Región histórica de Macedonia
Macedonia es una región geográfica e histórica del sudeste de Europa en la península Balcánica, con un área de
aproximadamente 67.000 km² y una población de cerca de 4,65 millones de
habitantes.
La historia de Macedonia está muy vinculada a la Grecia
clásica. Alejandro Magno nació y fue rey de esta región.
Situación
geográfica
(El territorio histórico macedonio forma parte hoy de la República de Grecia
y no tiene nada que ver con la República de Macedonia. Los límites que tuvo
este territorio en la Antigüedad comprenden también en la actualidad una mínima
parte de la actual Bulgaria y de la República de Macedonia, pero como tal territorio histórico no debe incluirse en esos
dos paises modernos).
En el norte de Grecia se encuentra la región de Tesalia. Al norte
de esta región se extienden dos llanuras rodeadas de montañas abruptas. Esta
región, formaba en la Antigüedad el reino de Macedonia. Entre las dos llanuras
se encuentra la península Calcídica que avanza en el mar formando tres puntas.
Era un país de trigo y pastos, de aldeanos y jinetes (como Tesalia) con
una costa marítima muy reducida. Los historiadores creen que sus habitantes
eran de la misma raza que los de la región de Epiro, en Grecia y
que hablaban una lengua muy cercana a la griega, tal vez un dialecto.
Costumbres
Los jóvenes tenían una obligación iniciática que era la de matar un jabalí. Aquel
que no lo hubiera hecho no merecía sentarse con los demás en los banquetes.
Cuando, por las circunstancias que fueran, un hombre no había matado
aún a un enemigo, tenía la obligación de llevar una cuerda arrollada al cuerpo.
Era costumbre y de buen ver, el embriagarse en los festines y después,
armar peleas.
Historia
Orígenes
Según los investigadores e historiadores es muy complejo el llegar a
saber con toda exactitud el origen de estos pueblos asentados en esta zona
geográfica. Los antiguos les llamaban bárbaros, usando como en tantas ocasiones
un criterio cultural. Su procedencia es incierta y de gran complejidad. Se sabe
que se agrupaban en tribus y cada una tenía su propio rey. Eran gentes
sencillas e ignorantes que a penas habían fundado ciudades ni tenían la
tradición de constituir Asamblea del pueblo. El grueso de la población eran
pastores que cuidaban el ganado de los nobles. Estos últimos eran además
grandes cazadores y buenos guerreros.
El historiador griego Tucídices (c. 460-c. 400 a.C.), describe a estos pobladores
como gente que constituía un conjunto de pueblos dispersos en cada uno de los
cuales se había implantado una monarquía y que desarrollaban un intenso
movimiento de masas. Luchaban y competían entre sí, de manera que el informe de
su consolidación está lleno de alianzas y conflictos entre los diversos grupos
y reyes aspirantes a la hegemonía.
En algún momento de la Historia se elabora una leyenda según la cual,
los macedonios proceden de un hijo del dios Eolo llamado Macedón.
De esta manera, el gran Alejandro sería descendiente de los Eácidas y de Heracles,
orígenes plenamente helénicos.
La arqueología también tiene su palabra sobre este pueblo
macedonio. Han salido a la luz tumbas reales que datan de finales del siglo VI
adC, llenas de ricos ajuares y valiosas obras de arte de tradición griega.
El Imperio
Durante muchos años Macedonia fue una zona inestable, cuyos reyes se
asesinaban unos a otros para conseguir el poder sobre todas las tribus. Hasta
que llegó un nuevo rey, un joven de veintidós años llamado Filipo, y con él el comienzo de una gran
Historia y de un gran Imperio. Filipo impuso el poder sobre los demás y
consiguió que su pueblo sacara partido de su ventajosa posición geográfica. Las
hazañas de Filipo son grandiosas pero en realidad no son sino la apertura de un
camino de gloria que recorrería su hijo Alejandro Magno.
Por otra parte, el mundo Helénico se encontraba en constantes rencillas
y guerras entre las ciudades-estado, situación que favoreció en gran manera a
Filipo para llevar a cabo su plan de expansión y conquista. Hay que tener en
cuenta que Grecia no existía como la unidad política que ahora conocemos; no
existía la idea de nación, por eso no es de extrañar que pelearan entre sí las
grandes ciudades de Atenas, Esparta Tebas y demás. Casi todas ellas tenían un
enemigo común: los persas. Éste fue el punto de arranque de Filipo para
realizar su expansión con la ayuda y cooperación de los griegos. Las conquistas
de este rey fueron importantes y consiguió la hegemonía macedonia sobre los
griegos. Hubiera continuado agrandando el imperio pero la muerte le sorprendió
tempranamente en forma de asesinato.
Su hijo el gran Alejandro continuó la labor en mayor medida haciendo ya
verdaderamente de Macedonia un extenso Imperio que llegó a abarcar desde el Danubio al Indo, desde el mar de Aral al desierto del Sahara. Comprendía:
- En Europa: Grecia,
Macedonia y Tracia
- En Asia: Asia
Menor, Siria,
Caldea, Persia y Noroeste de la India
- En África: Egipto.
La gran campaña contra los persas, antiguos rivales, culminó con la
batalla de Isos en que fue derrotado Darío III rey de Persia. Este
triunfo le abrió además la fácil conquista de Egipto.
La capital de este imperio, Pella, se convirtió en una ciudad próspera donde se daban cita
los más famosos científicos, filósofos y artistas del mundo conocido.
Diez años duraron las campañas de Alejandro. Se disponía a invadir la Península Arábiga cuando le llegó la muerte (en 323 adC).
Cuando Alejandro murió, Macedonia se quedó sin sucesor y comenzaron las luchas
internas que liquidaron el vasto imperio.
Los generales del ejército macedonio los llamados diádocos
(διαδοχος) o sucesores o herederos, eran treinta y cuatro en total; cinco de
ellos se repartieron los territorios conquistados por Alejandro que se fueron
convirtiendo en pequeños reinos y no dejaron nunca de luchar entre ellos. Se
sabe que Alejandro había dicho en una ocasión: Mis generales me harán
funerales sangrientos.
Después de estos antiguos generales gobernaron los llamados epígonos
(επιγονος), los nacidos después o sucesores. La lucha entre ellos para obtener
el poder y la hegemonía duró casi cincuenta años, hasta el 281 adC en que
murió el último de los diádocos, Seleuco.
Los protagonistas de los primeros tiempos fueron los comandantes Perdicas y Meleagro, con sus intrigas y
maniobras. También el gran general Antígono Monoftalmos, Antípatros
(o Antípater) el último general que quedaba de la época de Filipo II, y más
tarde los hijos de ambos Demetrio y Casandro.
Decadencia
Durante los siguientes veinte años no hubo más que peleas entre ellos.
En un principio se contentaron con llamarse gobernadores, en espera de la
mayoría de edad del hijo de Alejandro, pero ya en el 306 adC tomaron
el título de rey. Se repartieron el imperio de la siguiente manera:
- Asia para Antígono Monoftalmos. Era el que tenía
más poder y más extensión de tierras.
- Egipto para Ptolomeo, cuya dinastía fue la más estable de
todas.
- Tracia y Asia
Menor para Lisímaco
- Babilonia
y Siria para Seleuco
- Grecia, y Macedonia para
Casandro.
Antígono pretendió desde un principio ser el único y soñó con la gran
unidad del imperio de Alejandro. Pero los generales Ptolomeo, Lisímaco y
Seleuco no se lo consintieron y le declararon la guerra. Antígono fue vencido y
muerto en la Batalla de Iso, (en Frigia, centro de
Asia Menor) en el 301
adC.
Los epígonos ( o nacidos después, o sucesores de
los generales) continuaron con las luchas internas y externas por
conseguir el poder.
En el año 281
adC el gran imperio estaba dividido en tres grandes estados:
- Macedonia (dinastía
Antigónida)
- Asia (dinastía
Seleúcida)
- Egipto (dinastía
Ptolemaica)
Los romanos
Pero en el año 215 adC hasta el 168 adC, otro
pueblo poderoso guerreó contra los macedonios. Eran los romanos que vencieron y
convirtieron Macedonia en provincia romana. A partir de este momento la
Historia de Macedonia estará ligada a la Historia de Roma. Por eso mismo pasa
también por la etapa histórica del Imperio
Bizantino y en el año 395
forma parte de la mitad oriental del Imperio
Romano.
Un personaje importante en estas tierras durante los primeros años del cristianismo
fue el apóstol San Pablo que predicó la nueva religión principalmente en
las ciudades de Filipos y Tesalonia.
Los eslavos
Llegando a los siglos VI y VII acuden a Macedonia un número bastante
crecido de eslavos
de distintos puntos de la Europa oriental. Se asientan en estas tierras y poco a poco
van convirtiéndose en un grupo dominante. A partir del siglo XI
muchas zonas de la región fueron gobernadas por serbios, búlgaros y bizantinos.
En el siglo
XIV, Macedonia se trocó en súbdito del Imperio
Otomano y como tal, fue protagonista de refriegas entre serbios, búlgaros y
griegos.
Siglo
XX
Finalmente, después de las guerras de los Balcanes (años 1912 y 1913) la región
histórica de macedonia se desligó del dominio otomano y fue dividida entre
Grecia (donde está la mayor parte de la tierra de este antiguo pueblo
histórico), Bulgaria
y Serbia.
Olimpia de Epiro
Olimpia (375
adC – 315
adC) fue la esposa principal del rey Filipo II de Macedonia y madre de Alejandro
Magno. Era hija de Neoptolemo, rey de Molosia, en la región de Epiro al noroeste de
la actual Grecia.
Desde muy pequeña se quedó huérfana de padre y madre y vivió bajo la tutela de
su tío Arribas, que pasó a ser el rey de Molosia. Fue su tío quien arregló su
matrimonio con Filipo de Macedonia, para enlazar la amistad y tener buenas
relaciones con este país. Olimpia tenía 19 años cuando se casó. Y fue la
primera esposa en rango (no en orden).
Su nombre de soltera era Políxena, en honor de la joven llamada así,
hija de Príamo
y sacrificada en la tumba de Aquiles. Cambió su nombre por el de Myrtale cuando se casó
con Filipo, y más tarde lo volvió a cambiar por Olimpia, en memoria de la
victoria que Filipo obtuvo en este lugar y que sucedió el mismo día del
nacimiento de su hijo Alejandro. Pasados los años volvió a cambiar el nombre
por el de Estratonice, en honor de la victoria obtenida en defensa de su nieto
Alejandro IV frente a su rival Eurídice (que era aliada de los sucesores de Casandro de Macedonia).
Olimpia (nombre con que se la conoce en la Historia), tuvo
dos hijos con Filipo: Alejandro, en el 356 adC y
Cleopatra, en el 353
adC.
No se conservan muchos escritos sobre la vida de Olimpia. Los
historiadores han tenido que entresacar de los pocos fragmentos que han llegado
a sus manos. Pero sí hay una leyenda difundida por sus enemigos, sobre todo por
el mayor de todos que fue Casandro. Se dice que era una mujer violenta,
neurótica y supersticiosa. Y también se dice (y es histórico) que bajo su
mandato fueron asesinados varios personajes de su época. Pero los historiadores
afirman que este hecho no debe considerarse como algo insólito y propio de una
loca asesina, sino como producto de una época y unas costumbres. Olimpia hizo
lo que otros reyes de su momento, es decir llevar una política de eliminación
de posibles rivales.
Fue repudiada por Filipo en el año 337 adC y de
esta manera pasó de ser reina a ser sólo madre de Alejandro. Se exilió
voluntariamente en Epiro, su región natal. Sólo volvió a Macedonia cuando murió
Filipo, al año siguiente, en el 336 adC. A partir de ese momento su vida se convierte en
intrigas políticas y asesinatos. En primer lugar mandó asesinar a la última
esposa legítima de Filipo, hecho que fue muy reprochado por Alejandro, su hijo.
A pesar de estas turbulencias parece ser que fue la época mejor de su vida pues
se sentía importante como regente de Macedonia, sin que nada la estorbase. Pero
tenía un enemigo sempiterno: Casandro que consiguió destruirla.
Cuando Olimpia mandó asesinar a Eurídice (hija de Amintas) y a Filipo Arrideo (rey de Macedonia tras la
muerte de Alejandro Magno), Casandro, el eterno rival, sublevó a parte del
pueblo contra ella y finalmente la hizo ejecutar. Murió Olimpia en el año 315 adC
La muerte de
Olimpia
Casandro no contaba con la oposición de los soldados macedonios. Ordenó
a éstos la ejecución de Olimpia, pero se negaron alegando que ellos no matarían
nunca a la madre de su mítico jefe Alejandro. Después de este fracaso pretendió
ganar terreno con la difamación y la calumnia hacia Alejandro. Pero los
macedonios no están de acuerdo con este comportamiento y comienzan a retirarle
su apoyo. El recuerdo del gran Alejandro pesaba todavía mucho.
Fue entonces cuando Casandro urdió toda una trama: acudió a los
parientes de Eurídice (esposa de Filipo Arrideo, que había sido asesinada por
orden de Olimpia), que estaban todos en contra de ésta. Y así con la ayuda de
unos parientes despechados y enemistados, Casandro consiguió la muerte de
Olimpia, su gran enemiga.
Filipo II de
Macedonia
Durante muchos años Macedonia fue una zona inestable,
cuyos reyes se asesinaban unos a otros para conseguir el poder sobre todas las
tribus. Hasta que llegó un nuevo rey, un joven de veintidós años llamado
Filipo, y con él el comienzo de una gran Historia y de un gran Imperio. Filipo
impuso el poder sobre los demás y consiguió que su pueblo sacara partido de su
ventajosa posición geográfica. Las hazañas de Filipo son grandiosas pero en
realidad no son sino la apertura de un camino de gloria que recorrería su hijo Alejandro
Magno.
Filipo rey
En el año 356
adC subió al trono de Macedonia el joven Filipo de veintidós años, con el
nombre de Filipo II. De él se dice que era un excelente jinete, gran nadador y
un soldado muy sufrido en campaña. De maneras afables, conversación animada y
gusto por los festines. Se había casado con Olimpia,
princesa de Epiro,
y tenía un hijo, Alejandro, que sería más tarde Alejandro Magno.
Filipo había pasado tres años en Tebas en calidad de rehén y allí había aprovechado
bien el tiempo, estudiando de cerca los ejércitos
griegos y su política. Allí se había dado cuenta de que la nueva táctica de la
ruptura que se enseñaba a los soldados, basada íntegramente en la falange,
podía mejorarse y mucho. En el campo político se dio cuenta de que Tebas ya no
era la ciudad fuerte ante Atenas, que se debilitaba y dejaría de dominar. Pensó que tal
vez él y Macedonia podrían ser los nuevos dominantes, como así sucedió. La idea
de este rey era llegar a la unidad política de todos los pueblos griegos bajo
su mando.
El ejército
Su primer cometido fue organizar un buen ejército, un ejército
competente, disciplinado y numeroso, capaz de enfrentarse con los más grandes
pueblos de aquel mundo conocido, capaz de dominar, como lo hizo, a lo largo de
dos siglos. Filipo preparó el ejército no con mercenarios sino con sus
súbditos, para el posterior triunfo de Alejandro Magno, de la misma manera que Cayo Mario
preparó en Roma el
ejército que haría triunfar a César. El biógrafo griego Plutarco (c.
46-125) escribiría siglos más tarde esta coincidencia en su gran obra Vidas
paralelas.
El rey proporcionaba las armas:
- casco
- coraza de cuero
- escudo pequeño y
redondeado
- espada corta
- lanza de 6 metros y
medio, llamada sarissa. Era famosa esta lanza, la más larga y
pesada que se conoce de la antigüedad.
Se componía de:
- caballería (formada por la clase
de la nobleza). Desde antes, los reyes macedonios tenían una tropa de
jinetes nobles que formaban su escolta. Se llamaban Haires (compañeros).
Filipo organizó a su modo esa caballería y les dio a todos las mismas
armas: coraza metálica, jabalina y sable. Eran en total 800 hombres.
- infantería (formada por la masa
del pueblo).
- falange (donde estaban los
hombres más robustos).
Al principio este ejército lo componían 10.000 soldados; poco a poco
fue engrosando el número y llegaron hasta los 30.000. Llegó a ser muy superior
a todos los demás ejércitos de los distintos pueblos griegos, no sólo superior
en número de contingentes, sino, lo que es más importante, en organización y
disciplina. Filipo sabía que los griegos se habían ido relajando en sus
costumbres y por tanto él trató de corregir todos los fallos. Los soldados
griegos temían las grandes marchas, nunca se ponían en campaña si no era primavera,
llevaban muchos carros consigo y sirvientes, lo que hacía que se llenaran los
campos y que se retrasaran las marchas. Desde un principio, Filipo obligó a sus
soldados a caminar 50 km diarios llevando sus armas e impedimentas, prohibió
llevar vehículos y sólo consintió un sirviente por cada 10 hombres y uno
también para cada jinete. Además hizo campañas en invierno. Era
muy rígido y contaba con la disciplina por encima de todo.
Para la lucha en el campo de batalla se colocaban en falange, que era
la masa regular. La falange no era un invento de Filipo, ya existía entre los
griegos, pero él supo perfeccionarla. La falange macedonia constaba de 16 filas
de fondo y todos los hombres armados con la sarissa. Los hombres de las
6 primeras filas sostenían con las dos manos la lanza tendida en dirección al
enemigo. Por delante de ellos iban asomando las lanzas de las filas de los que
estaban detrás, de manera que la formación quedaba así:
- En la primera fila la
lanza o sarissa avanzaba 6 metros (6 y medio, a veces).
- La segunda fila
sobrepasaba su lanza en 5 metros a la primera.
- La tercera sobrepasaba
en 4 metros.
- La cuarta sobrepasaba en
3 metros.
- La quinta, en 2 metros.
- La sexta en 1 metro.
Las últimas filas sostenían su lanza hacia arriba, se mantenían a la
expectativa y cubrían bajas. En caso necesario, las ocho últimas filas hacían
frente al lado opuesto, volviendo la espalda a sus compañeros. Entonces se
formaba una agrupación impenetrable. La falange era una masa pesada, de
movimientos lentos, que sólo podía maniobrar en llano. Para movimientos
rápidos, escalar alturas y atrincheramientos, Filipo contaba con infantes que
llevaban un escudo pequeño y armas ligeras.
Otra cuestión de la que se ocupó este rey fue de la maquinaria de
guerra que llegó a ser la más completa que los historiadores hayan conocido
hasta ahora. Se empleaba para sitiar las ciudades y constaba de catapultas (que
lanzaban grandes piedras y tizones encendidos) y torres movibles para alcanzar
las murallas. Con este ejército tan preparado y tan bien equipado Alejandro
Magno pudo realizar los sueños de su padre Filipo: conquistar Persia.
Las victorias
Su campaña comenzó por los alrededores de las tierras de Macedonia. En
el 355 adC
conquistó la ciudad de Crenidas, (a la que bautizó con su nombre llamándola Filipos o Filípolis) cerca de la costa del mar Egeo, a orillas del río
Hebro y al otro lado de la zona minera de Pangreo. Desde esta ciudad podía
tener el control absoluto de la producción de oro y a partir de ese
momento, Filipo pudo acuñar en este metal y dejar de lado la plata que
patrocinaban otras ciudades. En el año 349 adC invadió
la Península Calcídica y en el 348 adC
destruyó su principal ciudad, Olinto. Siguió hacia el sur y consiguió ser el
gobernador de la región de Tesalia.
La primera victoria de Filipo en territorio de los griegos fue en año 346 adC en que
venció a la región de Fócida (en el centro de la península griega). Esta victoria
dio la alerta general de que algo estaba pasando y que aquellos bárbaros con su
rey al frente debían ser tenidos en cuenta. A partir de este momento, Macedonia
fue admitida (aunque no de muy buen grado) en el consejo de ciudades, lo que se
llamaba Anfictionía, y Filipo aprovechó su posición en dicha Liga
para dominar los asuntos de Grecia y tener el control del Oráculo de Delfos, asunto éste de suma
importancia para cualquier decisión militar o política que hubiera que tomar.
En el año 338
adC, Filipo, con su gran ejército, se dirige a Queronea (Beocia) y arrasa
literalmente a las huestes de Tebas y Atenas, que, aunque enemigas, se habían
aliado temporalmente frente a un enemigo común. En esta batalla, su hijo
Alejandro, de 18 años de edad, tenía a sus órdenes 1.800 jinetes. Después de
esta gran victoria, Filipo se comportó sabiamente haciendo gala de gran
político; no humilló a los vencidos pero les impuso la paz del vencedor y les
dio a conocer sus ambiciosos planes: invadir Asia y destruir el Imperio
Persa.
El eterno rival de Filipo fue el ateniense Demóstenes,
político y orador, que mantuvo en vilo y en odio perpetuo contra Filipo y
Macedonia a sus conciudadanos. Demóstenes quiere la guerra a toda costa, a
pesar de la paz impuesta, y con sus discursos solivianta y perpetúa la
enemistad de Atenas con Macedonia. Son las famosas Filípicas, palabra
que en nuestros días se sigue usando como sinónimo de regañina importante.
Muerte de Filipo
Museo Arqueológico de Vergina
(Egas).
En el año 337
adC, Filipo se divorcia de Olimpia. Su intención era volverse a casar con
una noble macedonia. Para aplacar el descontento de los nobles de Molosia (de
donde era Olimpia), trama un matrimonio de conveniencia entre su propia hija
Cleopatra y un hermano de Olimpia (es decir, un tío de Cleopatra) que era rey
vasallo en Molosia.
Los historiadores de todos los tiempos han barajado muchas teorías
sobre el caso. Lo primero que han hecho siempre ha sido preguntarse quien salía
beneficiado con la muerte de Filipo. Pero esta pregunta tiene muchas réplicas.
Varios personajes pudieron estar implicados:
- El propio Alejandro, su
hijo
- Olimpia, la esposa de la
que se divorció
- El rey de Persia
- Muchos nobles macedonios
- Demóstenes, el eterno
enemigo
Cada autor presenta su tesis y sus teorías, pero el asesinato de Filipo
sigue siendo un misterio para la Historia de la Humanidad.
Alejandro Magno. Alejandro
Nacionalidad: Macedonia
Pella
356 a.C. - Babilonia 323 a.C.
Alejandro III Magno (Al-Kjandr), rey de
Macedonia,
nacido a finales de julio de 356 adC, muerto el 10 de junio
de 323,
(reinando de 336
a 323 a.C.),
conquistador del Imperio Persa y uno de los líderes militares más
importantes del mundo antiguo, es quizás una de las figuras más atractivas de
la Historia.
Imagen
de Alejandro Magno. Mosaico de la casa del Faune de Pompeya (Museo Arqueológico
Nacional de Nápoles)
Alejandro en la
Historia
Hijo de Filipo II y Olimpia,
muy pronto (340 a.C.) su padre lo asoció a tareas del gobierno nombrándolo
regente. En el 338 dirigió la caballería macedónica en la batalla de Queronea.
Después del asesinato de su padre en el año 336 adC a manos
de Pausanias, un capitán de su guardia, Alejandro Magno heredó el reino cuando
solamente tenía veinte años.
Toda la Grecia
sometida por Filipo se alzó en armas, pero Alejandro dio pruebas de su fuerza
militar: tomó y destruyó Tebas, y se hizo nombrar general de los griegos,
título que ya había ostentado su padre.
Consolidada así la hegemonía macedónica, había de cumplirse la
premonición de Filipo II quien, según refiere Plutarco, le
dijo cierta vez a su hijo: "Macedonia es damasiado pequeña para tí".
En efecto, Alejandro quedaba libre para empezar la guerra contra Persia. Derrotó a Darío III en las batallas del Gránica y de Guagamela, aun con inferioridad numérica, gracias al genio
militar del jóven rey macedonio. En ambas ocasiones escapó huyendo el emperador
persa. Darío fue traicionado por sus nobles y asesinado. Alejandro habría de
honrar a su otrora rival y enemigo, y perseguir a sus asesinos.
A sus treinta y dos años su imperio se extendía hasta el valle del Indo por el Este y
hasta Egipto por
el Oeste donde fundó la famosa ciudad de Alejandría
(hoy Al-Iskandría, الاسكندرية ). Fundador prolífico de ciudades, ésta ciudad
egipcia habría de ser con mucho la más famosas de todas las Alejandrías
fundadas por el también faraón Alejandro.
Fue educado como príncipe heredero y desde sus primeros años recibió
una sólida formación atlética y militar. A los catorce años fue puesto bajo la
tutela del filósofo Aristóteles quien continuó con la educación griega que
estaba recibiendo e incentivó su interés por diversos ámbitos del conocimiento
como la geografía, la medicina, la poesía, la zoología y la botánica.
Fue valiente y generoso pero también cruel y despiadado cuando la
situación política, según su opinión, lo requería. Sus gestas lo convirtieron
en un mito y, en algunos momentos, en casi una figura divina. De hecho, en las
monedas acuñadas en su época y en la de sus sucesores, la figura de Alejandro
Magno se fusiona y llega a confundir con la de Apolo. Asimismo, en el oráculo
del oasis de Siwah se le proclamó hijo de Zéus, y aunque nunca repudió
públicamente a su padre, el rey Filipo, tampoco desmintió su presunta
ascendencia divina.
Cuando todo el imperio persa cayó en sus manos, Alejandro adoptó el
tipo de corte y la condición de un príncipe oriental, factor que provocó una
violenta oposición entre el grupo de sus generales macedonios, y una conjura
contra él, resuelta con la ejecución de uno de sus generales más antiguos, que
databa desde el reinado de su padre, Parmenio. También esta conjura provoco la
muerte de Filotas, hijo de Parmenión, Amintas (primo de Alejandro), considerado
por los insurgentes como el legitimo rey (Filipo llegó al trono, pues su
hermano, el regente de Macedonia cayó muerto y su hijo, Amintas, era aún muy
joven para gobernar). Tiempo después ocurrió una nueva conjura contra
Alejandro, ideada por sus pajes, la cual tampoco logró su objetivo. Tras esto,
Calístenes (quien hasta ese momento había sido el encargado de redactar la
historia de las travesías de Alejandro), fue considerado como impulsor de este
complot, por lo que fue condenado a muerte, sin embargo él se quitó antes la
vida.
Al sentirse halagado por la sumisión de los persas y por su elevación a
personaje de rango divino como gran rey, prefirió la continuación de
la política tradicional persa en lugar de continuar con su idea primitiva, y
mientras su ejército y todos los griegos consideraban cumplido su deber de
destruir al enemigo ancestral, Alejandro se decantó por llevar la conquista a
territorios situados más al oriente.
Uno de sus generales más queridos, y el último del ejercito legado por
su padre fue Clito "El Negro", quién murió en manos del mismo
Alejandro una noche de juerga, tras sentirse ofendido por él.
Invadió Bactriana, se casó con la princesa Roxana, y llevó a
su ejército a atravesar el Hindukush y a dominar el valle del Indo, con la
única resistencia del rey indio Poros en Hidaspes.
Como político y dirigente tuvo el gran proyecto de unificar Oriente y
Occidente en un imperio mundial. Hizo que unos 30000 jóvenes persas fueran
educados en la lengua griega y en las técnicas militares macedónicas. Fundó
unas 70 ciudades, por todo el imperio, destinadas no sólo al ejército, sino a
ser centros de difusión de la cultura griega. El griego se convirtió, entonces,
en lengua universal.
Con sus acciones extendió ampliamente la influencia de la civilización
griega y preparó el camino para los reinos del periodo helenístico y la
posterior expansión de Roma.
Fue además gran amante de las artes. Alejandro era consciente del poder de
propaganda que puede tener el arte y supo muy bien controlar la reproducción de
su efigie cuya realización sólo autorizó a tres artistas: un escultor (Lisipo),
un orfebre y un pintor: Apeles. Los biógrafos de Alejandro cuentan que éste tenía en
gran aprecio al pintor y que visitaba con frecuencia su taller y que incluso se
sometía a sus exigencias.
Alejandro murió a la edad de 32 años. Existe teorias actuales que
señalan la causa de su muerte a la enfermedad vírica llamada fiebre del Nilo.
Alejandro en
Egipto
La cultura del antiguo Egipto
impresionó a Alejandro desde los primeros días de su estancia en este país. Las
reliquias gigantes que él veía por doquier le cautivaron hasta el punto que
quiso faraonizarse como aquellos reyes casi míticos. La Historia del Arte nos
ha dejado un testimonio de estos hechos y apetencias. En Karnak existe un
relieve donde se ve a Alejandro haciendo las ofrendas al dios Amón, como lo hace
un converso. Viste la indumentaria faraónica:
·
Klaft faraónico (el manto que cubre la cabeza y va por detrás de las
orejas, clásico del antiguo Egipto), más las coronas roja y blanca que se
sostienen en equilibrio inestable.
·
Ofrenda en cuatro vasos como símbolo para indicar "cantidad",
"repetición", "abundancia" y "multiplicación".
En los jeroglíficos de la pared se distinguen además los dos nombres de
Alejandro-faraón y ambos se presentan dentro del anillo elíptico:
- Alejandro como Horus
- Alejandro como Alejandro
Después de
Alejandro
A la muerte de Alejandro quedaron como familiares y herederos unos
personajes que poco a poco fueron víctimas de la ambición por el poder y de las
intrigas de la época, asunto éste que, según los historiadores, no se debe
juzgar con la óptica actual sino con la de aquellos tiempos.
Dichos personajes eran: Filipo Arrideo, (que llegó a
ser por poco tiempo Filipo III de Macedonia), hijo de Filipo II
y hermanastro de Alejandro, más su esposa Eurídice (joven
macedonia, mandada asesinar por Olimpia
de Epiro después de la muerte de Filipo Arrideo). Roxana,
princesa persa viuda de Alejandro, embarazada; fue su última esposa. (Mandada
asesinar por Casandro). Más tarde nació su hijo llamado también
Alejandro, que llegó a ser Alejandro IV por poco tiempo, pues a los 13 años fue
también asesinado por orden de Casandro. Había así mismo dos viudas mas de
Alejandro, hisjas del rey Dario, Estatira (su primera esposa, con quien
concibio un hijo, cuyo embarazo no llego a termino) y su hermana Barsine. Aqui
ocurre una paradoja, el primer gran amor de Alejandro, se llamó Barsine, esposa
de Memnón, y mercenario griego que luchaba por Dario, quien fue muerta,
lamentablemente, por miembros de su guardia intentando defenderla. Tesalónica,
hermanastra de Alejandro. En el transcurso de unos pocos años, no quedó ningún
miembro de la familia de Alejandro Magno. El reino también sufrió grandes
divisiones a causa de disputas entre los generales mas cercanos a Alejandro,
pero Seleuco, fue el que trató de mantener el imperio lo más parecido a lo que
había legado Alejandro.
El vasto imperio de Alejandro Magno quedó dividido a
su muerte de la siguiente manera:
- Asia para Antígono Monoftalmos. Era el que tenía
más poder y más extensión de tierras.
- Egipto para Ptolomeo, cuya dinastía fue la más estable de
todas, (dinastía Ptolemaica).
- Tracia y Asia
Menor para Lisímaco.
- Babilonia
y Siria para Seleuco, (dinastía Seleúcida). Se daba el
nombre de Siria a una enorme superficie que llegaba hasta las fronteras
con la India.
- Grecia, y Macedonia para
Casandro, (dinastía Antagónida).
Nudo gordiano
En Gordión (actual Anatolia) había
un yugo con una cuerda ceñida por un nudo complicado. Según las tradiciones,
quien consiguiera desatar el nudo gordiano podría conquistar
Oriente. Alejandro Magno (356-323 a.C.) se enfrentó al
problema (333 a.C.) cortando el nudo con su espada, y dijo: «es lo mismo
cortarlo que desatarlo». Efectivamente Alejandro conquistó Oriente.
Héroe conquistador
En
la lista de los conquistadores de la historia de la humanidad, no existe duda de
que el nombre de Alejandro Magno está en la cima. Aún, a 2300 años después de
su muerte a sus tempranos 32, el rey de Macedonia sigue siendo un tópico de
discusión entre historiadores e investigadores, tanto por las hazañas que logró
durante su vida como por la misteriosa manera en la que murió.Parece que estaba
destinado a la grandeza casi desde que nació en el 356 AC, y mientras que su
nacimiento exacto no puede ser corroborado ( aunque el 20 de Julio es
ampliamente aceptado), dice la leyenda que ese día el templo de Artemis se
quemó; un presagio de que Alejandro alcanzaría la grandeza.Como joven
gobernante, el hijo del Rey Filipo II de Macedonia y su esposa Olympia, se ganó
el respeto de sus súbditos mientras era un adolescente. Se cree que invirtió gran
parte de su pubertad corriendo alrededor de los campos militares de su padre, y
a menudo se irritaba cuando su padre retornaba de una derrota porque le
preocupaba lo poco que tendría por hacer cuando ascendiera al trono.De hecho,
los cuentos de sus proezas suenan similares a las de aquellos héroes griegos o
nórdicos.
Una
leyenda habla de su madurez física y mental a la edad de 13; Alejandro demostró
su coraje domando un caballo llamado Bucephalus, que su padre había comprado y
que nadie podía controlar. Alejandro apostó 13 talens, el precio del caballo, a
que él lo domaría y descubrió que el caballo se había asustado de su propia
sombra. Puso el caballo de frente al sol y lo cabalgó calmadamente. De hecho,
él luego cabalgó con Bucephalus hasta la India y cuando murió ahí, fundó una
ciudad llamada Bucephala, en honor a su adorado corcel.Alejandro también tuvo
acceso a grandes tutores, contratados por sus padres para darle a su hijo la
mejor educación. Entre ellos estaba el filósofo griego Aristóteles, que le
enseño muchas costumbres griegas que él luego incorporó a su vida. El príncipe
también estaba interesado en otras culturas, filosofía, ética, política, flora
y fauna, entre una gran variedad de tópicos y particularmente adoraba los
trabajos de Homero.
De
hecho, le gustó tanto la Ilíada, que adoptó a Aquiles como su modelo.Leonidas y
Lysimachus estuvieron entre sus otros tutores, él odió al primero y el segundo
le enseñó mucho sobre varias culturas alrededor del mundo. Pronto desarrolló un
aprecio por el drama, la poesía y la música bajo la tutela de Lysimachus y
también aprendió de él a tocar la lira.Era tan avanzado que, cuando tenía 16
años, fue puesto a cargo de las colonias cuando el Rey Filipo estaba lejos. De
hecho, él fundó su propia colonia, Alejandría, a los 16 y estaba bien preparado
para ascender al trono a los 20, cuando murió su padre.El rey Filipo fue
asesinado en el teatro, una muerte que muchos especulan fue tramada por el
propio Alejandro o fue la acción de su madre. A pesar de ello, Alejandro fue
indisputable como rey de Macedonia, y adoptó pronto el título de Alejandro
Magno. Sin embargo, no fue sino hasta que el rey Persa Darius fuera asesinado
en las montañas por Bessus, luego de escapar de Alejandro, que este fuera
coronado como rey de Persia en el 332 AC. Pronto se dio a conocer como el rey
de toda Asia
Alejandro:
el hombre
Se dice que Alejandro era
inmensamente popular entre su gente y sus tropas, seduciéndoles con su infantil
sentido del humor y su generosidad. Demostró lealtad extrema hacia sus amigos,
a pesar de que permaneció perspicaz hacia sus alianzas.Ha sido descrito con un
cuerpo fuerte, atlético, a pesar de que era más pequeño que los macedonios
promedio. De blanca piel, con un rostro bien rasurado y de ojos grises, él era
en conjunto un hombre apuesto.
Cuando no estaba en batallas,
prefería vestir ropajes persas: una larga túnica, capa, cinto y vincha en
espléndido púrpura y blanco. Le gustaba cazar, los juegos de pelota y correr;
se dice que tenía niveles Olímpicos, aunque sólo competía con otros
reyes.Alejandro Magno también tenía respeto por las mujeres y luego de tomarlas
cautivas después de alguna invasión, las protegía de sus propias tropas,
tratándolas como si fueran sus hijas.Era conocido por llamar a las reinas mayores
“madre”, para incluirlas como si fueran parte de su familia.Soportó diversas
enfermedades y heridas, desde una piedra que un pájaro soltó en su cabeza,
hasta un caso de hipotermia al cruzar el Cydnus.
Igual, vivió a través de
todas sus batallas.Sin embargo, en el proceso de intentar unificar su imperio,
comenzó a perder el favor de su gente. Los hombres de su armada ansiaban
regresar a casa, pero la gran ambición de Alejandro los forzó a conquistar
incesantemente más tierras.Una vez, estando borracho, peleó y mató a su amigo
Clitus y erosionó por completo el respeto de sus tropas, que ya estaban
descontentas. Los mismos macedonios empezaron a odiarlo, sintiendo que él había
adoptado demasiadas costumbres persas.Por último, la ruina de Alejandro Magno
fue la imposición de la adoración a su persona en las regiones que había
conquistado. El había aceptado una deificación posterior a su muerte, pero ya
tenía un complejo de dios mientras vivía, insistiendo en que sus súbditos se
postraran ante él.En sus últimos días, poco antes de cumplir 33 años, dejó a
varios descontentos con él y echó una sombra sobre su muerte, el 10 de junio
del 323 AC.
A pesar de que su muerte se
atribuye a causas naturales, incluida malaria, un virus estomacal o
complicaciones secundarias por una gripe, por lo menos un informe dice que
murió luego de beber vino envenenado. A pesar de los motivos de quejas,
Alejandro todavía era popular entre sus tropas, y muchos hicieron vigilia
afuera de su carpa mientras su condición empeoraba a lo largo de 12 días. Un
día antes de su muerte, los soldados marcharon por su lecho para honrarlo.
Finalmente embalsamaron su
cuerpo y lo colocaron en un sarcófago de oro que fue enviado a Memphis, Egipto,
y transportado luego a su lugar de descanso en Alejandría. Sin ningún heredero
designado para sucederlo, el imperio de Alejandro fue traspasado a sus
generales y oficiales, quienes se convirtieron en gobernadores de secciones y
no fue mucho antes de que el imperio dividido cayera. Pero siendo un hombre tan
grande, no fue fácilmente olvidado. En el 89 AC. Ptolemy IX derritió su
sarcófago para forjar monedas de oro, y enfureció tanto a la gente con esta
profanación que se dice que fue eventualmente asesinado.
¿Conspiración?
Fue uno de los líderes más grandes de todos los
tiempos. Su implacable determinación e ilimitada ambición derrotaron armadas
cinco veces más grandes que la suya y sigue siendo el único occidental que
alguna vez conquistó Afganistán, ejerciendo tal poder sobre su gente, que estos
lo seguirían hasta los confines de la tierra. Sin embargo, su muerte a los 32
años sigue siendo un misterio hasta el día de hoy.¿Fue Alejandro Magno un héroe
legendario cuyo impacto reverbera alrededor del mundo hasta el día de hoy, o un
tirano asesino que bañó con sangre a Asia y pagó con su vida? El misterio
comienza con dos informes históricos distintos sobre los últimos días de
Alejandro.Ambos concuerdan en que a Alejandro le tomó 12 días morir y que
durante esos días apenas era capaz de moverse de su lecho de muerte.
Pero una versión sostiene que murió de fiebre luego
de beber en demasía; la otra es más siniestra, sugiere que sufrió una muerte
lenta y agónica por envenenamiento. ¿Asesinato o enfermedad? Ese es el reto del
detective John Grieve ( Ex- Agente de Scotland Yard) y su equipo de expertos
que esperan descubrir ¿QUIÉN MATO A ALEJANDRO MAGNO?En el curso de su
investigación el detective Grieve viaja al lugar de origen de Alejandro en la
Antigua Macedonia, obteniendo información vital sobre sus proezas militares,
habilidades como líder y sobre la intriga política que rodeó a la víctima real.
Un conquistador heroico para sus compañeros macedonios, Alejandro también hizo
muchos enemigos.
La mayoría de los asesinatos son cometidos por los
más cercanos a la víctima. El Dr.Harold Burztain, líder mundial en psicología
forense, de Harvard, se introduce en el complejo carácter de Alejandro para
explicar cómo él inspiraba tanto miedo como celos entre su círculo más íntimo.
En ¿QUIEN MATO A ALEJANDRO MAGNO? expertos historiadores ayudan a separar la
ficción de los hechos y por primera vez, la tecnología más avanzada es usada
para dirigir la examinación forense de los últimos días en la vida de
Alejandro, dándole al detective Grieve claves vitales para su investigación.
Grandes
Hazañas
En el 335 AC Alejandro somete a la gran ciudad de
Tebas durante una revuelta. Tomó por asalto la ciudad con gran fuerza y tomó a
30.000 como esclavos.
Aunque Alejandro es recordado por su gran carácter y valor, es más
recordado por haber conquistado en poco tiempo vasto territorio.
Al liderar a sus tropas, siempre vestía marcas diferenciadoras para que
sus enemigos lo reconocieran desde lejos, dos largas plumas blancas en su
sombrero, por ejemplo, lo separaban de otros soldados.
Alejandro derrotó Persia dos veces, a pesar de ser menos en número, y
tomó como sus prisioneros al Rey Darius y a su madre.
A pesar de ir al frente de su armada, Alejandro siempre sobrevivió a
las batallas, no cualquier cosa, considerando el número de luchas en las que
estuvo.
Durante la batalla contra los Mallians, una flecha le perforó el pulmón
y eso enfureció tanto a las tropas que pasaron por la ciudad masacrando a todo
el mundo. Sin embargo, Alejandro sólo se había astillado una costilla y roto un
pulmón.
Al invadir Samarkand, fue alcanzado nuevamente por una flecha, lo que
le imposibilitó montar. Su caballería lo llevó de vuelta, pero la infantería se
puso celosa, y Alejandro permitió a cada unidad hacerlo en turnos.
Alejandro Magno fundó varias ciudades y colonias, incluyendo la más
famosa, Alejandría , en Egipto. Los egipcios lo veían como su salvador del
imperio Persa y lo coronaron como su Faraón. La ciudad, situada en el río Nilo,
se convirtió en un centro comercial y educacional.
Para unificar sus colonias, él alentó los matrimonios interraciales y
para dar el ejemplo se casó con una segunda esposa persa, Stateira. Su armada
también aglutinaba soldados de varias provincias. E introdujo una sola moneda
en las regiones bajo su mandato. Es más, unificó a toda su gente bajo una misma
religión: la adoración de ningún otro, excepto él mismo.
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La figura de Alejandro Magno quizá sea de las más atractivas de la
Historia. En sus treinta y tres años consiguió conquistar el mayor Imperio
alcanzado hasta ese momento, llegando a las tierras bañadas por el Indo y
dominando la mayor parte del continente asiático. Sus hazañas le han convertido
en un mito y, en algunos momentos, en casi una figura divina, posiblemente por
la profunda religiosidad que manifestó a lo largo de su vida. Hijo del rey Filipo II de
Macedonia y de la princesa Olimpia, perteneciente a la familia real del
Epiro, Alejandro nació en el mes de agosto de 356 a. C.
La sucesión al trono macedonio
correspondía a un hermanastro llamado Arrideo, hijo de Filipo y una bailarina,
pero fue tajantemente rechazado por su deficiencia mental. Esta situación ponía
a Alejandro en primera línea sucesoria por lo que fue educado como un príncipe
heredero. Su primer educador fue Leónidas, pariente de su madre, encargándose
de la educación física del muchacho. Lánice sería su institutriz, aficionándole
a los poemas de Homero y de
Eurípides.
El joven pronto manifestó una gran afición a la lectura, especialmente los
poemas épicos donde se loaban a los héroes de los que descendía. Imitar a esos
héroes se convertirá en una de las obsesiones de Alejandro.
Tanto Leónidas como Lánice estaban vinculados a Olimpia lo que no era
motivo de confianza para Filipo. El rey decidió que su heredero se educara en
una auténtica academia por lo que el príncipe fue enviado a la ciudad de Mieza.
Una vez formado, Alejandro fue puesto bajo la tutela de Aristóteles,
quien continuó con la educación griega que estaba recibiendo. Corría el año 342
y el joven príncipe contaba con 14 años. Aristóteles impulsó el interés de su
discípulo por la geografía, la medicina, la poesía, la zoología, la botánica.
Entre preceptor y alumno surge una interesante relación que perdurará en el
tiempo, influyendo la doctrina del filósofo en la manera de actuar de
Alejandro. Paralelamente a esta formación académica, el príncipe continuó con
su formación atlética y militar, crucial para los diversos hechos de armas
vividos por Alejandro.
Durante estos años entablará un estrecho contacto con algunos militares
que se convertirán en auténticos compañeros de batalla. Uno de ellos fue Clito,
hermano de Lánice, asesinado por Alejandro tras beber más vino de lo
conveniente en una fiesta. Clito manifestó su rechazo a la comparación del
príncipe con los dioses, así como exigió para las tropas una pequeña parcela
del protagonismo obtenido tras las batallas. Estos comentarios, realizados
posiblemente bajo los efluvios del alcohol, provocaron la ira de Alejandro y el
asesinato de su gran amigo. Dicen los cronistas que estuvo tres días con sus
noches sin beber ni comer, arrepentido de tan repulsivo acto. Será una de las
numerosas muestras de la crueldad que surgía ocasionalmente en el mítico
Alejandro.
El mejor amigo de Alejandro sería Hefestión, su mano derecha y un fiel
aliado, descubridor de varios complots contrarios a Alejandro lo que motivaría
el fortalecimiento de la amistad. Hefestión fallecería víctima de los abusos de
la bebida, rehusando los consejos médicos que le aconsejaban moderación. La
muerte de Hefestión dejó tocado a Alejandro, quien intentó dispensar a su buen
amigo honores divinos. Las relaciones con su padre no parecen muy fluidas,
incluso algunos especialistas se refieren a un posible complejo de Edipo para
explicar esa tumultuosa relación filial.
El matrimonio de Filipo con una joven aristócrata macedonia motivaría
el exilio de Olimpia, acompañada poco después por Alejandro. Se especula con la
posibilidad de la participación del propio Alejandro en una conspiración contra
Filipo. Un año duraba el destierro y, tras ese periodo, se producía la
reconciliación entre padre e hijo, lo que motivaba el regreso de Alejandro a la
corte y a sus tareas gubernamentales y militares. A los 16 años participa en su
primera campaña militar, luchando contra los tribalos y los ilirios, pueblos
asentados en la frontera norte del país, adquiriendo los más duros métodos
militares. Dos años más tarde comandaba la caballería macedonia que destrozaba
a los griegos en la batalla de
Queronea (338 a. C.).
Alejandro es considerado el heredero legítimo de la monarquía
macedonia, estrechando desde este momento los lazos con su madre, una mujer
temperamental y ambiciosa que sólo deseaba ver a su hijo en el trono. Ese
carácter ambicioso también será característico de Alejandro, manifestando una
compleja personalidad en la que destaca su generosidad, el autocontrol y la
impetuosidad, sin menospreciar su testarudez. A medida que transcurran los
años, nos encontraremos con un Alejandro desconfiado e incluso cruel en algunos
momentos, mostrando el aspecto más "macedonio" de su personalidad.
Para solucionar los problemas provocados por el destierro de Olimpia, Filipo
decide casar a su hija Cleopatra con su cuñado, Alejandro el Epirota. Durante
la ceremonia Filipo era asesinado a manos de Pausanias, lo que motivaría el
ascenso de Alejandro al trono en al año 336 a. C. Desconocemos si Olimpia o
Alejandro alentaron a los autores del magnicidio. El sucesor era demasiado
joven y tuvo que hacer frente a un grupo de cortesanos que no eran partidarios
del nuevo rey. Actuó sin condescendencia, eliminando a los especialmente
peligrosos como Atalo, tío de la esposa macedonia de Filipo, o su primo Amintas.
El papel desempeñado en estos momentos por su madre será crucial ya que
otorgará la necesaria fortaleza al joven rey. El ascenso de Alejandro al trono
contó con el inestimable apoyo de los militares que colaboraron con Filipo en
sus victoriosas campañas. Una vez sofocados los problemas
sucesorios, Alejandro se dispondrá a fortalecer la frontera norte, donde
unos bárbaros procedentes de Centroeuropa amenazaban la integridad territorial
del reino macedonio. A pesar del mayor número de las tropas enemigas, Alejandro
acabó con ellos de manera fácil, poniendo de manifiesto su valentía y su
capacidad estratégica.
Los griegos habían apreciado en la muerte de Filipo su oportunidad para
deshacerse del yugo macedonio. Tebas se erigió como cabeza de la rebelión,
aprovechando que el heredero al trono macedonio era un joven e inexperto
príncipe. Alejandro se dispuso a hacer frente a los opositores, poniendo en
marcha una campaña contra Tebas, arrasando la ciudad, y Atenas. A los 20 años
Alejandro ostentaba los cargos que fueron anteriormente de su padre: comandante
supremo de la Liga Helénica, comandante en jefe de la Liga de Corinto y
presidente de la Liga Tesalia.
De esta manera se ponía de manifiesto que el joven rey era el dueño
absoluto de Grecia, continuando la política expansionista de su padre, de quien
heredó la inteligencia política y la energía. Las tropas estaban dispuestas
para la lucha. Las temidas falanges macedonias, constituidas por aguerridos y
fieros combatientes en formación compacta, armados con lanzas de casi cinco
metros, la poderosa caballería y los contingentes de tropas auxiliares estaban
preparados para ponerse a disposición de su rey, que iría al frente de ellas,
participando en la batalla como un combatiente más. El siguiente objetivo del
rey macedonio es la conquista de Asia, teniendo en los persas a un enemigo
histórico.
El proyecto ya estaba en la mente de Filipo, quien había establecido
posiciones en los territorios de la Tracia y el norte del mar Egeo, excelentes
puntos de partida para futuras expediciones. Alejandro cogió el testigo y
convenció a las demás ciudades helénicas de los beneficios de la empresa
asiática, dotando la campaña de un significativo panhelenismo. La conquista de
los territorios del Imperio Persa
solventaría buena parte de los problemas de la población helena, a la vez que
se vengarían las afrentas sufridas a manos de los persas en el siglo V a. C. En
la primavera de 334 a. C. Alejandro salió de la ciudad de Pella, capital de
Macedonia, y durante once años se dedicará a conquistar todas las regiones de
Asia, una de las empresas más complicadas de la Historia Antigua. Antípatro
queda como regente de Macedonia, provocando una manifiesta tensión con Olimpia.
El ejército de Alejandro estaba constituido por unos 19.000 infantes y
4.000 jinetes, a los que debemos sumar 7.000 arqueros y 900 unidades de tropas
auxiliares. El Imperio Persa contaba con un ejército infinitamente superior;
unos 50.000 mercenarios griegos y más de 30.000 soldados procedentes de las
levas, junto a la famosa guardia personal del rey, llamados los diez mil
inmortales, y las tribus de las montañas. Las provincias imperiales más
alejadas estaban controladas por puestos fortificados y los recursos imperiales
eran casi ilimitados, producto del ajustado engranaje de la maquinaria política
y administrativa persa. A pesar de las contundentes diferencias, Alejandro
obtendrá la victoria.
Las tropas helénicas llegaron a Asia Menor
con la confianza de contar con la ayuda de las ciudades griegas ocupadas por
los persas desde hacia bastante tiempo. Sin embargo, en estas ciudades se había
producido una significativa prosperidad económica que era amenazaba con la
llegada de las tropas de Alejandro. Esta es la razón por la que en ciudades
como Mileto o Halicarnaso el monarca helénico se encontró con una encarnecida
resistencia hasta su definitivo sometimiento. La primera victoria sobre los
persas tuvo lugar en la batalla de Gránico, en el mes de junio de 334.
Alejandro obtenía además una importante victoria moral y el apoyo de algunas
ciudades griegas de Asia. La campaña no había hecho nada más que empezar.
En abril del año 333 Alejandro llega a la ciudad de Gordion donde
existía una curiosa leyenda. Quien desatara el nudo del yugo del carro de Midas se
convertiría en el dueño de Asia. Sacando su espada, Alejandro cortó el nudo.
Esta anécdota, quizá falsa, será aprovechada como propaganda de las futuras
conquistas a realizar. Desde allí se encaminará hacia el sur llegando a la
ciudad cilicia de Tarso donde Alejandro cae enfermo, tras tomar un baño frío
cuando estaba agobiado por el calor. La siguiente campaña se inició tras el
paso de las Puertas Cilicias que franqueaban el acceso hacia la costa fenicia y
Mesopotamia. En noviembre del año 333 tuvo lugar la famosa batalla de Issos.
Las tropas persas eran dirigidas personalmente por el rey Darío III
Codomano pero un error táctico y la valentía de los helenos dieron la
victoria definitiva a Alejandro. Darío huyó mientras su familia era capturada.
Su madre, Sisigambis, su esposa, Estatira, sus hijas Estatira y Dripetis y un
varón llamado Oco caían en manos del rey macedonio, siendo tratadas con
especial dedicación, concediéndoles las atenciones propias de su realeza y sus
atributos.
En Damasco
se hizo con el tesoro real persa, aportando una necesaria inyección económica a
los escasos fondos con que contaba Alejandro. Darío intento llegar a un pacto
con Alejandro lo que colocaba a ambos mandatarios en una cierta situación de
paridad. Siguiendo una política de acercamiento con los pueblos vencidos,
Alejandro mantiene una estrecha relación, aunque no se habla de matrimonio, con
la noble persa Barsine, viuda de Memnón e hija de Artabazo. Plutarco nos la
presenta como una bellísima mujer, distinguida y educada en la cultura griega.
De esta relación nació un hijo llamado Heracles del que no tenemos
noticias. El monarca macedonio empezaba a ser considerado como una seria
amenaza para los persas. Sin embargo, Alejandro decidió dirigir sus pasos hacia
Fenicia y Palestina. En Tiro y Gaza encontró una contundente resistencia. La
primera ciudad sufrió un asedio de seis meses mientras que la segunda resistía
durante dos meses. Alejandro resultó herido en un hombro y sus tropas tuvieron
numerosas bajas lo que se reflejó en el inmisericorde trato que recibieron los
derrotados. Los habitantes de las ciudades que sobrevivieron a la masacre
fueron vendidos como esclavos.
Desde Palestina pone rumbo a Egipto, campaña en la que apenas hubo
resistencia por parte de las guarniciones persas. Alejandro fue recibido en
Egipto como un auténtico héroe ya que les liberaba de la sumisión persa, especialmente
en el plano religioso. El macedonio sacó partido de estas diferencias ya que
adoró a los dioses egipcios y reconstruyó algunos templos que se encontraban en
delicada situación. Con estos gestos acabó por ganarse la voluntad del pueblo
egipcio, especialmente del clero. Se hizo cargo del gobierno del país,
nombrándose faraón y dividiendo el territorio en tres zonas dirigidas por
funcionarios egipcios, aunque la fuerza militar que supervisaba la seguridad
era macedonia.
En el delta, Alejandro fundaba la famosa ciudad de Alejandría, la
primera que llevaría su nombre. Una vez dueño de Egipto, el rey macedonio
decidió emprender la acción más impactante de su aventura asiática: tomar el corazón del
Imperio Persa. Se dirigió hacia el curso alto del Eufrates, donde fundó
Niceforio, y llegó hasta el Tigris sin apenas encontrar resistencia. Darío
ofreció 10.000 talentos de oro por el rescate de su familia así como el control
de todos los territorios al oeste del Eufrates. Alejandro rechazó esta oferta
lo que provocó tensiones con algunos generales.
El rey persa pasó a la ofensiva y organizó un potente ejército con el
objetivo de rechazar a tan peligroso y altanero enemigo. Reclutó un amplio
número de tropas en la zona oriental de su Imperio y se fue al encuentro de los
macedonios. En el mes de octubre del año 331 tuvo lugar la definitiva batalla
de Gaugamela. Alejandro atacó el centro de las tropas persas lo que rompió sus
líneas, provocando la huida de Darío y una desbandada generalizada. La nobleza
persa veía como su rey era vencido por segunda vez consecutiva y decidió
prescindir de él. Darío fue asesinado y
Alejandro se prestó a un paseo triunfal por el maltrecho imperio. En Babilonia
fue recibido como un libertador y colmado de honores.
Desde allí se dirigió a Susa y Persépolis, las capitales imperiales.
Persépolis fue incendiada en un gesto difícil de entender y que fue duramente
criticado por Parmenión, uno de sus más importantes generales. La captura del
tesoro real permitió la contratación de nuevos mercenarios, dirigiéndose hacia
un nuevo objetivo: la ciudad de Ecbatana. Allí licenció las tropas griegas de
la Liga de Corinto aunque la expedición conquistadora continuaba. Las satrapías
superiores de Bactriana y Sogdiana serán los siguientes objetivos ya que hacía
allí se habían dirigido los asesinos de Darío.
Esta parte de la campaña militar de Alejandro será la más complicada
debido al rigor del clima, los ataques de las tribus montañesas en forma de
guerrilla y lo desconocido del terreno. La dureza del avance provocó una
sensación de descontento entre las tropas macedonias, aumentando el ambiente
contrario al rey, reflejado en las crecientes conjuras contra Alejandro que se
empiezan a desarrollar. Otro de los motivos de la distancia abierta entre el
rey y sus tropas será la política de
alianzas con la nobleza irania establecida por Alejandro.
Dentro de esta política encontramos la boda con una princesa irania
llamada Roxana, hija de Oxiartes, con quien tendrá un hijo póstumo llamado
también Alejandro. Plutarco nos cuenta que Alejandro se casó profundamente
enamorado aunque no debemos dejar de lado la cuestión diplomática del enlace.
Con este matrimonio reforzaba la orientalización de su política, lo que aumentó
la desconfianza de un amplio sector de militares macedonios. Los territorios
más septentrionales del Imperio Persa eran ocupados en el 328, alcanzando la
frontera del río Jaxartes. Desde allí Alejandro decidió descender hasta la
India.
Para ello reforzó con tropas persas su contingente militar, cada vez
más cansado y mermado de sus originales efectivos. Se alió con algunos reyes
indios para facilitar la conquista del territorio aunque no consiguió reducir
la dureza de la campaña debido la pertinaz resistencia de los indígenas. Uno de
los encuentros más duros tuvo lugar con el rey Poro, una especie de gigante con
el que Alejandro se enfrentó en el 326, a orillas del río Hidaspes.
La victoria cayó del lado del macedonio y Alejandro pensó en continuar
con su expedición conquistadora dirigiéndose hacia el Ganges, una vez superado
el Indo y llegado al río Hífasis. Pero las tropas estaban cansadas tras más de
ocho años de aventura por lo que el regreso se convertía en la mejor medicina
para todos, excepto para Alejandro. Siguiendo el curso del Hífasis llegaron
hasta la ciudad de Patala, luchando duramente con los indígenas y sufriendo la
rebelión de los reyezuelos anteriormente sometidos. Desde Patala se organizó el
regreso, dividiéndose el ejército en tres cuerpos dirigidos por Crátero, Nearco
-quien costearía con una flota el territorio hasta el Golfo Pérsico - y
Alejandro.
En los diferentes territorios conquistados se realizarán continuas
fundaciones de ciudades, llamadas Alejandría, que servirían para un estricto
control de la zona donde se asentaban. Arriano hace referencia a continuos
escarceos amorosos de Alejandro en estos años, posiblemente motivados por la
ausencia de heredero. Quizá sea ésta la causa de la boda con otra Barsine en el
año 324, dentro de las multitudinarias bodas de Susa donde 80 de los militares
más destacados casaron con princesas persas. Barsine era la hija mayor de Darío
III y fue asesinada por Roxana antes del nacimiento de Alejandro IV. Según
Aristobulo, en esta multitudinaria ceremonia también se casó con Parisátide, la
hija de Oco.
Los últimos años de Alejandro están caracterizados por las continuas
purgas realizadas entre sus estrechos colaboradores como se pone de manifiesto
en el proceso y ejecución de Filotas. Filotas era hijo de Parmenión, dos de los
más insignes militares del ejército macedonio. Se convirtió en un estrecho
colaborador del rey, despachando en su tienda dos veces al día. Pero la
relación entre ambos se fue distanciando y Filotas no informó a su señor de una
conjura que tuvo lugar en la ciudad egipcia de Frada.
Esta actitud provocó su detención y posterior proceso acusado de
traición. Condenado a muerte, fue ejecutado junto a otros personajes acusados
de participar y ocultar el complot. El propio Parmenión también será asesinado.
Algunos especialistas intentan explicar estas crueles respuestas de Alejandro
basándose en la peculiar situación de su Macedonia natal, donde el poder
nobiliario provocaba continuos enfrentamientos con la monarquía que debían ser
sofocados de manera ejemplar.
Las revueltas de tropas, víctimas del agotamiento y de la continuada
ausencia de sus alejados hogares, también serán características de estos
momentos finales. Durante la celebración de los Juegos Olímpicos de 324
Alejandro anunció una de sus medidas más controvertidas: el obligatorio regreso
a las ciudades griegas de los exiliados. De esta manera conseguía un amplio
número de incondicionales dispuestos a defender la política del rey ante los
posibles conatos de rebeldía que se produjeran en las polis. Sin embargo, el
decreto era una auténtica bomba ya que amenazaba la estabilidad política y
económica de toda la Hélade.
Alejandro era visto por todas las ciudades griegas como un auténtico
tirano, el peor cáncer para Grecia, consiguiendo un amplio número de enemigos
que no llegaron a actuar por la temprana muerte del rey. Aquí debemos encontrar
las bases para el desarrollo de una auténtica leyenda negra en torno a la
figura de Alejandro, presentado desde ese momento como una persona
excesivamente aficionada a la bebida, de promiscua ambigüedad sexual, cruel y
megalómana.
A punto de cumplir los 33 años, el 30 de junio de 323 a. C., fallecía
Alejandro en Babilonia. Arriano apunta a un posible envenenamiento promovido
por su anterior maestro, Aristóteles. Engels consideró que murió de malaria
mientras que Schachermeyr plantea la leucemia como la causa de la muerte. Tras
de sí Alejandro dejaba una serie de proyectos de expansión, siendo el más
importante el control de la península Arábiga, fundamental para el comercio de
especias. El inmenso territorio conquistado será dividido a su muerte entre sus
generales, abriéndose el periodo conocido como Mundo Helenístico.


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