a. Endimión era el hermoso hijo de Zeus y de la
ninfa Cálice, eolio por la raza aunque de origen cario, que expulsó a Climeno
del reino de Elide. Su esposa, conocida con muchos nombres diferentes, como
Ifianasa, Hiperipa, Cromia y Neis, le dio cuatro hijos; también tuvo cincuenta
hijas con Selene, quien se había enamorado de él desesperadamente[1].
b. Endimión dormía una noche en una cueva del monte
Latines cuando Selene lo vio por primera vez, se acostó a su lado y le besó
suavemente en los ojos cerrados. Más tarde, según dicen algunos, volvió a la
misma cueva y cayó en un sueño sin sueños. Este sueño, del cual nunca iba
despertar, le vino o bien a propia petición, porque aborrecía la aproximación
de la vejez, o bien porque Zeus sospechaba que intrigaba con Hera, o bien
porque Selene descubrió que prefería besarle suavemente antes que ser objeto de
su pasión demasiado fértil. Sea como fuere, nunca se ha hecho ni un día más
viejo y conserva en las mejillas la lozanía de la juventud. Pero otros dicen
que está enterrado en Olimpia, donde sus cuatro hijos corrieron una carrera por
el trono vacante, carrera que ganó Epeo[2].
c. Uno de sus hijos vencidos, Etolo, intervino
posteriormente en una carrera de carros con motivo de los juegos fúnebres de
Azán, hijo de Árcade, la primera que se celebró en Grecia. Como los espectadores
no sabían que debían apartarse de la pista, el carro de Etolo atropello
accidentalmente a Apis, hija de Foroneo, y causándole heridas mortales.
Salmoneo, que estaba presente, desterró a Etolo al otro lado del Golfo de
Corinto, donde mató a Doro y sus hermanos y conquistó el territorio que ahora
se llama Etolio[3]
en su honor.
*
1. Este mito señala cómo un caudillo eolio invadió
Elide y aceptó las consecuencias de su casamiento con la diosa Luna pelasga
representante de Hera —los nombres de las esposas de Endimión son todos títulos
de la luna—, jefa de un colegio de cincuenta sacerdotisas del agua (véase
60.3). Cuando terminó su reinado fue debidamente sacrificado y se le concedió
un templo de héroe en Olimpia. Pisa, la ciudad a la que pertenecía Olimpia,
significaba, según se dice, en el idioma lidio (o cretense) «lugar de descanso
privado», es decir, de la luna (Servio sobre Virgilio x.179).
2. El nombre Endimión, endeuien (en latín: inducere),
se refiere a la seducción del rey por la Luna, como si fuera una de las Empusas
(véase 55.a), pero los antiguos lo explican como refiriéndose a somnum ei inductum, «el sueño impuesto a
él».
3. Etolo, como Pélope, condujo su carro alrededor
del estadio olímpico en representación del sol (véase 69.1); y el hecho de que
matara accidentalmente a Apis, que tiene por fin explicar la colonización
eleática de Etolia, parece haber sido deducido de una ilustración del
rompimiento anual del carro en el que moría el sustituto del rey (véase 71.1 y
109.4). Pero la carrera pedestre ganada por Epeo («sucesor») fue un acontecimiento
anterior (véase 53.3). La existencia de un templo de Endimión en el monte
Latmos de Caria indica que se estableció allí una colonia eolia proveniente de
Elida. Su casamiento ritual con Hera, como el de Ixión, tuvo que haber ofendido
a los sacerdotes de Zeus (véase 63.2).
4. Apis es un nombre derivado de apios, adjetivo homérico que significa
habitualmente «a lo lejos», pero cuando se aplica a los peloponesos (Esquilo: Suplicantes 262) significa «del peral»
(véase 74.6).
[1]
Apolodoro: i.7.5-6
Pausanias: v.8.1 y 12.
[2]
Apolodoro: i.7.6;
Escoliasta sobre los Idilios de
Teócrito iii.49; Cicerón: Debates
toscanos i.38; Pausanias: v.1.3.
[3] Pausanias:
viii.4.2-3 y v.1.6; Apolodoro: i.7.6; Estrabón: viii.3.33.
No hay comentarios:
Publicar un comentario