sábado, 23 de diciembre de 2017

Atlas histórico del mundo griego antiguo Adolfo J Domínguez José Pascual Capítulo 3 El palacio de Cnoso

Hacia 1700, durante el período que, según la periodización al uso, se denomina Minoico Medio II, se producen en Creta una serie de destrucciones que afectan a los palacios de Cnoso, Festo y Malia, así como a muchas otras estructuras arquitectónicas de la isla que, sin ser palaciales, estaban vinculadas al orden que representaban esos palacios, como sería el caso de Monastiraki. Las causas de esas destrucciones no son conocidas pero hoy puede asegurarse que no tienen nada que ver con la catastrófica explosión del volcán de la isla de Tera (Santorini) que destruyó buena parte de ella y dejó sentir sus trágicos efectos en gran parte del Egeo; en efecto, los recientes estudios, y en especial los dendro- cronológicos parecen situar la erupción hacia finales del siglo XVII, y por tanto sin relación directa con la aparición de los nuevos palacios.
Las bases del nuevo período que se inicia hacia 1700 ya se habían sentado en la época Protopalacial; los primeros palacios ya eran conjuntos monumentales, organizados en torno a patios y con una clara especialización y jerarquización de espacios, como mostró el análisis del palacio de Festo, que es uno de los que mejor conservan restos correspondientes a esa primera etapa. El palacio es la residencia de un personaje o grupo importante que controla los recursos agropecuarios de un determinado territorio así como los esfuerzos de una población de cierta envergadura que aporta su fuerza de trabajo para la ejecución de los fines del personaje o grupo dirigente, entre ellos la construcción de la propia residencia monumental o palacio. Además de esta función residencial, el palacio asume, ya desde la época Protopalacial funciones económicas, con zonas de elaboración y consumo de alimentos, almacenamiento, artesanales (tejido, broncística), cultuales y administrativas. El palacio concentra, pues, una multiplicidad de funciones que se verán reforzadas y ampliadas tras el período de reconstrucción que se inicia a partir de 1700.
En toda Creta se observa un incremento de las actividades constructivas, tanto en edificios palaciales (Cnoso, Festo, Malia y Zakro y algunos ejemplos más que los recientes estudios están revelando) como en los que no tienen carácter palacial. De todos los palacios de la isla es, sin duda, Cnoso el más importante y también el primero en ser conocido y explorado; ni que decir tiene que esta precocidad determinó también que los métodos de análisis que su primer excavador, el británico sir Arthur Evans, puso en prác tica dejen mucho que desear desde el punto de vista de la actual metodología arqueológica. No obstante, continuos análisis sobre los materiales excavados por Evans, así como los paralelos que los estudios en los otros palacios de la isla aportan, permiten poco a poco ir precisando las informaciones acerca del funcionamiento y sentido de estas complejas estructuras cuyo origen último hay que buscar en el mundo del Próximo Oriente, donde las estructuras de base palacial tenían una grandísima tradición.
El palacio de Cnoso, como los otros palacios minoicos, se caracteriza por la existencia de un gran patio central, que en el caso de este palacio alcanza una superficie de cerca de 1.500, de un total de 13.000 m2, lo que le convierte así en el mayor de todos los conocidos en la isla. El patio rectangular, por lo general orientado en dirección norte-sur es el elemento articulador de todo el esquema; al mismo se abren toda una serie de estancias, con frecuencia bordeadas por columnatas. Es seguro que todos los palacios tenían un segundo piso que, como es natural, ha desaparecido, por lo tanto lo que hoy puede contemplarse corresponde tan sólo a la planta baja de los mismos. Un aspecto fundamental de esta planta baja es la zona de almacenes, de mayor o menor tamaño según los casos. Por lo que se refiere a Cnoso, se encontraban sobre todo en el ala oeste, delimitados hacia el exterior por una imponente fachada que daba al patio occidental; también en el ala este hay algunas zonas de almacenamiento.
En la parte suroriental del palacio parece localizarse una zona considerada residencial por parte de los investigadores, aunque para otros sería cultual, con varias dependencias, entre ellas instalaciones sanitarias, mientras que al norte del patio una imponente escalera conduciría a lo que se ha supuesto que eran salas de banquetes. También en el piso superior, en el ala oeste, parece haber estado la "planta noble" del palacio, a juzgar por los restos de escalinatas que se conservan y que, sin duda ninguna, conducían a un segundo piso hoy desaparecido, pero del que proceden buena parte de los restos de estucos pintados, que se hallaron caídos sobre el nivel inferior. Flanqueando el patio por su parte occidental, y en la planta baja, se alineaban una serie de estancias de posible función cultual, y que se caracterizan por la presencia en ellas de pilares que llevan signos incisos (tridentes, estrellas, dobles hachas) de posible significado religioso; se trata del llamado "Salón del Trono", de la "Capilla Tripartita" y del "Depósito del templo", nombres que tradicionalmente se les ha dado a estos grupos de estancias con frecuencia sin demasiado fundamento.
En Cnoso, se hallaba en la esquina noroccidental del palacio un área con unas gradas que, con disposición y emplazamiento distinto, también se conoce en los restantes palacios. Se la ha llamado "área teatral" y parece clara su función de reunir a grandes grupos de personas para fines diversos, desde la celebración de rituales y espectáculos hasta, acaso, asambleas de cierto carácter político; en cualquier caso, esas áreas así como los grandes patios centrales de los palacios subrayan la clara atención que prestan los mismos a la gestión de reuniones multitudinarias, lo que no deja de ser un rasgo interesante del sistema palacial minoico.

Junto a la arquitectura y su decoración pictórica, de gran riqueza y variedad, los palacios estaban repletos de objetos realizados en toda una serie de materiales (madera, piedras variadas, metales preciosos o no, marfil, cerámica, etc.), y en unos estilos artísticos que los vinculaban de modo directo a los círculos dirigentes que tenían su sede en tales edificios; junto a los aspectos de tipo más económico de estos palacios (áreas de almacenamiento, de elaboración y de consumo de alimentos y bebidas), la acumulación de objetos de cuidada manufactura y realizados en materiales a veces de gran valor intrínseco muestra también un aspecto interesante de la sociedad palacial minoica: la necesidad de disponer de bienes de prestigio en parte como exhibición del propio poder pero, en su caso, también como medio de ofrenda o regalo a aquellos que participaban en las ceremonias que se desarrollaban en el entorno palacial; ello viene demostrado por la difusión a través de la isla de productos de manufactura palacial, que han entrado en un sistema de intercambios, que ha servido como medio para cimentar una serie de lazos interpersonales sobre los que, acaso, se basa la estabilidad de la sociedad minoica; todo ello, entremezclado a conveniencia con rituales, cultos y celebraciones, bien atestiguadas en la Creta palacial, y que habrían sido utilizados por las autoridades que dirigían los palacios como medio para conseguir otros fines.

Los programas iconográficos de los palacios, en especial el de Cnoso, con insistencia en las ceremonias del salto del toro o la presencia de figuras mitológicas (esfinges), contribuían a convertirlos en espacios con una fuerte carga religiosa, de la que sin duda se beneficiaba el titular del poder en el mismo; pero junto a ese elemento simbólico el palacio era, como mostrarían sus repletos almacenes, el centro de una unidad de producción económica, de extensión no precisable, pero que requería de una infraestructura administrativa para su gestión. Parece que el sistema de escritura jeroglífico, al que ya hemos aludido en el capítulo anterior, desaparece al inicio del período Neopalacial, quedando el Lineal A como el sistema de escritura principal. El Lineal A parece haber tenido como principal soporte la arcilla, bien en forma de tablillas bien en la de nodulos de diversos tipos; mientras que éstos acompañan a los utensilios que son objeto de transacción por parte del palacio, indicando el texto el artículo de que se trata, las tablillas contienen los asientos contables de esas recepciones o, en su caso, de las entregas que realiza el palacio. De cualquier modo, la lengua que transcriben esos textos se resiste a ser descifrada, a pesar de los numerosos intentos por conseguirlo.

Además de los palacios, existen otras estructuras de habitación, llamadas "villas" por la investigación tradicional, que parecen controlar áreas agrícolas y que asumen algunos de los lujos propios de los palacios, pero cuya relación con los centros palaciales sigue siendo problemática aunque, en algunos casos al menos, su existencia parece requerir la presencia de los mismos.
De la arquitectura de las ciudades no es demasiado lo que conocemos; centros como Gurnia, Mochlos y Pseira parecen ser asentamientos organizados también en torno a una plaza central. De todos estos centros urbanos, el mayor parece haber sido también el que se desarrolló en torno al palacio de Cnoso, cuya extensión se ha estimado en unas 50 ha, que habrían albergado una población de unos 17.000 habitantes, y en esta ciudad se han detectado viviendas de distintos tamaños y niveles económicos diferentes, destacando en ellas las instalaciones sanitarias así como un evidente gusto por las decoraciones pintadas en sus suelos y paredes. Algunas representaciones y maquetas, como una procedente de Archanes, dan una cierta idea del aspecto de algunas de esas viviendas coetáneas de los palacios.
Según se ha ido conociendo cada uno de los palacios en detalle se ha podido observar que su historia seguía ritmos particulares, con una dinámica propia de ampliaciones,reparaciones, destrucciones más o menos parciales incluso. Sin embargo, y más allá de esa historia particular, hacia 1500, al final del período Minoico Reciente IB, parece haberse producido una serie de destrucciones generalizadas que afectaron a buena parte de los asentamientos cretenses y, también, a las Cicladas. Las destrucciones parecen haber tenido como foco principal los centros administrativos; el palacio de Cnoso no parece haber sufrido daños importantes, pero sí los edificios del entorno. En la vieja percepción de los hechos, heredada del excavador de Cnoso, Evans, esta destrucción marcaría el final de la actividad del palacio; sin embargo, cada vez más se ha ido abriendo paso la idea, corroborada también por los trabajos arqueológicos, de que el palacio de Cnoso siguió siendo utilizado pero ahora como sede de un nuevo principado, aunque con algunos cambios importantes, entre ellos no el menor el del origen de sus nuevos dueños, en esta ocasión griegos del continente, al parecer. Por tanto, el período que se inicia hacia 1500 es denominado Palacial Final y se prolongaría hasta el cese definitivo de la actividad administrativa en Cnoso a principios del siglo xIII; por consiguiente, los siglos XV y XIV constituyen el último período de vida del palacio cnosio, ya como único representante de su clase en la isla, quizá con excepción del que, al menos en parte de este período, existió en Cidonia (La Canea), que parece haber actuado en conjunción con aquél.
Tras la destrucción y el despoblamiento generalizados que afectaron a Creta, la situación fue recuperándose en los siglos sucesivos, con un claro liderazgo de Cnoso sobre buena parte de la isla, aunque sin llegar nunca a los niveles del período previo; el palacio siguió siendo utilizado y mantenido, se realizó alguna nueva construcción en sus dependencias y parece haber seguido conservando un buen nivel en cuanto a las técnicas constructivas. En efecto, el patio central es pavimentado, se realizan transformaciones en la "sala del trono" y obras en los almacenes occidentales, que atestiguan que el palacio siguió usándose y adaptándose a las necesidades de sus nuevos dueños.
Todo este período resulta de difícil interpretación porque los testimonios no son incontrovertibles. Sin embargo, parece observarse una evidente continuidad en cuanto a técnicas constructivas y artesanales, siquiera en el ámbito palacial, pero con una presencia, indudable, de unos círculos dirigentes que muestran sus vínculos con el mundo griego, a los que llamamos, como veremos en su momento, "micénicos". Por causas que desconocemos, a lo largo del siglo XV (aunque hay autores que lo retrasan hasta el xIv) griegos micénicos se habrían hecho con el control de la isla y la habrían gobernado (ya fuera de forma total o parcial) desde el viejo palacio cnosio; estos griegos habrían constituido una minoría que no habría ahogado la personalidad del mundo minoico aunque la habría empleado en su beneficio. Algunos indicios en los rituales funerarios contemporáneos sugieren, dentro de lo problemático que todo ello resulta, la introducción de rituales funerarios ya atestiguados en esa misma época en Grecia, lo que indicaría la presencia de gentes de esa procedencia establecidas en Creta. Por último, el uso de la escritura Lineal B que, como veremos en su momento, transcribe una lengua griega, reafirma la presencia de gentes de este origen al frente del palacio cnosio y, sobre todo, confirma la continuidad de una administración palacial que recibía constantes aportaciones de productos procedentes del territorio, los contabilizaba, almacenaba y disponía de ellos; a juzgar poresa documentación escrita, la red de transacciones que el palacio de Cnoso centralizaba afectaba a la totalidad de la isla.
El final de esta actividad administrativa a principios del siglo XIII (Minoico Reciente IIIB) muestra una situación confusa en Creta; hay destrucciones en algunos lugares aunque no siempre abandonos (por ejemplo, en Malia, donde el barrio Nu es reocupado tras un incendio que lo destruye) pero da la impresión de que la población disminuye y muchos otros lugares son abandonados. Las consecuencias del final del control ejercido desde un centro administrativo sobre el territorio son difíciles de percibir; aunque en algunos lugares la vida continúa sin que percibamos demasiadas diferencias con el período previo, los cambios se van produciendo poco a poco. Creta va a entrar, como el resto del Egeo y el Mediterráneo oriental, en un período de tránsito del que aún nos queda mucho por conocer.
El palacio de Cnoso, ya inútil y convirtiéndose poco a poco en una ruina, se transformará, en la imaginación de los griegos posteriores, en el laberinto donde el rey Minos encerrará al monstruoso hijo de un toro y de su esposa Pasifae, el Minotauro; para esos mismos griegos la Creta de ese rey Minos se habría convertido bajo su mandato en dueña del mar y la cima de una civilización brillante y extraña.

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