Hacia 1700, durante el período
que, según la periodización al uso, se denomina Minoico Medio II, se producen
en Creta una serie de destrucciones que afectan a los palacios de Cnoso, Festo
y Malia, así como a muchas otras estructuras arquitectónicas de la isla que,
sin ser palaciales, estaban vinculadas al orden que representaban esos
palacios, como sería el caso de Monastiraki. Las causas de esas destrucciones
no son conocidas pero hoy puede asegurarse que no tienen nada que ver con la
catastrófica explosión del volcán de la isla de Tera (Santorini) que destruyó
buena parte de ella y dejó sentir sus trágicos efectos en gran parte del Egeo;
en efecto, los recientes estudios, y en especial los dendro- cronológicos
parecen situar la erupción hacia finales del siglo XVII, y por tanto sin
relación directa con la aparición de los nuevos palacios.
Las bases del nuevo período que
se inicia hacia 1700 ya se habían sentado en la época Protopalacial; los
primeros palacios ya eran conjuntos monumentales, organizados en torno a patios
y con una clara especialización y jerarquización de espacios, como mostró el
análisis del palacio de Festo, que es uno de los que mejor conservan restos
correspondientes a esa primera etapa. El palacio es la residencia de un
personaje o grupo importante que controla los recursos agropecuarios de un
determinado territorio así como los esfuerzos de una población de cierta
envergadura que aporta su fuerza de trabajo para la ejecución de los fines del
personaje o grupo dirigente, entre ellos la construcción de la propia
residencia monumental o palacio. Además de esta función residencial, el palacio
asume, ya desde la época Protopalacial funciones económicas, con zonas de
elaboración y consumo de alimentos, almacenamiento, artesanales (tejido,
broncística), cultuales y administrativas. El palacio concentra, pues, una
multiplicidad de funciones que se verán reforzadas y ampliadas tras el período
de reconstrucción que se inicia a partir de 1700.
En toda Creta se observa un
incremento de las actividades constructivas, tanto en edificios palaciales
(Cnoso, Festo, Malia y Zakro y algunos ejemplos más que los recientes estudios
están revelando) como en los que no tienen carácter palacial. De todos los
palacios de la isla es, sin duda, Cnoso el más importante y también el primero
en ser conocido y explorado; ni que decir tiene que esta precocidad determinó
también que los métodos de análisis que su primer excavador, el británico sir
Arthur Evans, puso en prác tica dejen mucho que desear desde el punto de vista
de la actual metodología arqueológica. No obstante, continuos análisis sobre
los materiales excavados por Evans, así como los paralelos que los estudios en
los otros palacios de la isla aportan, permiten poco a poco ir precisando las
informaciones acerca del funcionamiento y sentido de estas complejas
estructuras cuyo origen último hay que buscar en el mundo del Próximo Oriente,
donde las estructuras de base palacial tenían una grandísima tradición.
El palacio de Cnoso, como los
otros palacios minoicos, se caracteriza por la existencia de un gran patio
central, que en el caso de este palacio alcanza una superficie de cerca de
1.500, de un total de 13.000
m2 , lo que le convierte así en el mayor de todos los
conocidos en la isla. El patio rectangular, por lo general orientado en
dirección norte-sur es el elemento articulador de todo el esquema; al mismo se
abren toda una serie de estancias, con frecuencia bordeadas por columnatas. Es
seguro que todos los palacios tenían un segundo piso que, como es natural, ha
desaparecido, por lo tanto lo que hoy puede contemplarse corresponde tan sólo a
la planta baja de los mismos. Un aspecto fundamental de esta planta baja es la
zona de almacenes, de mayor o menor tamaño según los casos. Por lo que se
refiere a Cnoso, se encontraban sobre todo en el ala oeste, delimitados hacia
el exterior por una imponente fachada que daba al patio occidental; también en
el ala este hay algunas zonas de almacenamiento.
En la parte suroriental del palacio
parece localizarse una zona considerada residencial por parte de los
investigadores, aunque para otros sería cultual, con varias dependencias, entre
ellas instalaciones sanitarias, mientras que al norte del patio una imponente
escalera conduciría a lo que se ha supuesto que eran salas de banquetes.
También en el piso superior, en el ala oeste, parece haber estado la
"planta noble" del palacio, a juzgar por los restos de escalinatas
que se conservan y que, sin duda ninguna, conducían a un segundo piso hoy
desaparecido, pero del que proceden buena parte de los restos de estucos
pintados, que se hallaron caídos sobre el nivel inferior. Flanqueando el patio
por su parte occidental, y en la planta baja, se alineaban una serie de
estancias de posible función cultual, y que se caracterizan por la presencia en
ellas de pilares que llevan signos incisos (tridentes, estrellas, dobles
hachas) de posible significado religioso; se trata del llamado "Salón del
Trono", de la "Capilla Tripartita" y del "Depósito del
templo", nombres que tradicionalmente se les ha dado a estos grupos de
estancias con frecuencia sin demasiado fundamento.
En Cnoso, se hallaba en la
esquina noroccidental del palacio un área con unas gradas que, con disposición
y emplazamiento distinto, también se conoce en los restantes palacios. Se la ha
llamado "área teatral" y parece clara su función de reunir a grandes
grupos de personas para fines diversos, desde la celebración de rituales y
espectáculos hasta, acaso, asambleas de cierto carácter político; en cualquier
caso, esas áreas así como los grandes patios centrales de los palacios subrayan
la clara atención que prestan los mismos a la gestión de reuniones
multitudinarias, lo que no deja de ser un rasgo interesante del sistema
palacial minoico.
Junto a la arquitectura y su
decoración pictórica, de gran riqueza y variedad, los palacios estaban repletos
de objetos realizados en toda una serie de materiales (madera, piedras
variadas, metales preciosos o no, marfil, cerámica, etc.), y en unos estilos artísticos
que los vinculaban de modo directo a los círculos dirigentes que tenían su sede
en tales edificios; junto a los aspectos de tipo más económico de estos
palacios (áreas de almacenamiento, de elaboración y de consumo de alimentos y
bebidas), la acumulación de objetos de cuidada manufactura y realizados en
materiales a veces de gran valor intrínseco muestra también un aspecto
interesante de la sociedad palacial minoica: la necesidad de disponer de bienes
de prestigio en parte como exhibición del propio poder pero, en su caso,
también como medio de ofrenda o regalo a aquellos que participaban en las
ceremonias que se desarrollaban en el entorno palacial; ello viene demostrado
por la difusión a través de la isla de productos de manufactura palacial, que han
entrado en un sistema de intercambios, que ha servido como medio para cimentar
una serie de lazos interpersonales sobre los que, acaso, se basa la estabilidad
de la sociedad minoica; todo ello, entremezclado a conveniencia con rituales,
cultos y celebraciones, bien atestiguadas en la Creta palacial, y que habrían
sido utilizados por las autoridades que dirigían los palacios como medio para
conseguir otros fines.
Los programas iconográficos de
los palacios, en especial el de Cnoso, con insistencia en las ceremonias del
salto del toro o la presencia de figuras mitológicas (esfinges), contribuían a
convertirlos en espacios con una fuerte carga religiosa, de la que sin duda se
beneficiaba el titular del poder en el mismo; pero junto a ese elemento simbólico
el palacio era, como mostrarían sus repletos almacenes, el centro de una unidad
de producción económica, de extensión no precisable, pero que requería de una
infraestructura administrativa para su gestión. Parece que el sistema de
escritura jeroglífico, al que ya hemos aludido en el capítulo anterior,
desaparece al inicio del período Neopalacial, quedando el Lineal A como el
sistema de escritura principal. El Lineal A parece haber tenido como principal
soporte la arcilla, bien en forma de tablillas bien en la de nodulos de
diversos tipos; mientras que éstos acompañan a los utensilios que son objeto de
transacción por parte del palacio, indicando el texto el artículo de que se
trata, las tablillas contienen los asientos contables de esas recepciones o, en
su caso, de las entregas que realiza el palacio. De cualquier modo, la lengua
que transcriben esos textos se resiste a ser descifrada, a pesar de los
numerosos intentos por conseguirlo.
Además de los palacios, existen
otras estructuras de habitación, llamadas "villas" por la
investigación tradicional, que parecen controlar áreas agrícolas y que asumen
algunos de los lujos propios de los palacios, pero cuya relación con los
centros palaciales sigue siendo problemática aunque, en algunos casos al menos,
su existencia parece requerir la presencia de los mismos.
De la arquitectura de las
ciudades no es demasiado lo que conocemos; centros como Gurnia, Mochlos y
Pseira parecen ser asentamientos organizados también en torno a una plaza
central. De todos estos centros urbanos, el mayor parece haber sido también el
que se desarrolló en torno al palacio de Cnoso, cuya extensión se ha estimado
en unas 50 ha ,
que habrían albergado una población de unos 17.000 habitantes, y en esta ciudad
se han detectado viviendas de distintos tamaños y niveles económicos
diferentes, destacando en ellas las instalaciones sanitarias así como un
evidente gusto por las decoraciones pintadas en sus suelos y paredes. Algunas
representaciones y maquetas, como una procedente de Archanes, dan una cierta
idea del aspecto de algunas de esas viviendas coetáneas de los palacios.
Según se ha ido conociendo cada
uno de los palacios en detalle se ha podido observar que su historia seguía
ritmos particulares, con una dinámica propia de ampliaciones,reparaciones,
destrucciones más o menos parciales incluso. Sin embargo, y más allá de esa
historia particular, hacia 1500, al final del período Minoico Reciente IB,
parece haberse producido una serie de destrucciones generalizadas que afectaron
a buena parte de los asentamientos cretenses y, también, a las Cicladas. Las
destrucciones parecen haber tenido como foco principal los centros
administrativos; el palacio de Cnoso no parece haber sufrido daños importantes,
pero sí los edificios del entorno. En la vieja percepción de los hechos,
heredada del excavador de Cnoso, Evans, esta destrucción marcaría el final de
la actividad del palacio; sin embargo, cada vez más se ha ido abriendo paso la
idea, corroborada también por los trabajos arqueológicos, de que el palacio de
Cnoso siguió siendo utilizado pero ahora como sede de un nuevo principado,
aunque con algunos cambios importantes, entre ellos no el menor el del origen
de sus nuevos dueños, en esta ocasión griegos del continente, al parecer. Por
tanto, el período que se inicia hacia 1500 es denominado Palacial Final y se
prolongaría hasta el cese definitivo de la actividad administrativa en Cnoso a
principios del siglo xIII; por consiguiente, los siglos XV y XIV constituyen el
último período de vida del palacio cnosio, ya como único representante de su
clase en la isla, quizá con excepción del que, al menos en parte de este
período, existió en Cidonia (La Canea), que parece haber actuado en conjunción
con aquél.
Tras la destrucción y el
despoblamiento generalizados que afectaron a Creta, la situación fue
recuperándose en los siglos sucesivos, con un claro liderazgo de Cnoso sobre
buena parte de la isla, aunque sin llegar nunca a los niveles del período
previo; el palacio siguió siendo utilizado y mantenido, se realizó alguna nueva
construcción en sus dependencias y parece haber seguido conservando un buen
nivel en cuanto a las técnicas constructivas. En efecto, el patio central es
pavimentado, se realizan transformaciones en la "sala del trono" y
obras en los almacenes occidentales, que atestiguan que el palacio siguió
usándose y adaptándose a las necesidades de sus nuevos dueños.
Todo este período resulta de
difícil interpretación porque los testimonios no son incontrovertibles. Sin
embargo, parece observarse una evidente continuidad en cuanto a técnicas
constructivas y artesanales, siquiera en el ámbito palacial, pero con una
presencia, indudable, de unos círculos dirigentes que muestran sus vínculos con
el mundo griego, a los que llamamos, como veremos en su momento, "micénicos".
Por causas que desconocemos, a lo largo del siglo XV (aunque hay autores que lo
retrasan hasta el xIv) griegos
micénicos se habrían hecho con el control de la isla y la habrían gobernado (ya
fuera de forma total o parcial) desde el viejo palacio cnosio; estos griegos
habrían constituido una minoría que no habría ahogado la personalidad del mundo
minoico aunque la habría empleado en su beneficio. Algunos indicios en los
rituales funerarios contemporáneos sugieren, dentro de lo problemático que todo
ello resulta, la introducción de rituales funerarios ya atestiguados en esa
misma época en Grecia, lo que indicaría la presencia de gentes de esa
procedencia establecidas en Creta. Por último, el uso de la escritura Lineal B
que, como veremos en su momento, transcribe una lengua griega, reafirma la
presencia de gentes de este origen al frente del palacio cnosio y, sobre todo,
confirma la continuidad de una administración palacial que recibía constantes
aportaciones de productos procedentes del territorio, los contabilizaba,
almacenaba y disponía de ellos; a juzgar poresa documentación escrita, la red
de transacciones que el palacio de Cnoso centralizaba afectaba a la totalidad
de la isla.
El final de esta actividad
administrativa a principios del siglo XIII (Minoico Reciente IIIB) muestra una
situación confusa en Creta; hay destrucciones en algunos lugares aunque no
siempre abandonos (por ejemplo, en Malia, donde el barrio Nu es reocupado tras
un incendio que lo destruye) pero da la impresión de que la población disminuye
y muchos otros lugares son abandonados. Las consecuencias del final del control
ejercido desde un centro administrativo sobre el territorio son difíciles de
percibir; aunque en algunos lugares la vida continúa sin que percibamos
demasiadas diferencias con el período previo, los cambios se van produciendo
poco a poco. Creta va a entrar, como el resto del Egeo y el Mediterráneo
oriental, en un período de tránsito del que aún nos queda mucho por conocer.
El palacio de Cnoso, ya inútil y
convirtiéndose poco a poco en una ruina, se transformará, en la imaginación de
los griegos posteriores, en el laberinto donde el rey Minos encerrará al
monstruoso hijo de un toro y de su esposa Pasifae, el Minotauro; para esos
mismos griegos la Creta de ese rey Minos se habría convertido bajo su mandato
en dueña del mar y la cima de una civilización brillante y extraña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario