a. Apolo yació en secreto con Creúsa, hija de
Erecteo y esposa de Juto, en una cueva situada bajo los Propileos de Atenas.
Cuando nació su hijo, Apolo se lo llevó misteriosamente a Delfos, donde llegó a
ser servidor de un templo y fue llamado Ion por los sacerdotes. Juto no tenía
heredero y, tras muchas demoras, fue por fin a preguntar al oráculo délfico
cómo podía conseguir uno. Le sorprendió que le dijeran que la primera persona
que encontraría al salir del templo sería su hijo; éste era Ion, y Juto llegó a
la conclusión de que lo había engendrado con alguna Ménade en las promiscuas
orgías dionisíacas de Delfos muchos años antes. Ion no podía contradecirle y le
reconoció como padre. Pero Creúsa se sintió vejada al descubrir que Juto tenía
un hijo en tanto que ella no tenía ninguno, y trató de dar muerte a Ion
ofreciéndole una copa de vino envenenado. Pero Ion vertió
primeramente una libación para los dioses y una paloma descendió para probar el
vino derramado. La paloma murió y Creúsa corrió a refugiarse en el altar de
Apolo. Cuando el vengativo Ion trató de arrastrarla afuera intervino la
sacerdotisa y le explicó que él era hijo de Creúsa y de Apolo, pero que no se
debía desengañar a Juto en la creencia de que él lo había engendrado con una
Ménade. Luego se prometió a Juto que engendraría con Creúsa a Doro y Aqueo.
b. Más tarde Ion se caso con Hélice, hija de Selino,
rey de Egíalo, a quien sucedió en el trono; y cuando murió Erecteo fue elegido
rey de Atenas. Las cuatro clases profesionales de Atenas —labradores,
artesanos, sacerdotes y soldados— llevan los nombres de los hijos que tuvo con
Hélice[1].
*
1. Este mito teatral tiene por
finalidad justificar la antigüedad de los jonios respecto de los dorios y
aqueos (véase 43.1) y también concederles la ascendencia divina de Apolo. Pero
Creúsa en la cueva es quizá la diosa que presenta el infante, o los infantes,
del Año Nuevo (véase 43.2) a un pastor, gomada equivocadamente por Apolo con
vestimenta pastoril. Hélice, el sauce, era el árbol del quinto mes, consagrado
a la Triple Musa, cuya sacerdotisa lo utilizaba en todas las clases de
hechicería y de magia acuática (véase.28.5); los jonios parecen habérsele
subordinado voluntariamente.
[1]
Pausanias: vii.1.2;
Eurípides: Ion; Estrabón: viii.7.1;
Conon: Narraciones 27.
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