, Estáfilo,
Taurópolo, Latramis y Evantes— fueron los antepasados epónimos de tribus
helenas que vivían en Quíos, Lemmos, el Quersoneso tracio y más allá (véase
98.o). Puesto que el culto del vino llegó a Grecia y el Egeo por Creta —oinos, «vino», es una palabra cretense—
se ha confundido a Dioniso con el Zagreo cretense, que también fue despedazado
al nacer (véase 30.a).
9. Agave, madre de Penteo, es la diosa-Luna que
regía las orgías en que se bebía cerveza. El descuartizamiento de Hípaso por
las tres hermanas, que son la diosa triple como Ninfa, es paralelo a la fábula
galesa de Pwyll, príncipe de Dyfedd, donde la Víspera de mayo Rhianon,
corrupción de Rigantona («gran reina») devora un potro que es en realidad su
hijo Pryderi («ansiedad»). También Posidón fue devorado en la forma de potro
por su padre Crono, pero probablemente en una versión anterior por su madre Rea
(véase 7.g). El significado del mito es que el antiguo rito en el cual las Ménades
de cabeza de yegua descuartizaban al niño que servía de víctima anual —Sabacio,
Bromio o comoquiera que se le llamase— y lo comían crudo, fue sustituido por
las orgías dionisíacas más ordenadas; y el cambio se señalaba por la muerte de
un potro en vez del niño habitual.
10. La granada que brotó de la sangre de Dioniso era
también el árbol de Tammuz-Adonis-Rimmon; su fruto maduro se abre como una
herida y muestra adentro las semillas rojas. Simboliza la muerte y la promesa
de resurrección cuando se halla en la mano de la diosa Hera o Perséfone (véase
24.11).
11. La liberación de Sémele, llamada también Tione
(«reina furiosa») por Dioniso ha sido deducida de dibujos de una ceremonia
realizada en Atenas en la pista de baile dedicada a las Mujeres Furiosas. Allí,
al son de cantos, caramillos y baile, y mientras de unos cestos se derramaban
pétalos de flores, un sacerdote invocaba a Sémele para
que saliera de un omphaloí o
montículo artificial y viniera acompañada del «espíritu de la primavera» el
joven Dioniso (Píndaro: Fragmento
75.3). En Delfos a una ceremonia de la ascensión análoga realizada únicamente
por mujeres se la llamaba Herois, o
«fiesta de la heroína» (Plutarco: Cuestiones
griegas 12; Aristófanes: Las ranas
373-96, con escoliasta). Otra más se puede suponer en el templo de Artemis en
Trecén. Debe recordarse que la diosa-Luna tenía tres aspectos diferentes, como
dice John Skelton:
Diana in the leavës green;
Luna who so bright doth
sheen;
Persephone in Hell.
(Diana en las hojas verdes; Luna que resplandece tanto; Perséfone en
el Infierno.) Sémele era, en realidad, otro nombre de Core o Perséfone, y la
escena de la ascensión está pintada en muchas ánforas griegas, en algunas de
las cuales se ven sátiros ayudando a que aparezca la heroína con zapapicos; su
presencia indica que éste era un rito pelasgo. Lo que desenterraban era,
probablemente, una muñeca de cereal enterrada después de la cosecha y que en
aquel momento retoñaba. Core, por supuesto, no ascendió al Cielo; vagaba por la
tierra con Deméter hasta que le llegaba el tiempo de volver al infierno. Pero
poco después de haberse concedido a Dioniso el estado de dios olímpico, la
Asunción de su madre virgen se hizo dogmática y, una vez convertida en diosa,
se la distinguió de Core, quien continuó ascendiendo y descendiendo como una
heroína.
12. La vid era el décimo árbol del año de los
árboles sacros y su mes correspondía a septiembre, cuando se realizaba la
fiesta de la vendimia. La hiedra, el undécimo árbol, correspondía a octubre,
cuando las Ménades realizaban su orgía y se embriagaban masticando hojas de hiedra;
tenía también importancia porque, como otros cuatro árboles sagrados —el roble
espinoso de El, con el que se alimentan las cochinillas; el aliso de Foroneo y
la vid y la granada del propio Dioniso— proporcionaba un tinte rojo (véase
52.3). Teófilo, el monje bizantino (Rugero: Sobre
los oficios, cap. 98) dice que «a los poetas y artistas les gustaba la
hiedra a causa de las propiedades secretas que poseía... de una de las cuales
os hablaré. En marzo, cuando sube la savia, si perforáis los tallos de hiedra
con un taladro en algunos puntos rezumarán un
líquido gomoso que, cuando se lo mezcla con orina y se hierve, se pone de un
color de sangre llamado 'laca', útil para la pintura y la iluminación.» El
tinte rojo era empleado para colorear los rostros de las imágenes de la
fertilidad masculina (Pausanias: ii.2.5) y de los reyes sagrados (véase
170.11); en Roma sobrevivió esta costumbre en el enrojecimiento del rostro del
general victorioso. El general representaba al dios Marte, que era un Dioniso
primaveral antes que se especializase como el dios de la guerra romano, y que
dio su nombre al mes de marzo. Los reyes ingleses todavía se enrojecen
ligeramente el rostro en las ceremonias oficiales para parecer sanos y
prósperos. Además, la hiedra griega, como la vid y el sicómoro, tiene una hoja
de cinco puntas, que representaba la mano creadora de la diosa-Tierra, Rea
(véase 53.a). El mirto era un árbol de la muerte (véase 109.4).
[1]
Eurípides: Bacantes 99-102; Onomácrito, citado por
Pausanias: vüi.37.3; Diodoro Sículo: iii.62; Himno órfico xiv.6; Clemente de Alejandría: Alocución a los griegos ii.16.
[2]
Apolodoro: iii.4.3;
Higinio: Fábula 182; Teón sobre Fenómenos de Arato 177; Diodoro Sículo:
iii.68-69; Apolonio de Rodas: iv.1131; Servio sobre las Églogas de Virgilio vi.15.
[3]
Apolodoro: iii.5.1;
Esquilo: Los edonios, un fragmento;
Diodoro Sículo: iii.70-71.
[4]
Eurípides: Bacantes 13; Teófilo, citado por
Plutarco: Sobre los ríos 24;
Pausanias: x.29.2; Diodoro Sículo: ii.38; Estrabón: xi.i.; Filóstrato: Vida de Apolonio de Tiana ii.8-9;
Arriano: Indica 5.
[5]
Pausanias: vii.2.4-5;
Plutarco: Cuestiones griegas 56.
[6]
Apolodoro: iii.5.1;
Hornero: Ilíada vi. 130-40.
[7]
Teócrito: Idilios xxvi; Ovidio: Metamorfosis iii.714 y ss.; Eurípides: Bacantes, passim.
[8]
Ovidio: Metamorfosis iv.1-40; 390-415; Antoninus
Liberalis: 10; Eliano: Varia Historia
iii.42; Plutarco: Cuestiones griegas
38.
[9]
Plutarco: loc. cit.
[10]
Himno homérico a Dioniso 6 y ss.; Apolodoro: iii.5.3; Ovidio: Metamorfosis iii.577-699.
[11]
Escoliasta sobre Apolonio
de Rodas: iii.996; Hesíodo: Teogonía
947; Higinio: Astronomía poética
ii.5.
[12]
Apolodoro: iii.5.3;
Pausanias: ii.31.2.
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