El puerto de El Pireo, los Muros
Largos, que unían puerto y ciudad, y la ciudad de Atenas formaron, durante la
época clásica, un conjunto urbanístico indisociable.
A principios del siglo V, aunque
El Pireo se usaba también como embarcadero, el puerto principal de Atenas era
el de Falero, al situado al sureste de la ciudad, debido a la existencia entre
Atenas y El Pireo de una zona intermedia de marismas, conocida con el nombre de
Halipedo, que dificultaba la comunicación entre ambos. El Pireo comenzó a ser
verdaderamente habilitado como puerto a partir de 493/2 por obra de
Temístocles. En 477 se inició su fortificación, que se concluyó al año
siguiente.
El Pireo contaba con tres radas,
una comercial, llamada Cántaro, y dos militares, Cea, la más importante, y
Muniquia. El puerto comercial, el más amplio, ocupaba el área noroeste y
formaba en realidad un conjunto de tres ensenadas: el puerto exterior de Cromi-
daro; el propio Cántaro en el centro y, al Norte, el pequeño puerto llamado
Silencioso (kophos limen). A lo largo de los muelles del Cántaro
se localizaba el ágora comercial con los pórticos o deigmata, donde se exponían las mercancías, y las mesas de los
cambistas. En los tres puertos (incluido el Cántaro) se construyeron las
atarazanas, cobertizos capaces de albergar "en seco" los trirremes de
la flota. Asimismo se dispusieron arsenales para guardar parte del equipamiento
de las naves y las bocanas de los puertos se estrecharon al objeto de poder
cerrarlos con gruesas cadenas. Conocemos, aunque de manera harto deficiente,
otras partes del puerto. El Pireo poseía un urbanismo regular ortogonal
planificado por Hipodamo, un filósofo milesio, con las calles rectas tiradas
"a cordón" que se cruzaban formando una cuadrícula de ángulos rectos.
Las calles, con aceras a ambos lados, se pavimentaron con grandes losas. Un
ágora se hallaba al otro lado del promontorio de Acté, en las proximidades del
puerto de Cea, y era utilizada como mercado local por los habitantes de El
Pireo. En la cumbre de la colina más elevada del puerto, la de Muniquia, se
alzaba el templo de la diosa tracia Bendis. Existían además otros santuarios
como el del héroe Páralo y también canteras, salinas (X., HeL, 1.2.14; 2.4.33) y astilleros.
El Pireo acogía un mundo
abigarrado y cosmopolita donde se daban cita gentes procedentes del
Mediterráneo entero: atenienses, griegos de todas partes, orientales, etc.;
donde se podían encontrar los más diversos oficios y las más variadas
mercancías. Centro del comercio mediterráneo, cuartel general de la armada
ateniense, El Pireo constituía también el corazón democrático de Atenas.
Desde El Pireo a través de la
Puerta de la Ciudad partía el Hamaxito, el camino de carros que llevaba a
Atenas (X., Hel., 2.4.10), que
distaba unos seis kilómetros del puerto. Con la finalidad de unir la ciudad con
su puerto se construyeron, a partir de la década de los setenta del siglo V,
los Muros Largos. De este modo, bajo el impulso de Cimón, se elevaron el Muro
Norte, que iba desde la colina de las Ninfas en la ciudad hasta el sudeste de
El Pireo, y el Muro Sur, que transitaba desde la colina de las Musas en Atenas
hasta el puerto de Falero. Ambos estaban ya concluidos en 457. Posteriormente,
Pericles erigió un muro intermedio entre los dos, que se finalizó en 445, obra
de Calícrates. Entre el Muro Norte y el Muro Intermedio quedaba un espacio de
ciento sesenta y siete metros de ancho. El Muro Intermedio acortó sensiblemente
el perímetro defensivo y, después de su construcción, el que corría hasta
Falero cayó en desuso. Con la fortificación de El Pireo y las murallas de la
propia ciudad de Atenas, los Muros Largos formaron un triángulo defensivo
inexpugnable por tierra que la flota podía mantener abastecido al tiempo que
atacaba a los contrarios.
Como la inmensa mayoría de las
ciudades griegas, Atenas se dividía en tres partes principales: la acrópolis,
la ciudad baja intramuros y los suburbios y necrópolis extramuros.
La acrópolis será tratada en el
siguiente capítulo, por lo que se refiere a la ciudad baja, ésta incluía las
murallas, el ágora, los barrios residenciales y también un buen número de
santuarios. La muralla de la ciudad baja anterior a la Segunda Guerra Médica,
de unos 800 metros
de perímetro, fue arrasada por los persas y, en 478, Temístocles impulsó la
construcción de un nuevo muro de forma aproximadamente circular, que contaba
con una longitud perimetral de 1.600 metros . Dicha muralla poseía una anchura
de 2,5 metros
y se dividía en un zócalo de mampostería de un metro de alto, que sostenía un
alzado de ladrillo almenado de unos siete u ocho metros de altura. De la
muralla sobresalían también numerosas torres cuadradas de unos cinco metros de
lado. Tenemos noticias asimismo de unas dieciséis puertas que se abrían en la
muralla. De entre ellas las más importantes eran el Dípilon (la Doble Puerta) y
la cercana Puerta Sagrada, por la que salía todos los años la procesión a
Eleusis. Entre las dos se localizaba el Pompeo (de pompe, procesión), el recinto en el que se preparaban las
procesiones de los misterios eleusinos y de las Grandes Panateneas y donde se
guardaban los utensilios de ambas.
La ciudad no tuvo una
planificación urbanística previa sino que se adaptó a las condiciones naturales
del terreno según se expandía el tejido urbano. En consecuencia, Atenas tenía
un trazado sumamente irregular de calles estrechas y sinuosas, bastante
insalubres. Sólo las plazas concedían algo del espacio que necesitaban las
relaciones sociales.
El ágora, la gran plaza de
Atenas, se localizaba en una amplia explanada, de forma vagamente triangular,
que se extendía a los pies de la colina del Colono Agoreo, entre el Areópago y
el pequeño riachuelo del Eridano. El ágora era el centro de la vida política,
social y económica de la ciudad y plasmaba con bastante perfección los
principios básicos del urbanismo griego: comodidad, simplicidad y
especialización de funciones. Los primeros edificios en piedra del ágora
parecen remontarse a comienzos del siglo VI, momento en el que, el ágora se
convierte en el centro político de la ciudad. Antes de las Guerras Médicas,
tenemos atestiguadas algunas edificaciones como la fuente Eneacru- nos (de los
Nueve Caños), de época pisistrátida (c. 530), el Buleuterio, el Pritaneo, el
tribunal de la Heliea y el Altar de los Doce Dioses (522/1), el punto a partir
del cual se medían todas las distancias del Ática. La totalidad de los
edificios del ágora fueron arrasados por el doble saqueo persa (480/479).
Después, mínimamente acondicionados, volvieron a su uso habitual. La verdadera
reconstrucción del ágora parece haber comenzado hacia 460. A partir de entonces
fue dotándose de nuevas edificaciones hasta mediados del siglo II d. C.
Sobre la cima del Colono Agoreo,
en la parte oeste del ágora, se elevaba el templo de Hefesto (449-440), dórico,
de 31,7 por 13,71
metros . En el friso se representaban los combates de
Teseo y una Centauromaquia y en las metopas los trabajos de Heracles. En la
colina, rodeando al templo de Hefesto, se situaban los talleres de los
ceramistas, broncistas y herreros. En la ladera del Colono Agoreo se levantaban
los principales edificios administrativos. El antiguo Buleuterio, un edificio
cuadrangular de veintitrés metros de lado, era la sede del Consejo de los
Quinientos y fue reconstruido hacia 460. Un nuevo Buleuterio se levantó a
finales del siglo V y el viejo edificio albergó a partir de entonces los
archivos atenienses. Contiguo al Consejo se encontraba el Tolo, de planta
circular de unos dieciocho metros de diámetro, que servía de residencia a los
pritanos y donde se custodiaban los pesos y medidas oficiales. Al sudoeste del
Tolo otro edificio pudo servir de sede al colegio de los diez estrategos
(Estrategeo). Frente al Tolo se encontraban las estatuas de los diez héroes
epónimos, debajo de los cuales se hacían públicos los avisos para los
ciudadanos de cada tribu, la lista de los soldados movilizados y los proyectos
de ley que debían ser votados por la Asamblea. La Estoa real, al noroeste del
ágora, de forma rectangular, era la residencia del arconte basileus. A su lado, se localizaba la Estoa de Zeus Eleuterio, que
se comenzó a construir a finales de la década de los treinta del siglo V y se
finalizó en 409/408. A diferencia de otros pórticos, estaba rematada por dos
alas que sobresalían del frente principal.
En la parte este del ágora se
elevaban dos bellos pórticos, la Estoa Pintada (Pécile), erigida por Cimón, y
la de Hermes, de la que no se ha hallado vestigio alguno y que debía estar
hacia el oeste del Pécile. En la Estoa Pécile se representaban, sobre grandes
paneles de madera pintados, la guerra de Troya, una Amazonomaquia y las
batallas históricas de Maratón y Enoe (una victoria argiva con ayuda ateniense
contra los espartanos, c. 457/6). En el lado sur, con un edificio cuadrangular,
que podemos datar hacia 460 y pudo servir de sede al tribunal de la Heliea.
Entre la Heliea y la Fuente del Sudeste o Eneacrunos se extendía la Estoa Sur
de finales del siglo V. Al otro lado de la fuente otro edificio, cuya fecha de
construcción oscila entre 440 y 420, sirvió posiblemente de taller de acuñación
monetaria o ceca.
Durante el siglo IV se erigieron
los pequeños templos del Metrón y Apolo Patroo, una nueva estoa en el lado sur
(la Estoa II), la Fuente Sudoccidental y un edificio rectangular, junto al
Hefesteo, que fue posiblemente un arsenal. En el siglo II se levantaron la
Estoa III, justo delante de la Estoa II, y la Estoa de Atalo (159-138) y se
reorganizó completamente el espacio del Metrón dotándolo de salas contiguas y
de un amplio pórtico jónico. Después de las destrucciones ocasionadas por Sila
(86), se levantaron, hacia 15 d. C., el fastuoso Odeón de Agripa en el centro
del ágora y, hacia 100 d. C., la Librería de Panteno al lado de la Estoa de Atalo.
A mediados del siglo II d. C. se construyeron en la esquina sudorien- tal una
pequeña estoa (Estoa sudoriental), un Ninfeo y una fuente ornamental.
Por todo el ágora se disponían
también los tenderetes de los vendedores. En el centro del ágora cada verano,
durante las Panateneas, se habilitaba un estadio con gradas provisionales para
las competiciones atléticas. Además de las canalizaciones que recogían las
aguas pluviales vertiéndolas en el río Eridano, existían también jardines, como
los que rodeaban el templo de Hefesto, y se plantaron plátanos en toda la
plaza.
Fuera propiamente del ágora, a
unos sesenta y cinco metros al sudoeste de la fuente Eneacrunos, se encontraba
la prisión, un edificio de cuarenta metros de largo y diecisiete de ancho, dotado
de ocho celdas, un patio y una torre de vigilancia.
En las cercanías del ágora, junto
al reloj hidráulico, llamado la Torre de los Vientos (segunda mitad del siglo I
a. C.), se edificó en torno a 10 d. C., con el apoyo financiero de Augusto, el
Ágora romana, frente a la cual Adriano elevó una impresionante biblioteca. Este
ultimo emperador concluyó el templo de Zeus Olímpico que había sido comenzado
por los Pisistrátidas en el siglo VI y añadió un nuevo barrio a la ciudad al
que se accedía por la famosa Puerta de Adriano.
A poca distancia del ángulo
sudoeste del ágora se encontraba la Pnix, la colina semicircular donde se
reunía la Asamblea ateniense. La Pnix comenzó a usarse probablemente en tiempos
de Clístenes a finales del siglo VI (antes la Asamblea se congregaba en el
Ágora). Fue reconstruida en 404/3 incluyendo una tribuna y un enorme muro de
contención de piedra con dos escaleras de acceso. El recinto fue nuevamente
remodelado y ampliado entre 330 y 326.
Por último, extramuros de la
ciudad se localizaban los más importantes gimnasios de Atenas, la Academia, el
Liceo y el Cinosargo. Los santuarios suburbanos más famosos flanqueaban las
orillas del río Iliso: el de Zeus Olímpico y el de Artemisa Agrotera. A ambos
lados de las vías que salían de la ciudad, se situaban las necrópolis. La más
famosa era la del Cerámico, que se extendía a partir de las puertas del
Dípilon, donde se enterraban los hombres más ilustres y los caídos en combate.
Además de Atenas y El Pireo,
muchas localidades del Ática se vieron embellecidas por las construcciones que
se emprendieron especialmente durante la Pentecontecia. En Eleusis, Pericles
rodeó el santuario de un nuevo muro y construyó una sala de reuniones o
Telesterio para los iniciados en los misterios eleusinos, que sustituía a la
antigua de Pisístrato, que a su vez había sido reconstruida en el período
cimónida. El santuario fue remodelado por Licurgo hacia 330 y se le añadieron
nuevas construcciones en los períodos helenístico y romano. En Sunio se
reorganizó completamente el santuario de Posidón entre los años 444 y 440. Se
construyó un muro que delimitaba todo el recinto sagrado, cuya entrada se dotó
de un Propileo y, en el interior del recinto, se alzó una estoa adosada al
muro. Elevado sobre un templo arcaico de menor perímetro, el nuevo templo de
Sunio era dórico, períptero y hexástilo. Su programa iconográfico incluía una
Gigantomaquia, una Centauromaquia y los trabajos de Teseo. En Braurón, también
sobre un antiguo santuario arcaico, se alzó el templo de Artemisa en el siglo V
y entre 425 y 416 se construyó una estoa en forma de "pi" con nueve
salas para albergar a las niñas,que en la fiesta cuadrienal bailaban la danza
de Artemisa vestidas como osas. El templo de Ares (c. 440-436) fue elevado
probablemente en Acarnas, al pie del Parnés, y se trasladó al ágora en época
romana. El templo de Deméter en Tórico, de estilo dórico, que fue llevado
también parcialmente al ágora en el período romano, puede fecharse en la década
de los treinta del siglo V. Finalmente, conservamos los vestigios del templo de
Némesis en Ramnunte (436-432), dórico y períptero de seis por doce columnas,
que quedó inconcluso debido posiblemente al estallido de la Guerra del
Peloponeso.
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