jueves, 14 de diciembre de 2017

64. ENDIMIÓN

a. Endimión era el hermoso hijo de Zeus y de la ninfa Cálice, eolio por la raza aunque de origen cario, que expulsó a Climeno del reino de Elide. Su esposa, conocida con muchos nombres diferentes, como Ifianasa, Hiperipa, Cromia y Neis, le dio cuatro hijos; también tuvo cincuenta hijas con Selene, quien se había enamorado de él desesperadamente[1].
b. Endimión dormía una noche en una cueva del monte Latines cuando Selene lo vio por primera vez, se acostó a su lado y le besó suavemente en los ojos cerrados. Más tarde, según dicen algunos, volvió a la misma cueva y cayó en un sueño sin sueños. Este sueño, del cual nunca iba despertar, le vino o bien a propia petición, porque aborrecía la aproximación de la vejez, o bien porque Zeus sospechaba que intrigaba con Hera, o bien porque Selene descubrió que prefería besarle suavemente antes que ser objeto de su pasión demasiado fértil. Sea como fuere, nunca se ha hecho ni un día más viejo y conserva en las mejillas la lozanía de la juventud. Pero otros dicen que está enterrado en Olimpia, donde sus cuatro hijos corrieron una carrera por el trono vacante, carrera que ganó Epeo[2].
c. Uno de sus hijos vencidos, Etolo, intervino posteriormente en una carrera de carros con motivo de los juegos fúnebres de Azán, hijo de Árcade, la primera que se celebró en Grecia. Como los espectadores no sabían que debían apartarse de la pista, el carro de Etolo atropello accidentalmente a Apis, hija de Foroneo, y causándole heridas mortales. Salmoneo, que estaba presente, desterró a Etolo al otro lado del Golfo de Corinto, donde mató a Doro y sus hermanos y conquistó el territorio que ahora se llama Etolio[3] en su honor.

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1. Este mito señala cómo un caudillo eolio invadió Elide y aceptó las consecuencias de su casamiento con la diosa Luna pelasga representante de Hera —los nombres de las esposas de Endimión son todos títulos de la luna—, jefa de un colegio de cincuenta sacerdotisas del agua (véase 60.3). Cuando terminó su reinado fue debidamente sacrificado y se le concedió un templo de héroe en Olimpia. Pisa, la ciudad a la que pertenecía Olimpia, significaba, según se dice, en el idioma lidio (o cretense) «lugar de descanso privado», es decir, de la luna (Servio sobre Virgilio x.179).
2. El nombre Endimión, endeuien (en latín: inducere), se refiere a la seducción del rey por la Luna, como si fuera una de las Empusas (véase 55.a), pero los antiguos lo explican como refiriéndose a somnum ei inductum, «el sueño impuesto a él».
3. Etolo, como Pélope, condujo su carro alrededor del estadio olímpico en representación del sol (véase 69.1); y el hecho de que matara accidentalmente a Apis, que tiene por fin explicar la colonización eleática de Etolia, parece haber sido deducido de una ilustración del rompimiento anual del carro en el que moría el sustituto del rey (véase 71.1 y 109.4). Pero la carrera pedestre ganada por Epeo («sucesor») fue un acontecimiento anterior (véase 53.3). La existencia de un templo de Endimión en el monte Latmos de Caria indica que se estableció allí una colonia eolia proveniente de Elida. Su casamiento ritual con Hera, como el de Ixión, tuvo que haber ofendido a los sacerdotes de Zeus (véase 63.2).
4. Apis es un nombre derivado de apios, adjetivo homérico que significa habitualmente «a lo lejos», pero cuando se aplica a los peloponesos (Esquilo: Suplicantes 262) significa «del peral» (véase 74.6).





[1] Apolodoro: i.7.5-6 Pausanias: v.8.1 y 12.

[2] Apolodoro: i.7.6; Escoliasta sobre los Idilios de Teócrito iii.49; Cicerón: Debates toscanos i.38; Pausanias: v.1.3.

[3] Pausanias: viii.4.2-3 y v.1.6; Apolodoro: i.7.6; Estrabón: viii.3.33.

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